En casa de Armando y Karmina todo se desliza con tranquilidad, parece una película de la familia feliz.

Son los primeros días de estancia de su nuevo hijo adoptivo. Fernando se comporta cariñoso. Se levanta a las 6:30, hace gym una hora, para las 8.00 tiene listo el desayuno para los tres, y al terminar lava los trastos. Para su edad muestra mucha disciplina, es obsesivo con el orden y la limpieza.

A sus padres les sorprende saber, que mantiene un ingreso regular, vendiendo asesorías sobre aplicaciones en celulares, instalación de sistemas de seguridad, vigilancia y y telecontrol de equipos. Pasa varias horas del día atendiendo clientes por medio de su celular. A Romina le ha enternecido que su hijo le haya pedido su teléfono, para hacerle ajustes, y con él, ya puede enciender el auto, apagar luces, que un asistente virtual le lleve la agenda, otro sinfín de funciones que desconocía.

El joven ha asaltado la biblioteca de Armado y se ha enfrascado en libros de Poe, Lovecraft, Quiroga y otros. Por las tardes, es asiduo a recorrer museos y otros sitios de interés de la ciudad, de los que toma abundantes apuntes.

Se ofrece acompañar a Romina a sus labores altruistas, pero ella no acepta, _eres muy joven hijo, no quiero involucrarte con un ambiente tan depresivo, con personas que sufren, tu eres joven goza la vida_, le dice.

Para Armando esos días han sido complejos, por un lado se asombra de ese lado lindo de su hijo. Por el otro, mantiene fresca el momento en que, bajo los influjos del alcohol, mantuvo una experiencia sexual con él. Hay momentos en que al recordar lo que pasó, sus mejillas palidecen de vergüenza; y en otros, cómo cuando va al retrete, que su ojete adolorido le trae recuerdos de la noche en que su hijo lo poseyó, y entonces su miembro endurece al máximo.

En todo momento ambos se comportan como si no hubiera pasado nada. En el rostro del muchacho no hay ningún detalle que evidencie lo que paso. Su mirada es cariñosa y hasta tierna, sonríe relajado y sus abrazos y besos, son los que un hijo genuinamente da a sus padres. En ninguna conversación, solos o acompañados, hay comentario alguno que delate, la lujuria y morbosidad que se esconde tras ese rostro joven que raya en la ingenuidad. 

Si, definitivamente parece una familia feliz, pero eso está a punto de cambiar.

Romina informa que el viernes por la noche, le toca estar de guardia entre 8 y 12 pm en el Dispensario de la parroquia. Fernando, se ofrece cariñoso a acompañarla, _quiero aprender a ser bondadoso como tu, mami_ . Pero ella vuelve a rechazar la oferta, _qué vas a hacer tu, en ese ambiente de pobreza, decrepitud y dolor?_ argumenta. Esa noche ella sale luciendo sus hermosos 38 años y se despide besando la mejilla de su marido y su hijo. _No me esperen despiertos, llegaré pasada medianoche_  les advierte.

Fernando propone que vean una película juntos, pero Armando, aún acojonado por lo que ocurrió hace días, prefiere irse a dormir.

El muchacho se encierra en su habitación indagando con interés algo en su celular. Permanece así hasta cerca de las 12:30, luego, en cierto momento, baja al porche y se sienta en medio de la oscuridad. Unos segundos después, se abre la puerta de la cochera y entra Karmina.

_¿Qué haces aquí, hijo?, por qué no estás durmiendo, cariño?_.

_Te estaba esperando, mami, tenemos que hablar_. La voz del muchacho ha cambiado, hay cierta calma estudiada y tensión contenida. _ Lo siento mucho honey, vengo exhausta, me tomaré un wisky y me meteré a la cama, mañana lo hablamos, si?_ Dice mientras acaricia su mejilla, para luego ir hacia la cantina, prestando muy poca  atención a lo que ha dicho su hijo.

Él la sigue, y mientras ella se sirve la bebida, los ojos del chico admiran su figura, mide menos de 160, de piel blanca, con una cintura pequeña que realza un culo macizo, sus tetas son normales, pero usa sostén con relleno, que le hacen ver mas voluminosos, sus altas zapatillas hacen, que sus delgados tobillos contrastan con el volumen torneado de sus piernas y pantorrillas. Su pelo es abundante, ondulado, en este momento su tono es castaño y cae hasta un poco abajo de sus hombros. En su hermoso rostro sobresalen el tamaño de sus grandes ojos cafés, y la forma de sus labios, que a pesar de la edad, y tal vez algún secreto procedimiento, siguen tan exhuberantes como los de una veintiañera.

Tomando su bolso en una mano y la bebida en otro, empieza a subir la escalera y se dirige hacia su habitación en la planta alta, desde el sillón de la sala con voz pausada, dice _necesito que hablemos ahora, mamá_.

_Oh cariño, que puede ser tan importante que no pueda aguardar hasta mañana?_ Él se levanta, y se aleja hacia su cuarto en la planta baja. _Ok, si no puedes, no hay problema, lo hablaré mañana con papá_

Camina parsimoniosamente hacia su cuarto.

_Buenas noches mami_ dice fuerte, pero sin voltear a verla, _supongo que estas cansada luego de esa cogida que te acaba de dar el padre Ossiel_

(El momento en que alguien lee cada palabra y párrafo, es algo mágico y valioso, por eso, al redactarla, trato de poner todo mi empeño para tratar de compensar tu generosa atención. Lectora, Lector, saber si te impacta o no, y cómo, es importante para mi. Gracias por tu comentario, regaño y sugerencia.)