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Fecha: 18-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Amor filial

La Fiesta de mi Hermana V

JPSanyoto
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Una nueva complicación surge entre los hermanos y Amanda. Version para imprimir

La Fiesta de mi Hermana V

—¿Tan duro te mordí? —me pregunta, apenas nos saludamos.

—¿Ahh? —pregunté sin entender.

—El labio inferior, que sí tan duro te lo mordí. Lo tienes hinchado y morado.

—¡Ahh! Eso, ya te cuento. Cuéntame tú.¿Qué pasó anoche?

—Pasó lo que te dije iba a pasar, antes de que él llegara me tomé unos tragos, los suficientes para que él notara que estaba bebida. Marcos llegó haciéndose el ebrio, así que al ir acostarse y antes de que se durmiera le dije: —me iba contando mientras subimos y entramos a mi departamento— Tengo dos meses sin sexo, estoy cachonda y quiero sexo, me coges bien cogida ahora mismo o de una salgo a la calle a buscar quien lo haga. Se me quedó mirando y yo lo miré muy seria. Él quiso decir algo inteligible por la supuesta borrachera y hacerse el desentendido. Y yo hice como sí el hubiese dicho que no me iba a complacer, y me fui al vestier y empecé a alistarme para salir, a cambiarme de ropa y maquillarme y perfumarme. Tendrías que haberlo visto. Tambaleándose simulando la borrachera, quiso ponerse a discutir, y le dije muy calmada aguantando la risa, que dejara la pelea para cuando yo volviera y él estuviera sobrio, entonces me dijo que no me fuera, que lo esperara que se iba a dar un baño para espabilarse y me cumplía de inmediato —mientras yo hacía café para los dos— Me puse un babydol bien sexy y con una pose digna de playboy lo esperé en la cama. Al salir del baño se metió de una en la cama. Aunque no lo creas yo estaba cachonda, toda la situación me superó y me excitó, pero también por un momento estuve a punto de arrepentirme, pero entonces recordé las veces que me ha mentido y que su madre lo apañó y se me pasó.Finalmente mi excitación fue en aumento y lo hicimos, puse mi empeño y me moví bien, lo provoqué y él acabó rápido y siendo sincera también yo acabé —ya sentándome con ella en la isla de la cocina a tomarnos el café— Esta mañana despertó muy cariñoso, y no lo quería cerca de mí, sentí repulsión, me quiso pedir perdón, pero lo ignoré y entonces empezó a pelear, a sacar razones absurdas de por qué él se ha estado alejando o por qué a veces lo hace ydejandoclaro que está consciente de lo que ha estado haciendo y lo que hace con alguien más.

—¿Entonces estás decidida? —dije algo preocupado, a pesar de ser consciente que no he sentido culpa ante las dos situaciones que recién acabo de vivir, sé que no está bien. En lo que creo me estoy complicando es en como esto va a seguir porque la idea primera no me molesta realmente, es lo otro que pasó con mi hijalo que aún me tiene asombrado.

—Más que decidida Nano, te voy a confesar que cuando estaba adolescente, muchas veces fantasee contigo, pero no solo en lo sexual. Te veía como un príncipe ¿sabes? Yo podía pasar horas imaginando una historia de princesa rescatada por ti. Planeé muchas situaciones entre los dos cuando te fuiste por segunda vez, y me envalentonaba hacer algo cuando volvieras a casa, pero me acobardaba cuando volvías en las vacaciones, solo con mis amigas era que me atrevía a hacer algo y ya viste era solo mostrarte las tetas, después cuando empezaste a ir con Tamara, ni loca pensabaen intentar algo, ya finalmente me di por vencida cuando te ibas a casar.

Marcos me ha dado muy buenos momentos, pero hace mucho tiempo que dejé de verlo como alguien con quien quisiera envejecer.

—¿Y conmigo te imaginas envejeciendo? —pregunté algo asombrado.

—¡No! Aún no, pero ganas no me faltan y quiero intentarlo al menos disfrutarlo mientras dure. Sé que esto no es lo debido, pero en este mundo perverso no creo que sea la única que lo desee o que haya pasado por esto mismo. Y te voy a contar algo que omití la otra noche…

—¿Qué? —temiendo algo peor.

—La Chucha, me confesó una vez que ella lo había hecho con su papá…

—¿Noooo? ¿En serio? —dije con mi mayor asombro pensando en Amanda y lo que pasó.

—Sí, que ella lo sedujo una vez que llegó algo ebrio a su casa. Su mamá no estaba en casa, no recuerdo la razón, pero se aprovechó de la situación y lo empezó a calentar. Ya ella había tenido muchas relaciones cuando pasó, así que no le fue difícil saber como provocarlo. Algunas las intenté contigo —dijo con cara de decepción— pero creo que fue “esa” confesión de ella la que despertó en mí ese morbo, sobre todo porque ella dijo que nunca se había sentido tan excitada por lo prohibido de la relación. Y para muestra un botón, en mi casa cuando me agarraste las nalgas, me mojé de inmediato. No recuerdo en ningún momento de mi vida algo o alguien que me haya hecho humedecer tan rápido, como tú con solo agarrarme las nalgas de la forma que hiciste... ¿Tú qué piensas o qué tienes que decir al respecto?

—Siendo sincero, hasta antes de esa noche nunca te había visto en plan sexual, siempre admiré que tuvieras un hermoso cuerpo y esas nalgas por dios, siempre las vi muy hermosas, pero te juro que más allá de eso jamás, ni antes de casarme que te desnudabas con tus amigas, siempre supuse que alguna de ellas era la que estaba enamorada. Pero estoy seguro que todo lo que pasó el sábado en la madrugada fue una acumulación de situaciones, cuando te sentaste en el mueble la primera vez y encendías un cigarrillo, le di una ojeada a tu sexo y como se marcaba en tu prenda intima me excitó, y juré verlo una sola vez para que no me pillaras viéndolo más adelante. Pero mi vista periférica no me dejó en paz. Desde ese momento que sentaste a beber conmigo me puse erecto, y logré disimularlo toda la noche. Hasta que te paraste frente a mí mostrándome conscientemente tus nalgas, estuve atormentándome y cuestionándome por tener pensamientos indebidos contigo. Pero ver tus nalgas desnudas ante mí fue una oportunidad que no podía dejar pasar. Fue automático que mis manos fueran a por ellas. Y vamos tenía cerca de tres meses sin sexo con alguien, vivía cayéndome a pajas.

—Dime, algo y quiero que seas sincero conmigo, ¿Alguna ves en la vida le montaste los cuernos a tu mujer?

—¿A donde quieres llegar con eso? —pregunté con cautela.

—A algo que me pasó anoche. Pero te cuento luego que me respondas.

—Cuando tenía un año de casado y trabajaba en la emergencia del Hospital Mayor, hubo una enfermera que era un espectáculo de persona. Y espectáculo me refiero a que era un 10 en todo. Era hermosa, tanto por fuera como por dentro, era bellapersona, tenía un cuerpo increíble, delgada, pero con curvas, y una personalidad que era un imán, súper simpática, jovial, divertida, bromista, educada, elocuente, atenta y dispuesta a ayudar a cualquiera sea la situación que sea. Y siempre estaba sonriente. Nunca la vi en plan de que pasara algo entre los dos ni intenté nada. Eso fue lo que a ella le atrajo de mí según me dijo, pues todo el mundo le echaba los perros en todas partes y a cada rato. Inclusive varios doctores y jefes de departamentos vivía haciéndole todo tipo de atenciones. Entonces ella empezó a cortejarme a mí, lo hizo de forma muy evidente e inclusive bromeaba delante de sus otras compañeras al respecto. Yo no lo tomé en serio y me divertía al respecto. Yo estaba enamorado de Tamara, y mis ojos eran solo para ella, por eso no me preocupé por la enfermera ni lo que hacía y ese fue mi error, porque ella aumentó su apuesta. Durante las cirugíasque nos tocaba trabajar juntos ella no se contenía, y teniendo a sus compañeras de cómplices me lanzaba toda la artillería de elogios y piropos hacía mí. Al principio me reía y lo veía como una broma pícara, pero en la medida que pasaba el tiempo las bromas iban en aumento. Ya consciente de lo que pasaba, lo empecé a disfrutar. Me di cuenta que cada vez me sentía mejor al respecto y no esperaba llegar a la clínica para verla. Pero como todo ser humano y hormonal, empecé a mirar su cuerpo, sus formas, ahora todo en ella era llamativo, y un día que entré a una de las habitaciones que usábamos para descansar cuando estamos de guardia, ella se estaba cambiando de ropa. Ver el torso de ella desnudo fue un detonante. Yo cerré la puerta y al voltear allí estaba ella paralizada mirándome fijamente cubriendo sus senos. Me quedé mirándola a los ojos, entonces ella lentamente fue quitando las manos de sus senos. En otro momento los hubiera visto y mi profesión sale a flote y allí no pasó nada. En ese instante no, me quedé mudo admirando sus perfectos senos. Ella se acercó lentamente a mí, mi mano fue en automático a poner el seguro de la puerta y al estar cerca nos empezamos a besar. El sexo fue rápido, desaforado, muy eufórico, había mucha excitación ella y yo acabamos muy rápido la primera vez, nuestros corazones iban a mil por hora y continuamos una segunda vez, igual de intensa, e igual de rápido ambos volvimos a acabar. Estaba pensando en el tercero cuando empezó a sonar mi bíper por una emergencia. Sin decir nada, apurados nos vestimos y salimos a atender la emergencia.

Desde el momento que salí de esa habitación el remordimiento me abrumó de tal manera que me arrepentí de inmediato, durante la emergencia ella se dio cuentay a diferencia que otras veces estuvo callada y desde ese momento todo lo que antes hacía cesó.En mi pensar ella pasó a un segundo plano, en mi cabeza solo pensaba en lo que le había hecho a Tamara, la culpa y el remordimiento me perseguía día y noche. Viví por varios días atormentado por lo que había hecho y estuve a nada de confesárselo a Tamara. Recuerdo ese día, había estado tomando en un bar al que frecuentábamos los médicos y enfermeras al salir del hospital llenándome de valor para hablar con Tamara, pues yo ya no podía con el remordimiento. Cual es mi sorpresa al llegar a casa Tamara me esperaba con la noticia de que estaba embarazada de Amanda.

Al día siguiente hablé con la enfermera, de mil maneras le pedí disculpas siempre elogiándola, no quería que pensara que había algo malo en ella. No quería hacerla sentir mal y mucho menos culpable de algo. Ella fue muy compresible, y también me pidió disculpas, todo fue sorpresivamente muy relajado. Al principio nos costó volver a la normalidad, pero a las pocas semanas ella era la misma de siempre, a los pocos meses me trasladaron al hospital militar y no volví a ver a la enfermera. Hasta que nació Amanda no dejé de sentir remordimiento por lo que había pasado. Y siempre que en algún momento me pudiera sentir atraído hacia alguna chica lo primero que se me viene a la mente es ese remordimiento y allí se acaba esa atracción.

—¡Vaya! siempre pensé que eras un santo. Pero te preguntaba porque anoche después que terminé de hacerlo con Marcos me sentí mal, por todo. Por lo que él hace e hizo, lo que hicimos nosotros, y por lo que estoy decidida a hacer. En fin, me lo cuestioné todo. Estoy decidida a continuar esto, pero tengo dudas en que tú quieras continuar, por como creo que te conozco, asumí que podías cuestionarte todo esto y de algún modo arrepentirte. Y sé que es muy pronto, apenas hemos pensado en lo que pasó, no quiero que pienses que es muy precipitado a pesar de serlo, lo he pensado muy bien y me gustaría intentarlo.

—No creas que no he pensado en ello, pero hay algo más. Amanda…

—Ahhh, ¡Amanda se me había olvidado! —dijo con asombro— ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¿Sí nos vio? —Ahora estaba asustada.

—Sí, nos vio dormidos, nos vio teniendo sexo, nos escuchó todo el tiempo y lo que hablamos entre sexo y sexo.

—¡Nooooooo! —dijo con angustia— ¿Y? ¿Qué pasó? —preguntó alarmada.

—¡Qué no pasó! Emma, Amanda y yo terminamos teniendo sexo.

—¡Queeeeeeeé! —gritó.

—Como lo oyes… —y empecé a contarle todo, desde que llegué a casa y hablamos hasta donde le estaba comprando la píldora del día después. Ella estaba paralizada con la boca abierta del asombro todo el tiempo que le conté lo que había pasado con Amanda.

—Pero Nano, ¿Cómo pudiste?

—¡Coño Emma! Después de contarme lo que te contó y lo que hizo Susana que te llevó a desearme y a lo que hicimos ¿Me vas a cuestionar? —le reproché.

—Verga nano no es lo mismo…

—Es la misma mierda, pero con diferente cachimbo. Así que deja la pendejada porque esto lo empezaste tú y ahora Amanda se arrastró a lo mismo. Ella quiere continuar.

Emma se quedó muda por un momento, debo suponer que pensando en que todo lo tiene que replantear.

—Entonces ¿ahora te tengo que compartir? —preguntó resignada, pero claramente molesta.

—No sé, no he hablado con ella en lo que va a pasar, anoche después de terminar me había empezado a cuestionármelo, pero ella se dio cuenta y me mandó a dormir asegurándome que luego hablaríamos con más calma, simplemente nos acostamos a dormir. No he profundizado en nada aún.

—No te vayas a asustar, pero también me estoy empezando a sentir cachonda en este momento.

También mi sexo se puso muy rápido de nuevo, el cialis aún está haciendo efecto, porque fue una erección muy dura. Allí en la mesa de la cocina nos comimos nuestros sexos hasta la saciedad de cada uno. Luego nos fuimos a mi habitación a seguir la faena.

Nunca había tenido tanto sexo como el que había tenido en esos tres días. Es embriagante y adictivo, nos quedamos dormidos por algunas horas. Ella se fue al mediodía a buscar a mi sobrina al colegio y yo seguí durmiendo. Como yo no tenía preocupación ya que estaba de permiso en la clínica no me preocupé de nada y seguí durmiendo, tenía mucha energía que recuperar porque estaba realmente agotado.

Desperté con la sensación de que estaba a punto de acabar, y cuando me despierto estaba Emma muy concentrada en una sutil mamada que le estaba dando a mi verga y mirándome a los ojos. Cerré mis ojos y me dejé ir en su boca bufando como toro en celo. Ella no dejó escapar nada y relamiéndose los labios subió a besarme depositando en mi boca parte de mi descarga. Al abrazarla me di cuenta que estaba desnuda, con mi sexo aún duro ella se puso a horcajadas sobre él y se dejó caer por completo y empezar a mover su endemoniada cadera en todas direcciones, subiendo y dejándose caer con todo su peso sin dejar de besarnos. Emma estaba desatada, sus gemidos iban en aumento, nuestras carnes aplaudiendo inundaban la habitación

—¿Ahora tengo que ver esto todos los días? —dijo Amanda haciéndonos brincar en la cama, Emma de inmediato se acurrucó a mi lado hundiendo su cara en mi hombro, de la vergüenza.Ser pillados de esa manera asusta a cualquiera.

Estaba bajo el marco de la puerta de mi habitación recostada en uno de sus hombros, con los brazos cruzados en su pecho y con cara de pocos amigos.

—¡Amanda hija! ¿Acabas de llegar? —pregunté nervioso. Mientras acomodaba la sabana sobre nosotros.

—No, llegué y estabas dormido, me fui a acostar y me dormí, pero ustedes me despertaron, entonces vine a avisarte que había llegado y estaría en mi habitación. Bendición tía. —dijo y dando media vuelta revirándome los ojos se fue a su habitación.

—¡Dios! ¡qué vergüenza! —dijo Emma.

Me quedo pensando en lo que acaba de pasar, es tan absurdo y tan abstracto que solo había un camino a seguir.

—Vergüenza nada Emma, tú ya sabías que ella nos había visto, y tú ya sabes lo que pasó con ella. Lo único que hay que hacer aquí es que nos pongamos de acuerdo.

—¿Qué? ¿Pero tú estás loco?

—¿Loco por qué?

—Coño Nano, ¿me estás diciendo en ponernos de acuerdo para qué? ¿Para mantener las dos relaciones? ¿Es eso? ¿Te parece poco?

—¿Emma TÚ te estás oyendo?

—Sí, Nano claro que sé de qué estoy hablando. Eso no puede ser.

—¿Tienes celos? —pregunté cuando de repente esa idea me pasó por la cabeza.

—Obvio Nano, no puedes mantener dos relaciones, sé que yo no soy la mata de la moralidad con lo que estamos haciendo —dijo reflexionando— y conrespecto a lo de Marcos. Pero es una decisión que pienso sostener,y yo no quiero volver a compartir a nadie más.

—Estás siendo egoístaEmma, puedo entender tu punto, pero en esto, en este tipo de relaciones, que creo están fuera del rango de la normalidad, eso no cabe. O te metes de lleno o no.

—¿Qué quieres decir?

—Qué es todo o nada —dije— lo quiero todo, me abriste las puertas deee…lo que sea que se llame esto —señalándonos con el dedo— y ella se coló, no la puedes echar y yo no quiero que se salga, no es que quiera que sea algo por siempre, pero por ahora lo quiero.

—Mierda… —dijo con notable decepción negando levemente con la cabeza.

—Emma, hace rato cuando te conté lo que pasó con Amanda aquí ayer, tú me dijiste que te sentías cachonda. ¿Qué pasó con eso?

—No lo sé, pero justo ahora no me estoy sintiendo bien con esto —dijo mientras se bajaba de la cama envuelta en la sabana con vergüenza, recogió la ropa y se metió en el baño.

Me quedé asombrado con Emma y su reacción, no me la esperaba. Pudiera entender parte de su egoísmo propio de mujer, pero fue ella la que abrió la caja de Pandora y debe atenerse a las consecuencias.

Al poco rato ella salió apurada del baño recogiéndose el cabello en un moño, tomó su cartera, se puso los zapatos, y me dijo:

—Luego te llamo, necesitamos hablar mejor las cosas —Ese “mejor” no me gustó, pero estábien que se tome su tiempo para pensarlo.

Luego que salió casi tirando la puerta principal, Amanda se asomó por la puerta.

—¿Qué le pasó a tía? ¿Por qué se fue así? —preguntó desde la puerta.

—¿Escuchaste todo? —pregunté sin reproche, no quería tener que explicarle todo de nuevo.

—Sí.

—¿Y bien, que piensas al respecto?

—Yo no tengo problemas en compartirte con ella —dijo de forma muy sobrada— es más, yo lo haría con ella.

—¿Qué? —Pregunté asombrado.

—Hay papá tú si eres caído de la mata, ayer me acusaste de lesbiana, porque he estado con chicas. Y como te habrás dado cuentas ya he tenido relaciones, y no es que me considere, bi ni nada por el estilo, pero he estado con chicas también.

—Pero tu tía no es como las otras chicas…

—Ni tu como los otros chicos —dijo muy rápido interrumpiéndome— “esto” o como sea que lo llames —señalándonos con el dedo remedando lo que hice hace unos momentos con Emma— ya no lo puedes evitar.

Cuando vi lo que hizo con el dedo, me di cuenta que ella ya estaba cerca de mí, pegada a la cama. Su expresión ahora llena de picardía dibujó una sonrisa en su rostro contagiando al mio.

—Bueno habrá que convencer a tía de una de las dos opciones.

—Eso mismo estaba pensando yo papá. O te comparte o me incluye… —dijo mientras empezó a quitarse la ropa con mucha calma.

Quité la sabana que me cubría, dejando mostrar una potente erección, me acomodé sentándome en el borde la cama dejando colgadas mi piernas. Ella ya desnuda solo tuvo que inclinar un poco el torso y tratar de devorar mi sexo. Humildemente mi sexo apenas pasa la media con unos 17,5 cm aunque ahora con el cialis debe estar sobre los 18cm. Pero es en su grosor lo que realmente se hace notar. Ver la pequeña boca de mi hija abrirse al máximo, y tratar de meterse lo más que pueda en ella, aumenta mucho más mi excitación al apenas cubrir el glande sin poder ir más allá.

Se concentra en el glande, lo chupa y lo lame con devoción, con su lengua recorre el canal abultado por donde salen mis líquidos desde la punta hasta mis pelotas haciéndome abrir más mis piernas. Sus manos me masturban mientras más abajo ella chupa con cuidado mis sacos y su lengua traviesa roza mi asterisco en varias ocasiones, como si estuviera tanteando el terreno. Es una experta y me asombra su experiencia.

Luego sube y se concentra en chupar la cabeza con intensidad llevándome rápidamente al punto de no retorno. Nos estamos mirando a los ojos, le indico que estoy por acabar con mis expresiones y ella intensifica la mamada. Ya sin poder detenerme empiezo a llenarle la boca con mi lechoso placer.

Después de tragarlo todo la hice subir a la cama, la senté en el borde de la cama y yo me arrodillé en el piso. Con su sexo a mi merced me dispuse a devolverle la acción. Su sexo me recuerda mucho al de su madre. Son los mismos labios, el mismo tamaño, solo me quedaba saber si era el mismo sabor.

A diferencia de lo que ella hizo yo fui más sutil. Ella lo hizo con mucha intensidad, mucho ardor, tenía muchas ganas. Yo también tenía muchas ganas pero tengo más paciencia y me gusta disfrutar lo que me como. El sabor definitivamente no se diferencian mucho, creo que haber notado esos matices que los hace diferente me pudiera considerar ser un Gourmet de vulvas.

Su cuerpo se retuerce entre mis manos, aprietos sus muslos, acaricio sus nalgas y la hago subir las piernas y que las sostenga con sus manos detrás de las rodillas. Ahora completamente abierta para mi, voy directo a su rosado culo y lo ataco con mi lengua. Con mis manos abriendo lo más que pueda sus nalgas mi lengua entra con ligera dificultad.

En lo que su culo esta bien jugoso, le meto el pulgar sin contemplaciones.

—Papaaaaá suave por favor —se queja lastimeramente.

—¡Shhhhh! Aguanta que ya veo que lo has trabajado.

—Nooo, aún no… solo tú... ¡Ahhh!… lo has hecho… ¡Mmm! —entre gemidos y quejidos que no hacen más que aumentar mi excitación.

Decidí meter otro dedo, ese culo de esta noche no pasa. —Maldita sea, como me recuerda a su madre tambiéntiene el culo elástico— pensé.

Continué metiendo y sacando mi dedo, pero fui más sutil a partir de entonces. Quiero que le guste desde el primer momento. Alternaba el dedo con mi boca y mi lengua, llevándola a los limites de su propia locura orgásmica varias veces. En la medida que acababa metía otro dedo.

—Suaveeee ahhhh —dejaba colar de vez en cuando, pero sus propias caderas a veces se empujaba con más ahínco.

En el punto más alto de su casi tercer orgasmo, la volteo en la cama y la pongo boca abajo, con la cara pegada a la cama y de rodillas con el culo empinado le tomo las manos y se las pongo en las nalgas para que se abra los cachetes.

La penetro en su sexo que con lo húmeda que está se la dejo ir hasta el fondo en un solo movimiento.

—¡Ahhhh! Shhhh ahhhh —gime.

—¿Te gusta hijita?

—Siiiii papiii…

Mientras empiezo a bombear con ritmo mi vista de engolosina con ese culito, hundiendo mi pulgar empiezo otra vez a dilatarlo. Caso mi sexo empapado en sus flujos y lo paso por su culo por todo el largo de mi sexo para humedecer toda la entrada trasera y vuelvo a meterlo en su rebosante sexo.

Meto el otro pulgar de la otra mano.

—Ahhhhh suaaaaave papiiii —gime lastimeramente.

—Aguanta mi amor ya falta poco, ya verás que te va a gustar.

—¡Mmm! Siiií me gusta, pero dale suaveeeee ahhhh —se queja nuevamente.

Cuando creo que ya está suficientemente dilatado, y estando al borde del orgasmo se la saco. Lo pongo en su culo y hago ligera presión con mi glande entrando la mitad de la cabeza .

—¡Suave por favor papáááá! —se queja intentando alejarse cuando presiono más, pero la sostengo de la cadera.

—tranquila, relájate… no aprietes porque te dolerá más. Puja levemente como cuando vas al baño.

En lo que pujó un poco mi sexo pasó de largo como cuchillo en mantequilla. Ella quiso apretar pero obviamente al hacerlo le dolió

—¡Ahhhhh! —gritó y me detuve.

—NO aprietes por que te va a doler más, relaja el culo, afloja el esfínter, puja levemente y verás como se pasa el dolor.

—¡Ahhhhhhh! Síííí…. —esta vez fue un gemido de relajación cuando aflojó y mi sexo entró todo.

Luego de meterlo todo, empecé a bombear lentamente, si su sexo se sentía apretado, esto era la gloria. En cada entrada se quejaba de dolor y en cada salida gemía de gusto. Cada segundo que pasaba sentía una necesidad de ser más intenso con ella, mis manos en sus caderas la apretaban con fuerza a tal punto que sus manos soltaron sus nalgas y me agarraron los dedos porque la estaba lastimando.

—Suave papá… por favor… —se quejaba pero yo estaba sordo concentrado en querer traspasarla y cada vez intensificaba mi pistoneo, sentí como una ira que me llenaba y empecé a ver a su madre en mis pensamientos.

La tomé por los hombros y la hice enderezar su cuerpo a la par del mío, una de mis manos fue a su sexo donde con rudeza la masturbé y con mi otra mano pellizcaba sus pezones, mi cuerpo golpeaba con más velocidad el suyo y para acallar sus gemidos los dedos que estaban en su sexo los metí en su boca. Ella los chupó con desespero entre gemidos y quejidos.

Al borde de un intenso orgasmo me aferro a su cadera con una mano y con la otra meto dos dedos en su sexo desencadenando una oleada de orgasmos que uno tras otro fueron llegando a colmarse de espasmos, hasta que yo no pude más y empecé también a llenarme de espasmos descargándome en sus entrañas.

Me detuve cuando ya no podía moverme dentro de ella por lo sensible mi sexo, sentí el palpitar del culo de mi hija sobre mi sexo y como este iba desapareciendo levemente. Ella buscó con su boca la mía y nos besamos por largo rato. Hasta que mi sexo ya blando se salió lentamente de ella.

Nos acostamos abrazados besándonos suavemente y nos quedamos dormidos.

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