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 3.761 Lectores conectados [ Comunidad de Cams +18 ]  23.918 Autores | 139.672 Relatos eróticos 
Fecha: 21-Sep-23 « Anterior | Siguiente » en Fetichismo

Juan me entrego

Lore
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Porque con Juan habían hablado de un precio que se podía llegar a mejorar si de mi dependía y hasta ahora yo venía muy bien. Trajo una taza de café que sirvió de una Express y comenzamos a beber y conversar, un poco de trabajo y mucho de mi vida. Le conté que mi esposo es un trabajador petrolero y que hoy hacían 8 días que estaba fuera de casa y se me complicaba con las obligaciones de mi hija, mi trabajo…y bueno, la falta de mi hombre y todo lo que me da, pero ya faltaba poco para que regrese. Version para imprimir

Lo que hoy les quiero contar es lo que sucedió una mañana de otoño cuando por insistencia de mi jefe Juan debí trasladarme hasta el Corralón de Ricardo para ver unos nuevos materiales, claro que antes protesté porque yo no era la idónea en el tema, pero Juan me dijo que solo debía revisar que fueran los elementos que me daba en una lista y que no confiaba en nadie más para tan importante tarea. Hasta me rogo para que fuera y que de mi tarea dependía una obra muy importante. En fin, como están leyendo mi historia, sabrán que acepte en ir a ver esos materiales.

Cuando llegue al lugar me recibió un empleado del corralón que me indico que me sentara a esperar que su jefe le diera el ok para que yo pasase a su oficina, que quedaba al fondo del gran salón de ventas y después de varias otras dependencias. Este buen hombre recibió una llamada al interno y luego me pidió que lo acompañara. Ricardo abrió la puerta de la oficina y con una sonrisa de oreja a oreja me saludo muy alegremente con un beso en la mejilla aprovechando a arrimar su bulto a mi muslo izquierdo, haciéndome sentir su dureza pétrea, mientras me observaba de arriba abajo como había ido vestida. También lo note algo caliente y su rostro algo enrojecido. Su perfume me envolvió como cada vez que lo veía, era exquisito y muy masculino.

Esa mañana fresca me vestí con una camiseta de muselina color negro, corpiño de encaje negro, un jumper de jean con pollera corta y algo acampanada y por supuesto unas pantimedias de lycra opacas en color negro, y botas de caña hasta   las rodillas y de tacos altos en color azul gamuzadas. Mi tanga era diminuta y en color nude, apenas un hilo tapaba mi colita y un triangulito de lycra por el frente apenas cubría mi depilado monte de venus.

Me pidió que me sacara mi sacón de paño y ahí sí pudo apreciar mi vestuario, a lo que se despachó con muchos halagos, como que era una majestuosa mujer, que era una pena que estuviera casada porque sino él me pediría ser suya…y otras cositas que por supuesto para nada le creía, pero agradecía con enormes sonrisas.

Me invito a sentarme en una matera (que es un silloncito algo bajo) y al hacerlo me apure en decirle el motivo de mi visita, a lo que me contesto que ya sabía a qué venia, pero teníamos que ver los materiales y “a que arreglo” llegábamos. Porque con Juan habían hablado de un precio que se podía llegar a mejorar si de mi dependía y hasta ahora yo venía muy bien. Trajo una taza de café que sirvió de una Express y comenzamos a beber y conversar, un poco de trabajo y mucho de mi vida. Le conté que mi esposo es un trabajador petrolero y que hoy hacían 8 días que estaba fuera de casa y se me complicaba con las obligaciones de mi hija, mi trabajo…y bueno, la falta de mi hombre y todo lo que me da, pero ya faltaba poco para que regrese.

Fue ahí que se paró, se acercó a mi lado y agachándose me tomo de los hombros y me dijo “Lorenita, aquí estoy para poder ayudarte en lo que me dejes, sé que soy muy osado en decírtelo pero no me gusta verte mal” y sus ojos negros se clavaron en los míos…no sé como paso pero de pronto sus labios estaban besándome y su lengua de a poco entro en mi boca, que abrí sin disimulo para continuar besándonos sin ningún freno…su barba candado me pinchaba la cara pero no me molesto, ya que su perfume me envolvía la nariz y me excitaba. La verdad no sé porque, pero aquí estaba por segunda vez estaba entregándome a este hombre maduro que me seducía con su porte, perfume y el trato que me dispensaba.

Asi estábamos besándonos y me pare para mejorar nuestra posición, y Ricardo me besaba de lengua tan masculino, y besaba mi cuello…mis orejas…ummmm…que delicia y comencé a notar su pene que estaba durísimo, y aunque no era enorme, se hacía sentir bien rico apoyado en mi entrepierna, y seguíamos besándonos de lengua con mucha pasión. Sus manos me acariciaban las nalgas enfundadas en las pantimedias y me apretaba contra su cuerpo. Ricardo era muy bueno como amante y sabia encenderme para que me entregara ciegamente a él y a sus deseos. Mi cabeza solo podía pensar en ser su hembra y darle todo mi cuerpo como si fuera de su pertenencia, su perfume o sus besos me enloquecían, no lo sé, pero era una llama encendida y necesitaba su pene duro dentro mío…” que rica sos Lore” me decía y yo agachándome frente a él le baje sus pantalones y para mi grata sorpresa no tenía bóxer y salto su pétreo pedazo de carne ante mis ojos…lo tome con ambas manos y comencé a besarlo, arrodillada y bien caliente. Mi mente solo pensaba en estar así con este macho que me tenía enloquecida de calentura, solo quería disfrutar siendo su hembra ardiente, ya que me había olvidado para que estaba allí en su oficina, y claro está, que tampoco recordaba que le faltaba el respeto a mi esposo. Lamia el glande duro y rojo brilloso, estaba muy duro (aunque no me lo dijo, creo que tomo una pastilla azul) y me lo tragaba entero, y lo succionaba bien rico. “aaayyy Lore que hermosa puta resultaste ser”.

Como estábamos en su oficina y no había una cama, me acomodo arrodillada encima del sillón, para así quedar mostrándole toda mi cola que todavía estaba con mi tanguita y las medias colocadas, aunque bien mojaditas por mis jugos que brotaban de tanto placer que sentía. Era una locura exquisita estar siendo su puta de esta manera. Se agacho y comenzó a besar mis nalgas y mi rajita, sobre la lycra de las medias. Luego me bajo las pantimedias y corriendo el hilo de mi tanga inicio una deliciosa lamida de vulva y vagina; que de vez en cuando también lamia y humedecía mi anito tembloroso. “aahhh..Ricardo…que delicia tu lengua…aaahhh” se escuchaban mis gemidos de placer que me arrancaba con cada lamida en mi panocha mojada y palpitante. “Te voy a dar toda mi leche, putita mía…solo mía” me susurraba Ricardo en mi oreja derecha mientras me apoyaba la cabezota dura y tensa de su verga, en mi rajita.

Seguramente habrían pasado solo algunos minutos desde que comenzamos a besarnos, pero para mí no corría el tiempo y solo deseaba de tenerlo dentro, empujaba mi cola contra su ariete caliente, pero no entraba y sintiéndola dura en mi vulva más me calentaba. La tome con mi mano izquierda y la lleve hacia la entrada de mi vagina y cuando la sentí bien entre mis labios menores peche hacia atrás y por fin pude sentir como ese pedazo tieso de carne entraba en mi cuerpo abriéndose paso centímetro a centímetro y dándome sensaciones lujuriosas increíbles. Mi mente volaba de placer en un limbo que no quería que acabase nunca más…es que ese hombre con su durísimo pene me estaba provocando tantas sensaciones placenteras y sentía que era su puta, que le pertenecía y realmente estaba muy entregada y sin frenos, sinceramente no importaba nada más que ser su hembra y él mi macho. Sin prolegómenos, Ricardo me agarro de las caderas y me metió su pija bien adentro hasta que sentí su pelvis contra la mía y así me la dejo dentro por unos segundos que fueron una delicia…”uuufff mi amor no me la saques por favor” le pedía como una puta en celo. Él comenzó un mete y saque candente y arrimándose a mi nuca me besaba y lamia el cuello que me hacía derretir en sus brazos…que delicia de sensaciones que me provocaba mi macho que llenaba de carne dura mi vagina. “Lore te voy a meter la verga en tu colita” me dijo y yo solo suspiraba y lo deseaba...” haceme lo que quieras mi amor…soy tuya, soy tuya” le respondí, porque era tanto el placer que me daba que mi cuerpo estaba lujurioso y solo quería tenerlo dentro mío, que no me la sacara nunca.

Ricardo seguía bombeando su verga dentro de mi conchita caliente y muy jugosa, tanto que tenía la sensación de que me chorreaban fluidos por los muslos. Me sentí vacía cuando me la saco toda y se agacho a besarme el hoyito para mojármelo y metía su lengua durita en mi culito…que delicia, yo con los ojos cerrados le pedía por favor que me hiciera la colita y que me llene de leche mis intestinos. Luego se paró y como yo seguía arrodillada en la matera de pana bordo, mi cola quedaba justo a la altura de su cintura, por lo que le resulto fácil apoyarme la verga en la cola, mientras yo le ofrecía mi ano abriéndome las nalgas con ambas manos.

Su pene duro y morado de tan hinchado que lo tenía, se apoyó en mi esfínter y solo le dije “Ricardo por favor déjame a mi meterme tu verga, la quiero todaaaa” y entonces ni se movió, esperando mi reacción. Apoyé mis manos en el respaldo del silloncito y comencé a tirar mi cola hacia atrás, sintiendo como el glande duro se colaba en mi colita. Que delicia de placer sentía mientras me enterraba su pija en mi ano, era tan loco que solo sentía nuestras respiraciones agitadas durante la penetración anal que me estaba dando mi macho. Empuje poco a poco hasta que su pelvis choco en mis nalgas y aun así, empuje más y más para que entrara todo y más. Que hermoso se sentía, tan dura y caliente dentro de mi recto, casi que me iba a explotar el ano de tan dura verga, pero es lo que más quería en ese momento, que me diera duro y así comencé a comerme la verga con la cola con un vaivén de mi pelvis, contorneándome para sentirlo más.

Me movía lo mejor que podía para tratar de sacarle toda la leche y que me bañe los intestinos de semen caliente. “chiquita hermosa que bien te moves”, me decía mientras comenzaba a moverse para metérmela más y más como yo quería, así de puta me sentía y gozaba de Ricardo que me la empujaba a fondo y besaba y mordisqueaba el cuello haciéndome sentir su barba que tanto me calentaba. Su bombeo se aceleró y entonces me aferre fuerte al respaldo de la matera sabiendo que en cualquier momento acababa dentro de mis entrañas. Bombeaba y bombeaba su ariete en mi ano dilatado y húmedo, hasta que se tensó fuerte y comencé a sentir el típico latido de su pija, anunciando la salida de la tan deseada lechita. Me agarro fuerte de la cintura metiéndome toda su verga a fondo, latiendo de maravillas y bien caliente, para así de pegados nuestros cuerpos llego al climax con una explosión de semen dentro de mi intestino, para mi felicidad plena siendo bien servida por mi hombre. Que delicia sentir una verga latir dentro de mi ano, realmente es delicioso y lo disfruté muchísimo los largos segundos que me la dejo dentro  hasta que le vacié los huevos con las contracciones de mi ano sobre su durísima verga. Luego salió de mi interior y nos abrazamos apasionadamente sabiendo que fui su hembra totalmente entregada.

Me vestí en el baño acomodándome las pantimedias sobre mi tanga mojada de fluidos y con besos nos despedimos, sin antes decirme que le dijera a Juan que tenía el descuento asegurado, y que realmente sabía hacer negocios.

Yo entendí lo que había sucedido y lejos de enojarme le envié un audio por whatsap a Juan diciéndole que todo estaba bien con los materiales y que me iria a casa a reponerme después de la negociación del descuento. Estaba mas que claro que fui la herramienta de negociación y había funcionado muy bien…Juan me había “entregado”.

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