Usuario:
 Contraseña:
 CREAR CUENTA  Recordar Clave  Ayuda
 3.523 Lectores conectados [ Comunidad de Cams +18 ]  23.748 Autores | 137.426 Relatos eróticos 
NOVEDADES CATEGORÍAS TOP100 AUTORES BUSCADOR
TODORELATOS » SEXO ANAL » RECUERDAS AQUEL DÍA?
[ + 
Fecha: 19-Sep-23 « Anterior | Siguiente » en Sexo Anal

Recuerdas aquel día?

SUSAN
Accesos: 5.717
Valoración media:
Tiempo estimado de lectura: [ 7 min. ]
 -   + 
Hace tiempo me fonzo a hacer sexo anal, me disgustó el tío ese. Años después nos encontramos y olvidamos esa aventura, pero el gusto de reencontrarlo y repetir lo pasado no fue del todo agradable, sin embargo lo recuerdo con pasión. Version para imprimir

RECUERDAS AQUEL DÍA?

Salimos de la oficina, fue un día amable, sin contratiempos, nos sentíamos animosas y decidimos reunirnos en un cafecito-pastelería tipo francés, muy lindo. platicábamos muy animosamente y en eso se nos acercó un joven que nos atendió. Me pareció muy guapo y cortés, pero tuve la sensación de conocerlo de antes.

“Gracias por visitarnos, me encantaría verlas con nosotros con bastante frecuencia.” Nos dijo.

Éste se me hace muy conocido, vemos si él se identifica. Al atendernos dejó viéramos su gafete y él mismo insistió en darnos su nombre, verbalmente. Me miró a los ojos y dijo

“¡Soy Ignacio! ¡Que bueno que vinieron!” Nos quedamos viendo una al otro, los dos sonreímos sin razón.

“¡Ah! Ya te recordé, y muy bien. ¿Qué te haces?” Le pregunté. Nos dio la contestación de cortesía, nos atendió maravillosamente. Al terminar y casi dejar la cafetería, nos dijo:

“¡Ya estoy aquí, estamos probando para ver cómo nos va, así que ustedes son nuestras madrinas que traen suerte! Además de traerme muy buenos recuerdos de una situación mala que causé, me sentí avergonzado y la llevo en la mente siempre. ¡Y no sabré si me van a perdonar ese abuso que cometí!” No entendí bien el mensaje, ni siquiera consideré venía dirigido a mí, pero sentí que colocaba su mano sobre mi hombro. ¿Qué raro y qué abusivo? Me pareció. Miré a mis acompañantes, ni Paty ni Epifanía se habían dado por enteradas. Hasta en la noche al estar ya en calma, até cabitos. “Este es el Ignacio, el que trabajó como compañero en las combis de Roberto y que dos veces abusó de mí, con la ayuda de Roberto.

Ese día Roberto me llevaba en su camioneta, por alguna razón nos detuvimos, yo lo había estado calentando con bobadas, pero el tal Ignacio observaba y se excitó. Roberto insinuó que yo iba muy caliente “hasta le tendríamos que dar entre los dos”, y lo llevaron a cabo, éste Ignacio se me enconchó por detrás, me forzó lastimándome, pero como sentía agradable, aunque estaba muy enojada por la forma en que abusaban de mí, lo dejé y me llenó de su semen el trasero.

La segunda vez fue cuando le pedí a Roberto me cambiara una llanta del coche de Leo. Me hizo el favor de llevarla a la vulcanizadora, pero al regresar y volverla a montar, ahí, en la cochera, abierta a la vista de cualquier transeúnte, Roberto me bajó los calzones, le dijo a éste que se bajara los pantalones y que me metiera su pija. Recuerdo que él estaba recargado sobre el cofre del coche, su pija parada. Roberto fue empujándome a que esa pija se me metiera por detrás, él se despachó con mi cosita, por delante. Estaba lista para salir a trabajar, me dejaron totalmente embarrada de sus semen y tuve que regresar a mi casa a cambiarme. Recuerdo que todavía en el camino me siguió escurriendo algo de lo que aún me había quedado adentro. Fue muy a mi disgusto y los corrí de mi casa y a Roberto le pedí que nunca más lo dejara acercarse a mí. Fue la última vez que lo ví. Hoy lo vuelvo a ver, ya con otro vestido, muy cortés, hasta sentí bonito volverlo a ver, me había quedado con una muy mala impresión de él.

Volví a ir a esa cafetería en donde iba a ver a Ignacio y sí pensaba recordarle esos pasajes anteriores, pero ya serían del recalentado, además que los recordaba con alguito de gusto, eso de que sin mi permiso me hayan cogido por detrás, y que haya sido ese que ahora reencuentro, joven y guapo, antes me había parecido odioso. Me acompañaba Paty a la que le tuve que contar esas malas experiencias.

“¡Ay, Manita! Si ahorita me forzara ese chico me moriría de placer! Yo ya medio sospechaba en esos días, algo. Creo que Elvira ha de haber pasado por algo similar, ¿No crees? Por eso Ignacio salió volando de ese grupo, pero creo que le ha ido mejor.”

Volvimos a ese café, ya Ignacio se había descubierto y pedido disculpas. Nuestras perfectas relaciones estaban reestablecidas y propuso ir a bailar y tomar unas copitas en algún lugar agradable. Yo propuse el antro de Gina, que me parece perfecto para todo fin, alcahuete hasta lo mejor. Y dicho y hecho de ahí salimos muy enamorados. Me dirigió a un motel que él conocía. Platicábamos y recordábamos aventuras pasadas. En eso volvimos a mencionar esos abusos que él tuvo. Me quitó los calzones y la falda

“¡Échate ahí, voy a desquitarme de que en aquellas veces todo fue forzado!” Me pareció emocionante pero me nalgueó muy fuerte.

“¡AAYY! Dolió.” Le dije.

“Me gustas mucho y así soy yo. ¡Ya no me volverás a olvidar, me seguirás buscando todo el tiempo!” Me dijo con mucho énfasis.

Pensé ¿Y qué estará planeando éste, que me da comandos y me nalguea como quiere? Bueno, me dejaré por la causa por la que estoy aquí, trataré de sacarle lo mejor de provecho. Todo esta pareciendo novedad para mí.

Me colocó boca abajo, medio levantada mi cadera. Me separó las nalgas y me lamió mi ano, cada vez me depositaba más saliva, o sea que éste iba a reiniciar nuestros últimos encuentros a partir de mi ano, como habían sido la última vez. Me dí cuenta muy clara de que no estaba apareciendo ninguna clase de buenos sentimientos, solo él se estaba desquitando de que antes no había progresado esta nuestra relación.

Me volteó boca arriba. Pensé que ahora me iba a penetrar por la vagina, pero me levantó las piernas, mi culo le quedó accesible, de abajo para arriba y me la volvió a insertar. Yo trataba de sacarle provecho sin pensar en esos sentimientos faltantes, sentía rico esa forma de culearme.

Él opinó que así no le gustaba. Me dio otro par de nalgadas y me dio la orden de ponerme como perrito. Bueno, así sabía yo que me gustaba bastante. Le obedecí, me volvió a llenar de saliva hasta me dejó chuparle un poco su verga. Continuo, salvajemente, metiéndome su tranca, que aunque no muy grande, sí llegaba a lastimarme un poco, se me atoraba a la mitad del camino hacia mi interior, pero logré pasara y él totalmente salvaje, bombeaba y bombeaba. No paraba. Seguía dando nalgada tras nalgada, ya me ardían mis nalgas pero mientras más le pedía que no me siguiera nalgueando, más me daba.

Dejé se volteara sentado, me le monté, lo galopee lo más que pude, tratando de agotarlo, pero más me exigía. Ya mis senos me dolían de sus apretones. Caí rendida, más de cansancio que de cogida. Me dejó que quedara panza para arriba, pero fue el colmo, me dio un manazo en mi vientre. Eso ya no se lo permití. No entendía sus intenciones, él ya se había venido. ¿Qué más quería?

Terminamos, me lavé lo que pude y al separarnos me dijo que nos veríamos mañana.

“¿Qué, después de la golpiza que me has dado quieres que regrese mañana?” Le dije.

“¡Mañana nos vemos, te espero al salir del café!” Me repitió.

Enfilé a mi casa, en el camino iba yo repasando como había sido su trato. En mi casa me revisé el trasero, todo rojo de sus manazos, lo mismo que el golpe que me dio en el vientre. ¡No más! Me dije. Me extrañó su proceder, se veía tan dulce y recordaba que así me había tratado antes, aunque recordé que ese día que Roberto me forzó a que me la metiera, él si estuvo muy tosco, me la metió muy bruscamente y no paró hasta que él estuvo seguro de que me había entrado todito su pene y se había vaciado dentro de mí.

Entre Paty y Laura volvieron a sugerir que volviéramos a visitar ese café en donde labora Ignacio. Probablemente lo hicieron con la intención de darme gusto, que se los agradezco, no me atreví a decirles el trato que me dio éste salvaje. Volvimos al café, ellas diplomáticamente, se retiraron pronto. Ignacio terminó su turno y decidió volviéramos a ir a ese motel. No tuve las agallas de negarme, mi inteligencia se borró y continuamos hasta el hotel.

“¡Quítate el pantalón!” Le dije, sin cariño y me sorprendió me obedeciera. ¡Ahora va a ser la mía, pensé!

Le colgaba un bolso, como portafolio. Se quitó la ropa y me ayudó a que yo me quitara la mía, el uniforme de la oficina. Desnudos los dos quedamos recostados, pacíficamente.

“¡Pásame mi portafolio!” Me lo pidió y sacó de él un dildo bastante impresionante, aunque no muy grande. También sacó un tubo de lubricante. Me imaginé que ahora me iba a tocar tragarme ese consolador. ¿Lo querrá para metérmelo en mi ano o en mi vagina? Pensé.

Se recostó de lado y me pidió se lo metiera a él pero antes le untara lubricante. En vez de yo divertirme con ese consolador me entró mucho coraje. No porque no me lo metiera a mí, sino porque me estaba demostrando otra orientación de él. Yo sí siento bien con todo tipo de hombres, con sus orientaciones personales, pero éste, después de haberse comportado tan machito conmigo me salga con esto?

Se lo metí, creí lastimarlo al metérselo lo más adentro posible, pero no, a ratos él se retorcía de placer. Ya lo tenía todo adentro, no le cabía más y me jaló para que yo enconchada me dejara meterme su pene que estaba bien parado. Lo provoqué a que se viniera lo más pronto, masturbándolo y así terminamos otra aventura mía, desagradable esta vez.

Descubre la Comunidad de Webcams +18
Conecta, comparte y vibra en vivo con las cámaras.

comunidad.todorelatos.com
© SUSAN

Valore y Comente los relatos que lee, los autores lo agradecerán y supondrá una mejora en la calidad general de la web.
 Comentarios sobre este Relato (0)
\"Ver  Perfil y más Relatos de SUSAN
 Añadir a Lista de Favoritos
 Reportar Relato
« VOLVER A LA PÁGINA ANTERIOR IR ARRIBA  ▲
 

📹 WEBCAMS +18: 1.000 Monedas Gratis!