Por favor se debe leer previamente el relato “Profesor sumiso” y “Profesor sumiso Parte 2” ya que es la primera y segunda parte y este relato es una continuación.
Jose había invertido tiempo y esfuerzo para preparar a Elisa mentalmente para lo que se avecinaba. Sabía que esta experiencia no solo sería una aventura pasajera, sino que tenía el potencial de fortalecer su matrimonio, el cual había estado en declive durante años. El erotismo y la excitación que esta experiencia prometía, podían ser el impulso que necesitaban para revitalizar su relación.
Convencer a Elisa no era tarea fácil, pero Jose sabía que debía hacerlo correctamente. Además, involucrar a su propia esposa en esta "locura" era crucial. La confianza y la comunicación eran fundamentales para que esta experiencia funcionara. Jose explicó a Elisa que debían ver a Luis e Isabel, un matrimonio muy atractivo para su edad, como una oportunidad única para explorar nuevas dimensiones de su relación y no como una amenaza.
Jose y Elisa habían admirado durante mucho tiempo la belleza física, el éxito social y profesional de Luis e Isabel. La envidia ardía en su interior por lo que la oportunidad que se les brindaba debían aprovecharla.
Ambos entendieron que el juego no se centraría únicamente en lo sexual, sino que también involucraría una dinámica de dominio mutua. Esta experiencia prometía sacar a la luz deseos y fantasías que habían permanecido ocultos durante mucho tiempo, creando un vínculo más profundo entre ellos.
La fecha elegida, un sábado en el verano, era perfecta ya que los hijos de Luis e Isabel tenían planes para el fin de semana, dejando la casa vacía y propicia para la ocasión.
Después de días de planificación meticulosa, llegó el día esperado. Elisa y Jose se vistieron cuidadosamente, seleccionando atuendos que resaltaran su sensualidad y confianza. Antes de salir de casa, se miraron a los ojos y reafirmaron su compromiso de mantener la comunicación abierta y respetar los límites que habían establecido.
Antes de continuar quiero describir a los protagonistas ya que en previos relatos no fueron descritos:
Elisa es una mujer de alrededor de 45 años de edad, con una presencia que puede ser bastante seria y, a veces, borde. Tiene una estatura promedio, alrededor de 1.65 metros, y una complexión corporal saludable. Su cabello es de un tono castaño oscuro. Suele llevarlo a la altura de los hombros, con un corte sencillo y práctico para su estilo de vida ocupado.
A pesar de su actitud seria, Elisa posee un toque sensual que a menudo despierta la atención de los demás. Sabe cómo lucir su figura con confianza y elegancia, especialmente su pecho, a pesar de ser de tamaño modesto. Sus gestos pueden ser coquetos en ocasiones, y suele presumir de su apariencia, consciente de su atractivo.
Elisa es una apasionada del maquillaje y no escatima en él, sobre todo en el colorete, que le da un aspecto radiante y saludable. Sus ojos avellana suelen estar resaltados con sombras que realzan su mirada, y sus labios a menudo llevan un tono rojo intenso que acentúa su sensualidad. Aunque su actitud puede ser borde en ocasiones, su maquillaje refleja su deseo de sentirse segura y destacar su belleza.
En cuanto a su estilo de vestir, Elisa opta por ropa cómoda pero elegante que resalta su figura. Le encanta presumir de su apariencia y, por lo tanto, suele elegir prendas que realzan sus curvas de manera discreta. A menudo, lleva vestidos o pantalones bien ajustados con blusas que realzan su feminidad. Su apariencia, a pesar de su actitud a veces borde, es una combinación de sensualidad y sofisticación que no pasa desapercibida.
Jose también tiene alrededor de 45 años y posee una apariencia regordeta y seria. Mide aproximadamente 1.75 metros de estatura y tiene una complexión corpulenta. Su cabello, de un tono castaño claro, y su voz es ronca, lo que le da un aspecto más maduro. Suele llevar el cabello corto y bien peinado, tratando de disimular la pérdida de pelo.
Sus rasgos faciales son masculinos y definidos, con una expresión facial generalmente seria, que puede resultar impenetrable para quienes lo conocen poco. Jose tiene unos ojos marrones profundos y expresivos. A lo largo de los años, ha desarrollado líneas de expresión alrededor de los ojos y la boca, que reflejan su seriedad y el paso del tiempo.
En cuanto a su forma de vestir, Jose se inclina hacia un estilo clásico y funcional. Prefiere la comodidad sobre la moda, y a menudo se le ve con camisas de colores sobrios y pantalones de vestir que disimulan su figura regordeta. Su apariencia es más práctica que elegante, lo que refuerza su imagen de hombre serio y concentrado en sus responsabilidades.
Como recordatorio, repito la descripción que hice en el artículo anterior de Luis e Isabel:
Luis: Edad: 48 años. Tiene una estatura promedio, alrededor de 1,75 metros, y una complexión normal. Su cabello es castaño y está ligeramente recortado, sin canas prominentes. Sus ojos son de un tono marrón cálido y transmiten bondad. Tiene una sonrisa amable y suele vestir de manera casual pero ordenada.
Isabel: Edad: 47 años. Tiene una figura femenina y elegante, con una estatura alrededor de 1,70 metros. Delgada para su edad, buenas tetas aunque no excesivamente voluminosas. Su cabello es de longitud media y tiene un tono castaño oscuro, con algunos reflejos dorados. Suele llevarlo recogido en un peinado elegante. Sus ojos son de un bonito color verde y su sonrisa es radiante y acogedora. Tiene una piel suave y cuidada, con algunos signos sutiles de envejecimiento que resaltan su belleza natural aunque no escatima en maquillaje ya que es bastante coqueta. Suele vestir con estilo, combinando prendas clásicas y modernas que realzan su figura.
---------------------------------
Sigamos con la historia, cuando llegaron a la casa de Luis e Isabel, fueron recibidos con calidez. Los anfitriones habían creado un ambiente acogedor, con música suave de fondo y una iluminación tenue que promovía la intimidad y la sensualidad. Conversaron, compartieron risas y disfrutaron de una copa de vino antes de la cena a pesar de la tensión que se palpaba en el ambiente.
La cena se llevó a cabo en el comedor de la espaciosa casa de Luis e Isabel, que estaba iluminado por una suave luz de velas. La mesa estaba elegantemente decorada con manteles de seda y arreglos de flores frescas que llenaban el ambiente con un aroma dulce y delicado.
La conversación fluyó de manera relajada mientras disfrutaban de una deliciosa cena preparada por Luis e Isabel. El menú era exquisito y estaba compuesto por platos gourmet que satisfacían tanto el paladar como el apetito sensual de la noche. Había una ensalada de rúcula con nueces y queso de cabra, seguida de una entrada de risotto de champiñones y trufas. El plato principal consistía en filete de salmón bañado en una salsa de mantequilla y limón, servido con espárragos al grill.
A medida que saboreaban cada bocado, los cuatro compartieron anécdotas y risas, intentando crear un ambiente cómodo y relajado. A pesar de eso todos eran conscientes de lo que vendría después, por lo que empezaron a surgir miradas indiscretas con la conversación, generando una tensión sensual en el aire que todos podían sentir.
La comida finalizó con un pastel de chocolate negro con frambuesas y una bola de helado de vainilla de postre. Cada bocado era un placer indulgente que solo aumentaba la anticipación de lo que vendría después.
Después de una exquisita cena, la atmósfera se volvió aún más cargada a medida que se retiraron al salón. Sabían que esta etapa sería la más íntima y emocionante de la noche. La velada había sido orquestada con precisión, y la cena había funcionado como un preludio perfecto para lo que vendría a continuación.
Isabel y Luis, conscientes de que esta experiencia era una obligación impuesta sobre ellos, se habían entregado a la idea de que, de alguna manera, debían disfrutar lo máximo a pesar de la situación ya que no tenían otra opción además de que sabían que estaban siendo observados por una persona/s desconocida/s.
Jose y Elisa, al principio sorprendidos por la dedicación y sumisión de los dueños de la casa, comenzaron a experimentar un sentimiento de poder. A medida que la velada avanzaba, empezaron a dar órdenes y hacer peticiones con creciente confianza, sumergiéndose en sus roles de "amo" y "ama".
Con una sonrisa juguetona, Elisa propuso llevar la velada al siguiente nivel, explorar territorios aún más apasionantes y profundos juntos. La sugerencia resonó en el grupo, y Jose, compartiendo el entusiasmo de Elisa, asintió con entusiasmo.
Isabel, con la voz entrecortada por la anticipación, expresó su disposición a seguir el liderazgo de Elisa y Jose, a aventurarse en nuevas fronteras y a experimentar una intimidad aún mayor. La tensión en la habitación era palpable, pero también lo era la excitación de lo desconocido que les esperaba.
Fue en este momento crucial de la velada que Elisa sorprendió a todos con una propuesta audaz: sugirió que se desvistieran hasta quedarse en ropa interior como una forma de intensificar la sensación de intimidad y conexión entre ellos. El aire el salón parecía cargado de electricidad mientras sus palabras flotaban en el aire.
La propuesta de Elisa desencadenó una oleada de emociones en el grupo. Los latidos de los corazones se aceleraron, y el nerviosismo se mezcló con la excitación palpable en la habitación. Las miradas de Isabel y Luis se cruzaron en busca de señales de complicidad y para obtener la fuerza necesaria para dar el siguiente paso en esta aventura inexplorada.
Isabel, con una mezcla de timidez y miedo, sintió un cálido hormigueo en su piel al considerar la idea de exponerse de esta manera ante sus invitados. A pesar de la tensión, sabía que esto era un paso básico que debían hacer. Luis, por su parte, se sintió abrumado por la emoción del momento y se dio cuenta de que estaban en un punto de no retorno, donde su fuerza de voluntad y mental les impulsaban a desafiar sus límites personales.
Finalmente, con una mirada compartida, Isabel y Luis asintieron en señal de acuerdo, dispuestos a seguir el liderazgo de Elisa y Jose. Se prepararon para desnudarse, conscientes de que este acto sería un paso significativo en su aventura sensual, una experiencia que los uniría de una manera que nunca antes habían experimentado.
Luis, sintiendo la atmósfera cargada de expectación y deseo, fue el primero en dar el paso y comenzó a desvestirse. Con movimientos seguros y decididos, se quitó sus zapatos y comenzó a desabrochar su camisa, revelando su torso definido a la luz tenue del salón. Cada botón que se desprendía parecía aumentar la tensión en la habitación, y su acción marcó el inicio de una velada que prometía ser intensa y llena de exploración sensual. Sus invitados observaban con admiración mientras Luis continuaba despojándose de sus prendas, dejando al descubierto su vulnerabilidad en este momento compartido.
Acto seguido desabrochó su pantalón y lo dejó caer al suelo con un gesto de confianza, revelando sus piernas atléticas. Luego, se quitó los calcetines con gracia y los arrojó a un lado.
Sus movimientos se ejecutaban con la seguridad de alguien que estaba dispuesto a entregarse a esta aventura sensual.
Isabel, sintiendo que era su turno, decidió unirse a la velada y experimentar la misma desnudez que su marido. Con elegancia, se quitó sus sandalias apartándolas a un lado y comenzó a desabrochar su vestido, revelando gradualmente su cuerpo ante los ojos de Elisa, Jose y Luis. Cada botón que se soltaba parecía llenar la habitación con un suspenso sensual que aumentaba con cada prenda que caía al suelo.
El vestido de Isabel cayó con gracia, dejándola en ropa interior, mientras la luz tenue de la sala resaltaba su figura con una belleza impactante. Sus curvas y secretos quedaron expuestos ante las miradas de sus invitados.
Luis llevaba unos boxers negros que resaltaban su figura atlética, mientras que Isabel lucía un conjunto de encaje rojo que realzaba su belleza.
El cambio en la vestimenta creó una atmósfera aún más íntima y sensual en el salón. La piel al descubierto y la ropa interior provocativa añadieron un elemento adicional de erotismo a la noche. Elisa y Jose se miraron entre sí con una mezcla de sorpresa y deseo, y sus corazones latieron más rápido, mientras sus dos sumisos se pusieron en frente suya en ropa interior con el fin de cumplir todos sus deseos.
Isabel: (Mirando a sus invitados con una sonrisa nerviosa) Bueno, aquí estamos, listos para su aprobación.
Luis: (Asintiendo y con una sonrisa cómplice) Sí, esto es algo nuevo para nosotros, pero confiamos en que esta experiencia nos acercará aún más.
Elisa: (Con una expresión de aprobación) Se ven increíbles, chicos.
Jose: (Añadiendo con una mirada lujuriosa) Definitivamente, están increíbles. Estamos aquí para disfrutar de esta experiencia juntos, sin juicios.
Elisa decidió tomar la iniciativa y respiró profundamente para encontrar la confianza necesaria y luego comenzó a hablar con un tono suave pero seguro.
Elisa: "Luis, Isabel, quiero que sepan cuánto apreciamos su valentía al compartir este momento con nosotros. No solo están mostrando su confianza, sino que nos están permitiendo ser parte de esta experiencia única. Estamos aquí para explorar, aprender y conectarnos juntos".
Isabel asintió con una sonrisa, transmitiendo gratitud y complicidad.
Luis: "Gracias, Elisa. Estamos emocionados de estar aquí con vosotros. Esta es una experiencia que nunca antes habíamos imaginado, pero sentimos que estamos en un ambiente seguro y respetuoso".
Elisa asintió con aprobación y continuó: "Lo más importante es que todos estamos aquí porque queremos fortalecer nuestros lazos emocionales y disfrutar de esto".
Jose se acercó a Elisa y la abrazó por la espalda, mostrando su apoyo y complicidad con sus palabras.
Jose: "Tienes razón, Elisa. Estamos aquí para compartir, aprender y crecer como parejas. Todos debemos sentirnos libres de expresar nuestras necesidades y límites en cualquier momento".
Elisa: "Luis e Isabel, puedo notar que ambos han cuidado mucho su apariencia esta noche. Se ven muy elegantes y sensuales en su ropa interior, y eso añade un toque especial a esta velada".
Elisa se acercó a Isabel con una actitud inusualmente alegre y juguetona. Mientras retiraba con destreza un mechón de cabello que caía sobre el hombro de Isabel y cubría parte de su pecho, no pudo evitar dejar escapar una mueca de superioridad de forma jocosa. Con un brillo travieso en los ojos, Elisa dirigió sus palabras de manera que todos pudieran oírlas claramente: "Isabel, ese hermoso pecho tuyo es una auténtica joya, y esta noche, nuestros invitados merecen contemplar la belleza que posees".
La sorprendente transformación de Elisa, que normalmente tenía un aspecto más serio y reservado, añadió un toque de diversión a la velada. Siguió hablando con una honestidad que la caracterizaba: "Además, quiero que sepas que, de alguna manera, he sentido una pizca de envidia por tu belleza en el pasado. Pero esta noche, esta experiencia, me va a permitir superar esos celos".
Isabel: (Sintiéndose un poco tímida y nerviosa después del comentario de Elisa, intenta cubrir su pecho con las manos) Gracias, Elisa, pero...
Elisa: (Interrumpiendo a Isabel con un gesto amable pero firme) No, no, Isabel. No hace falta que te cubras. Estamos aquí para disfrutar de nuestra belleza y sensualidad. Así que, nada de tapujos, ¿de acuerdo?
Isabel: (Sonríe tímidamente) Bueno, supongo que tienes razón. Esta noche es diferente a cualquier otra que hayamos experimentado antes.
Elisa: (Asiente con empatía) Exacto, Isabel. Se trata de romper barreras y dejar que nuestras pasiones fluyan. No hay lugar para la timidez aquí. Tu belleza es algo que debe ser celebrado y admirado.
Jose: (Agrega con un tono de complicidad) Elisa tiene razón, Isabel. No tienes por qué sentirte cohibida en absoluto. Todos estamos aquí para disfrutar y explorar juntos.
Elisa: (Observa el sujetador de Isabel con admiración) Isabel, ese sujetador es realmente impresionante. El estilo es tan sensual y elegante. Realmente realza tus curvas de una manera muy atractiva.
Isabel: (Sonríe con gratitud) Gracias, Elisa. Me alegra que te guste. La verdad es que me hace sentir segura y, bueno, sexy.
Elisa: (Asiente con una sonrisa) Se nota. Tus pechos se ven increíbles con ese sujetador. Realmente destaca tu belleza natural.
Isabel: (Siente un escalofrío de emoción) Me hace sentir más confiada en este entorno. Y, bueno, estoy aquí para explorar y disfrutar junto a todos.
Elisa: (Mira a Isabel con complicidad) Exacto, Isabel. Esta noche se trata de abrazar nuestra sensualidad y explorarla juntos. Tu elección de lencería definitivamente contribuye a esa atmósfera.
Isabel: (Sonríe) Gracias Elisa me ruborizas.
Jose: (Interviene con una sonrisa juguetona) Permítanme unirme a esta conversación. Isabel, ese sujetador es realmente deslumbrante. Y estoy seguro de que a ese hermoso pecho tuyo le quedaría bien cualquier cosa, ¡incluso la nada en absoluto!
Isabel: (Se ríe, sintiéndose halagada) ¡Gracias, Jose! Eres muy amable.
Elisa: (Aprovechando la ocasión para un comentario picante) Bueno, Jose, parece que estás ansioso por ver más. ¿Tienes algo que no nos estás diciendo?
Jose: (Riéndose) ¡Oh, Elisa, siempre tan astuta! Solo estoy expresando mi admiración por el buen gusto de Isabel.
Isabel: Si Jose quiere, yo no soy nadie para negarme.
Jose: (Asiente con entusiasmo) Esa es la actitud. Elisa, por favor, haz los honores.
Elisa se acerca a Isabel con una mirada desafiante y una sonrisa traviesa. Sus manos expertas se deslizan por los tirantes del sujetador, desabrochándolo lentamente mientras mantiene contacto visual con Isabel.
Elisa: (Susurra con sensualidad) Vamos a ver con qué nos sorprendes, Isabel.
Por un breve instante, mantuvo el sujetador en alto, como si fuera un símbolo de la transformación que estaban experimentando. Luego, con un gesto suave y deliberado, lo dejó caer al suelo, desviando la atención de la prenda hacia la belleza desnuda que tenía frente a ella.
Elisa: (Comenta con un tono crítico mientras mira el sujetador) Ya no necesitamos esto. A partir de ahora, Isabel, estarás más cómoda sin él.
Elisa no perdió la oportunidad de inspeccionar los pechos de Isabel una vez que ya no les protegía el sujetador. Sin embargo, en lugar de halagarla, parecía buscar defectos para establecer su punto de superioridad.
Elisa: (Observando detenidamente) Veo que son naturales. No están mal, supongo, aunque podrían ser un poco más firmes. Aunque, ¿a quién le importa? Siguen siendo pechos, ¿verdad? (Mira a Isabel con una expresión crítica).
Isabel: (Sonríe, tratando de mantener la compostura) Bueno, Elisa, supongo que tienes razón. Son lo que son. (Se siente un poco incómoda por la inspección de Elisa).
Elisa: (No duda en acariciar los pechos de Isabel y haciendo comentarios para humillarla) Sí, supongo que tienes razón. No son perfectos ni nada por el estilo. (Suelta un suspiro dramático) Pero bueno, no podemos pedirle demasiado a estos pechos, ¿verdad?
Isabel: (Se siente cada vez más incómoda y humillada) Bueno, Elisa, no estoy segura de que necesites recordármelo de esta manera.
Jose: (Interviene, tratando de aliviar la tensión) Elisa, deja de ser tan dura con ella. Los pechos de Isabel son hermosos, al igual que todo su cuerpo.
Elisa: (Suelta una risa burlona) Oh, Jose, siempre tan comprensivo. Pero es importante que Isabel comprenda cuál es su lugar, ¿no crees?
Isabel: (Asiente, sintiéndose sumisa) Sí, Elisa. Tienes razón. Mi cuerpo es lo que es, y estoy aquí para aprender.
Jose: (Sonríe satisfecho) Tranquilidad chicas, ya voy yo a valorarlo.
Elisa: (Dirigiéndose a Jose con un tono desafiante) Bueno, Jose, ¿Qué opinas?
Jose: (Con una sonrisa emocionada, comienza a manosear los pechos de Isabel) Oh, Elisa, creo que estos pechos son simplemente increíbles. (Mira a Isabel) Estás haciendo un trabajo maravilloso, Isabel. Estoy emocionado por todo lo que nos depara esta noche.
Isabel: (Sonríe, sintiéndose halagada por los elogios de Jose) Gracias, Jose. Me alegra que te gusten mis pechos.
Elisa: (Continúa con su tono desafiante) Está bien, Jose, has expresado tu aprobación. Pero recuerda, Isabel debe seguir demostrando su sumisión. ¿Qué más quieres de ella?
Jose: (Mira a Isabel con una mirada juguetona) Bueno, ya que lo preguntas, podría disfrutar de un poco más de atención en esta zona. (Acaricia los pechos de Isabel) Tal vez Isabel podría hacer algo para demostrar cuánto los valora.
Isabel: (Asiente, sintiéndose deseosa de complacer a Jose) Por supuesto, Jose. Haré lo que me pidas.
Elisa: (Sonríe satisfecha) Eso es lo que me gusta escuchar. Ahora, sigamos divirtiéndonos.
Jose: (Continúa acariciando los pechos de Isabel) Excelente, Isabel. Eres una sumisa obediente, y eso me encanta.
Elisa: (Observa la escena con una sonrisa de superioridad) Así es como debe ser, Isabel. Debes estar siempre dispuesta a satisfacer los deseos de tu amo.
Isabel: (Asiente con sumisión) Sí, Elisa, lo entiendo. Estoy aquí para aprender y complacer.
Jose: (Se acerca a Isabel y le susurra al oído) Eres increíble, Isabel. Estoy deseando explorar más contigo esta noche.
Isabel: (Sonríe y susurra de vuelta) Yo también, Jose.
Elisa: (Se acerca a Luis) Y tú, Luis, ¿estás listo para seguir las instrucciones de tu ama y aprender a complacerla?
Luis: (Asiente con sumisión) Sí, Elisa. Haré lo que sea necesario para satisfacerte.
Jose: (Se dirige a Elisa) Creo que estamos en buenas manos, ¿verdad, Elisa?
Elisa: (Asiente con satisfacción) Así es, Jose. Esta noche promete ser memorable.
Elisa: (Con un tono autoritario continua hablando) Bien, Luis, comencemos quitando eso. Quiero ver todo tu arsenal. (Tira de la goma del boxer de Luis).
Luis: (Se deshace del boxer y se queda completamente desnudo) Sí, Elisa, estoy a tu disposición.
Elisa: (Admira el cuerpo de Luis) Mmm, interesante. (Se gira hacia Jose) ¿Qué opinas, Jose?
Jose: (Ríe entre dientes) Bueno, Elisa, no tiene todo lo que tú mereces, pero estoy seguro de que Luis está dispuesto a aprender.
Elisa: (Sonríe con superioridad) Exacto, Luis. Estás aquí para aprender y complacerme. No importa lo que tengas, sino cómo lo uses.
Luis: (Asiente con sumisión) Entendido, Elisa. Haré todo lo posible para satisfacerte.
Elisa: (Se dirige a Isabel) Isabel, observa bien a tu esposo. Él está aquí para aprender de mí. Puedes aprender mucho de esta experiencia.
Isabel: (Asiente, sintiéndose sumisa) Sí, Elisa. Estoy aquí para aprender de ti y de Jose.
Jose: (Mientras sigue jugando con los pechos de Isabel) Isabel, quiero que observes a tu esposo desnudo. Es hora de que te desprendas de tu braga.
Isabel asiente y con una sonrisa tímida se quita lentamente la braga de forma sensual, deslizándola por sus piernas hasta quitársela por completo. Luego, se lo entrega a Jose a modo de respeto.
Jose: (Observando el cuerpo desnudo de Isabel con una mirada lujuriosa y haciéndola girar 360º) Mmm, Isabel, realmente estás muy buena para tu edad. (Se gira hacia Luis) ¿No crees, Luis?
Luis: (Asiente admirando a su esposa) Sí, Jose, Isabel es realmente hermosa.
Jose: (Azota de forma amistosa el trasero de Isabel) Estoy disfrutando mucho de esta velada. Esto no ha hecho más que empezar.
Isabel: (Pega un salto del susto) Sí, Jose. Estoy lista para seguir aprendiendo y complacerte en todo lo que desees.
Elisa: (Con una sonrisa maliciosa) Isabel, parece que estás disfrutando mucho de esto, ¿verdad?
Isabel: (Ruborizada) Sí, Elisa, es... diferente, pero estoy aprendiendo y eso es lo importante.
Elisa: (Con una sonrisa juguetona) Me alegra escuchar que están dispuestos a aprender y disfrutar de esta experiencia. (Dirigiéndose a Luis) Luis, ¿cómo te sientes viendo a tu esposa sumisa y desnuda ante nosotros? ¿Te excita o te hace sentir incómodo?
Luis: (Titubeando) Es... diferente, Elisa. Al principio me sentía incómodo, pero también me excita verla entregada de esta manera.
Elisa: (Mirando a Isabel) ¿Y tú, Isabel? ¿Cómo te sientes estando en esta situación, sabiendo que estás aquí para complacernos?
Isabel: (Respira hondo) Es un poco abrumador, Elisa, pero al mismo tiempo, me siento emocionada por experimentar algo nuevo y satisfacer a Jose y a ti.
Jose: (Aprovechando la conversación) Elisa y yo estamos aquí para guiaros y asegurarnos de que todos disfrutemos de esta experiencia. No hay presión, solo diversión y placer.
Elisa: (Riendo) Parece que todos estamos en la misma página. Esto es mucho más emocionante de lo que habíamos imaginado, ¿verdad?
Jose: (Asiente con una sonrisa traviesa) Totalmente, Elisa. Luis e Isabel son unos sumisos increíbles, y estamos disfrutando al máximo de esta velada.
Elisa: (Con tono autoritario) Tienen razón, Jose. Esto no ha hecho más que comenzar. Es hora de que demuestren su respeto y sumisión de manera más evidente.
Jose: (Asiente con seriedad) Exacto. Hasta ahora solo se han desnudado, pero la verdadera sumisión empieza ahora. Quiero ver cómo obedecen nuestras órdenes sin dudar.
Isabel: Estamos listos para seguir sus órdenes, Jose, Elisa. Estamos aquí para aprender y complacerlos.
Luis: (Asiente) Sí, estamos dispuestos a obedecer. Por favor, guíennos.
Elisa: (Sonríe con satisfacción) Así me gusta
Jose: (Con autoridad) Desde este momento, quiero que me llameis "amo", y a Elisa "ama". ¿Entendido?
Ambos aceptan y Jose continúa.
Jose: (Con una mirada dominante) Muy bien, quiero que ambos demuestren su sumisión. Pónganse de rodillas ante nosotros.
Isabel y Luis obedecen de inmediato, arrodillándose en el suelo con gestos sumisos.
Jose: (Sonríe satisfecho) Así me gusta. Ahora, quiero escuchar sus peticiones con más sumisión. Quiero que supliquen con sinceridad.
Luis: (Inclina la cabeza hacia abajo y habla con sumisión) Amos, os suplico que nos aceptéis como vuestros sumisos, dispuestos a cumplir todas vuestras órdenes y deseos.
Elisa: (Riéndose con malicia) ¡Vaya, vaya, parecen dos perritos muy sumisos, Jose!
Jose: (Con una mirada lujuriosa) Sí, mi amor, son sumisos y están listos para obedecer. ¿Qué deseas que hagamos?
Elisa: (Sonríe con un brillo travieso en los ojos) Muy bien, quiero que empiecen por besar nuestros pies en señal de sumisión. Que muestren su devoción hacia sus amos.
Isabel y Luis se inclinan hacia adelante y comienzan a besar los pies de Jose y Elisa, demostrando su sumisión y respeto.
Jose: (Con autoridad) Escuchad bien, sumisos. A partir de ahora, Isabel y Luis, sois nuestros sumisos y debéis respetar la jerarquía de esta casa. Elisa y yo somos los amos, y yo soy el amo principal. ¿Entendido?
Isabel y Luis responden al unísono: "Sí, amo. Sí, ama."
Elisa: (Asintiendo con aprobación) Muy bien. Ahora, en respuesta a la pregunta de Jose, debéis responder: "Las perritas obedecen y sirven a sus amos."
Isabel y Luis, aunque tímidamente, repiten las palabras de Elisa: "Las perritas obedecen y sirven a sus amos."
Elisa: (Riéndose mientras da una patada en el culo a Isabel) ¡Bien, perrita Isabel, gracias por tu sumisión!
Jose: (Agrega con sarcasmo) Y gracias, perrita Luis, por tu obediencia. Parece que tenemos dos cachorros sumisos en casa, ¿verdad, Elisa?
Elisa: (Inclinándose hacia Isabel) Dinos, perrita Isabel, ¿cómo te sientes en este momento?
Isabel: (Con voz sumisa) Siento gratitud y excitación, amo y ama, por la oportunidad de servirles.
Elisa: (Se burla de Isabel y mira a Jose) ¡Mira, Jose! Nuestra perrita Isabel está muy emocionada por ser sumisa. Parece que le gusta su nuevo papel.
Jose: (Ríe con complicidad) Sí, Elisa, parece que se adapta bastante rápido.
Jose, con una actitud autoritaria, se pone frente a Luis e Isabel, con los brazos en jarras, exigiendo sumisión y que Isabel le desnude. Isabel, obediente, se acerca a él y comienza a quitarle los zapatos, el pantalón y el boxer de sus tobillos, junto con los calcetines para que se sienta más cómodo.
Jose: (Mirando con superioridad) Isabel, muy bien, sigues demostrando tu sumisión y obediencia. Ahora, déjame completamente desnudo para que puedas admirar a tu amo en toda su gloria.
Isabel, se pone de pie frente a él. Mientras desabotona la camisa de Jose, él aprovecha la oportunidad para tomarla apasionadamente y agarrarla del trasero, atrayéndola hacia él. Sus labios se encuentran en un beso ardiente y cargado de deseo, mientras sus manos recorren el cuerpo de Isabel con lujuria.
La tensión sexual en la habitación aumenta mientras Jose e Isabel se entregan al beso apasionado, dejando claro quién tiene el control en ese momento. La sumisión de Isabel se manifiesta claramente mientras permite que Jose la bese y la acaricie, obedeciendo sus deseos con devoción.
Una vez desnudo, Jose hizo un gesto a Isabel para que volviera a su posición de rodillas. Isabel, obedeciendo las indicaciones de su amo, regresó de inmediato a su posición de sumisión, arrodillada frente a Jose y Elisa, esperando las órdenes de sus amos.
Jose se volvió hacia Luis, quien estaba de rodillas, y con una mirada autoritaria le dijo: "Luis, es hora de que dejes claro quién manda aquí. Por favor, besa mi polla y pídeme ser mi sumiso total."
Luis, sintiéndose completamente sumiso ante la autoridad de Jose, obedeció sin dudar. Se acercó a Jose y comenzó a besar su polla con sumisión y devoción.
Jose y Elisa no podían contener su risa mientras observaban a Luis cumplir con la petición de Jose de besar su polla. Se burlaban abiertamente de su sumisión y lo que consideraban una falta de virilidad por su parte.
Elisa, con una sonrisa maliciosa, propuso de manera provocadora: "Creo que Luis debería repetir eso, pero esta vez de manera más profunda, para mostrar su total sumisión. ¿Qué opinas, Jose?"
Jose, aún riendo, miró a Isabel y le preguntó: "Isabel, ¿qué opinas de la idea de Elisa? ¿Debería Luis demostrar su sumisión de esa manera?"
Isabel, sintiéndose un poco incómoda por la sugerencia, respondió tímidamente: "Si eso es lo que desean nuestros amos, entonces estoy segura de que Luis lo hará."
Jose, aún riendo por la situación, se dirigió a Luis con una sonrisa traviesa en el rostro. "Bien, Luis, parece que ya se sabe lo que debes hacer. ¿Qué dices? ¿Estás dispuesto a demostrar tu total sumisión y obedecer?"
Luis, sintiéndose abrumado por la presión y las burlas de Elisa, asintió con timidez. "Si eso es lo que desean, lo haré." Sabía que no tenía más opción que cumplir con las demandas de sus amos y amas.
Elisa no pudo contener su risa y comentó con sorna: "Oh, Jose, parece que tenemos a un sumiso muy obediente aquí. Esto promete ser una noche interesante."
Jose acarició con satisfacción el cabello de Isabel, quien aún permanecía de rodillas a su lado. "Isabel, estás viendo cómo tu esposo aprende a obedecer. Esto es lo que significa sumisión total."
Isabel asintió con sumisión y respondió: "Sí, amo Jose, entiendo."
La habitación se llenó de una tensa excitación mientras Luis, visiblemente nervioso pero decidido a cumplir con las demandas de sus amos, se acercó a Jose. Elisa, con una sonrisa traviesa en los labios, observaba atentamente la escena, mientras que Isabel, sintiéndose abrumada por la intensidad del momento, desviaba la mirada.
Jose, con una mirada de superioridad, guió a Luis y le indicó cómo debía proceder. "Bien, Luis, demuéstranos tu sumisión total. Mételo en tu boca y comienza a adorar a tu amo."
Luis, con manos temblorosas, obedeció y tomó la polla de Jose en sus manos, antes de llevarlo lentamente a su boca. Elisa no podía evitar reír ante la situación, mientras que Jose gemía ligeramente, disfrutando del poder que ejercía sobre su amigo.
Isabel, sintiéndose incómoda, no podía apartar la mirada por completo y observaba de reojo la escena. Elisa aprovechó la oportunidad para burlarse de ella. "¿Ves, Isabel? Así es como se debe obedecer a los amos. Tu esposo está aprendiendo rápido."
Jose, completamente entregado a la situación, no dejaba de alabar a Luis y hacer comentarios jocosos sobre su sumisión. "Muy bien, Luis, así es como se hace. Aprende a adorar a tu amo y a satisfacer sus deseos."
Después de una mamada bastante intensa, Jose llegó a su clímax, eyaculando en el rostro de Luis, quien se encontraba completamente entregado a las órdenes de sus amos. Elisa, con una sonrisa maliciosa, instó a Isabel a que limpiara el semen de Jose con su boca, lo cual hizo obediente.
Jose, con la respiración agitada y una mirada triunfante en su rostro, se puso de pie y dirigió unas palabras a sus sumisos. "Luis, Isabel, esta noche están demostrando su sumisión y devoción hacia nosotros. Han aceptado su lugar y han cumplido con nuestras demandas. Estoy por el momento muy orgulloso de vosotros."
Elisa, compartiendo la sensación de poder y dominación, asintió. "Así es, chicos. Han dado un gran paso esta noche. Deben recordar que su placer reside en servirnos y complacernos. Estamos aquí para guiarlos en este viaje de sumisión y placer. ¿Entienden su lugar ahora?"
Luis e Isabel, con expresiones sumisas y un poco abrumados por la experiencia, asintieron en silencio. La velada continuaba, y los roles de poder y sumisión se mantenían, marcando un cambio profundo en sus vidas y en su relación con Jose y Elisa.
Elisa, mostrando su astucia y determinación, se volvió hacia Isabel y dijo: "Ahora, Isabel, es tu turno de demostrar tu sumisión ante mí. Tienes la oportunidad de complacerme. ¿Cómo prefieres hacerlo?
Isabel, aún sintiéndose un poco abrumada por la intensidad de la situación, miró a Elisa con humildad y respondió: "Ama Elisa, estoy aquí para satisfacer tus deseos. Por favor, dime cómo puedo hacerte sentir bien."
Elisa, con una expresión de autoridad en su rostro, enfatizó: "Isabel, quiero que tomes la decisión por ti misma sobre cómo puedes complacerme en este momento. Sin embargo, ten en cuenta que si tu elección no me satisface, habrá consecuencias. Así que, elige sabiamente y recuerda que tu deber es satisfacerme."
Isabel asintió con sumisión, sintiendo la presión de la responsabilidad en sus hombros. Respiró profundamente y comenzó a pensar en cómo podría complacer a Elisa de la mejor manera posible, sabiendo que su elección debía ser cautelosa y satisfactoria para su ama.
Isabel, después de considerar su elección con cuidado, finalmente habló con voz sumisa: "Ama, he decidido que comenzaré complaciéndote con un masaje en tus pies, usando mi lengua para proporcionarte la mayor satisfacción. Si lo deseas, seguiré subiendo lentamente por tus piernas hasta culminar con la estimulación oral para llevarte al éxtasis."
Elisa asintió con una sonrisa de satisfacción y, al escuchar la elección de Isabel, comenzó a despojarse de sus pantalones y zapatos con una elegancia dominante. Quedó en la habitación vestida solo con su camiseta y tanga, mientras Isabel se acercaba obediente a realizar el masaje en sus pies. La atmósfera estaba cargada de tensión y deseo mientras Isabel comenzaba a lamer y acariciar los pies de su ama, siguiendo las instrucciones con devoción y entregándose por completo a su sumisión.
Mientras Elisa yacía en el sofá, Isabel estaba de rodillas en el suelo, dedicada a darle un masaje en los pies con la lengua y la boca. Sus labios suaves y su lengua habilidosa acariciaban y exploraban cada rincón de la piel de los pies de Elisa, provocando gemidos de placer por parte de la ama.
En otra parte del salón, Jose observaba la escena con una mirada lujuriosa y una sonrisa de satisfacción en una silla cercana. Había recuperado parte de su energía después del éxtasis previo y disfrutaba viendo cómo su esposa ejercía su control sobre Isabel.
Luis, por su parte, estaba de rodillas junto a Jose en el suelo, demostrando su sumisión al mirar la escena con total obediencia.
Elisa, disfrutando del masaje en sus pies, decidió llevar las cosas un paso más allá. Con voz suave pero autoritaria, le indicó a Isabel que ya era momento de que subiera por sus piernas con sus caricias. Isabel, obediente y deseosa de satisfacer a su ama, dejó de masajear sus pies y comenzó a besar y lamer lentamente las piernas de Elisa.
Con cada beso y caricia, Isabel ascendía por las piernas de Elisa, explorando su piel con devoción. Elisa se recostó un poco más en el sofá, ofreciendo sus piernas para que Isabel las adorara. La sensualidad en la habitación aumentaba con cada movimiento, y Elisa se sentía más poderosa que nunca, disfrutando del control que tenía sobre la sumisa Isabel y del espectáculo que estaba presenciando Jose.
Llegado a ese punto, Elisa no pudo contenerse más. Le pidió a Isabel que le bajara el tanga y con la mano firme, guió la cabeza de Isabel hacia su zona íntima, donde la sumisa esposa comenzó a darle placer con su lengua de forma decidida. Elisa se dejó llevar por las sensaciones abrumadoras que recorrían su cuerpo y, finalmente, alcanzó un orgasmo intenso y apasionado.
Los gemidos y suspiros de Elisa llenaron la habitación mientras Isabel continuaba con su devoción, proporcionándole el placer que tanto ansiaba su ama. Jose, observando la escena con admiración, no pudo evitar sentirse completamente excitado por la visión de la sumisión y el placer desbordante que Elisa estaba experimentando.
Una vez satisfecha Elisa, no tardó en volver a vestirse, momento en el cual Jose decidió romper el silencio con una de sus bromas.
Jose: (Riendo) Bueno, bueno, Luis, Isabel, ¿qué dicen? ¿Cómo calificarían el sabor de mi semen?
Isabel: (Ruborizada) Bueno, Jose, no sé si podría describirlo muy bien.
Luis: (Asintiendo) No sabría decir
Elisa: (Divirtiéndose) ¡Vamos, chicos, no sean tímidos! Estamos todos aquí para explorar y compartir. No se preocupen por ser honestos. Jose solo está bromeando un poco.
Jose: (Sonriendo) Exacto, no intento presionarlos. Solo quiero que se sientan cómodos y abiertos a hablar sobre todas las experiencias que compartimos.
Isabel: (Con una sonrisa nerviosa) Bueno, si tuviera que describirlo, diría que es... um, salado y un poco amargo, pero no en un mal sentido.
Luis: (Asintiendo) Sí, es como un sabor fuerte pero no desagradable. Es difícil de describir.
Jose: (Riendo) Bueno, al menos están tratando de describirlo.
Elisa: (Agrega con picardía) Además, ¿quién hubiera pensado que tendríamos una conversación tan íntima esta noche?
Jose: (Riendo) ¡Bueno, bueno, Luis, Isabel, parece que tendrán la oportunidad de definirlo con más detalle! ¿Listos para más?
Isabel: (Sonriendo tímidamente) Sí, Jose, lo que deseen
Luis: (Asintiendo) Estamos para serviros.
Elisa: (Interviene con una sonrisa traviesa) Oh, vamos, chicos, muestren un poco más de entusiasmo. No sean tímidos. ¿Qué dicen, deberían pedirlo con más... fervor?
Isabel: (Mirando a Jose) Jose, ¿podemos tener más, por favor? Tenemos sed de... de su semen.
Luis: (Siguiendo el juego) Sí, Jose, estamos deseando explorar y definir mejor el sabor.
Jose: (Con una sonrisa de superioridad) Así me gusta, chicos. Ahora están mostrando más entusiasmo. Tendrán lo que desean.
Elisa: (Agrega con picardía) Eso está mejor, aunque, de todas formas, creo que se merecen un ligero castigo por ser tan dubitativos. ¿No te parece, cariño?
Jose: (Asiente con complicidad) Tienes razón, cariño, un pequeño castigo podría ser justo. (Sin mediar palabra, Jose se acerca a Luis, cuya expresión está llena de expectación y nerviosismo por lo que viene a continuación. Elisa observa la escena con una sonrisa maliciosa).
Jose: (Con una mirada desafiante y una sonrisa traviesa) ¿Qué opinas, Luis? ¿Vas a volver a ser dubitativo, o has aprendido tu lección? (Jose acerca su polla erecto al rostro de Luis, rozando sus mejillas con suavidad al principio).
Luis: (Tragando saliva nerviosamente) Sí, amo Jose, he aprendido mi lección. No volveré a dudar.
Jose: (Continúa acariciando las mejillas de Luis con su polla, de forma lenta y deliberada) Así me gusta, Luis, que seas obediente y aprendas rápidamente. Pero aún mereces un pequeño castigo. (Jose aumenta la intensidad de los golpes, haciéndolos un poco más firmes, aunque todavía no son dolorosos).
Elisa: (Observa con interés) ¿Qué opinas, Isabel? ¿Crees que Luis merece este castigo por ser tan dubitativo?
Isabel: (Asiente con sumisión) Sí, ama Elisa, creo que es justo que reciba un castigo para aprender de sus dudas y errores.
Jose: (Mantiene su ritmo constante de golpes suaves en las mejillas de Luis) Ves, Luis, todos están de acuerdo en que necesitas este castigo. (Jose se acerca un poco más, asegurándose de que Luis sienta su polla rozando sus labios con cada golpe).
Luis: (Muestra sumisión y obediencia) Entiendo, amo Jose. Acepto el castigo.
Elisa: (Sonríe satisfecha) Así me gusta, Luis. Pronto aprenderás a no dudar y a obedecer de inmediato.
Elisa: (Con una sonrisa traviesa) Bien, cariño, ahora es el turno del castigo de Isabel. Sus mejillas también merecen un poco de atención, ¿verdad?
Jose: (Asiente con complicidad) Tienes razón, cariño. Isabel, ¿estás lista para tu castigo?
Isabel: (Muestra sumisión y nerviosismo) Sí, amo Jose, estoy lista para mi castigo.
Elisa: (Se acerca a Isabel con un aire dominante) Así me gusta, Isabel. Aceptar tu castigo es una muestra de sumisión y obediencia, y eso es lo que queremos ver. (Elisa se coloca junto a Jose, mirando a Isabel con una sonrisa maliciosa).
Jose: (Se acerca a Isabel, con su polla erecta y desafiante) Bien, Isabel, como aprendiz de sumisa, debes entender que los castigos son una parte importante de nuestro juego. (Jose acaricia suavemente las mejillas de Isabel con su polla, transmitiendo una sensación de dominación).
Isabel: (Tragando saliva nerviosamente) Sí, amo Jose, lo entiendo. Estoy dispuesta a aceptar mi castigo.
Elisa: (Observa la escena con interés) Muy bien, Isabel, demuestra tu sumisión y acepta tu castigo con gratitud.
Jose: (Comienza a dar suaves golpes en las mejillas de Isabel con su polla, aumentando gradualmente la intensidad) Así es, Isabel, acepta tu castigo como una muestra de sumisión y respeto hacia nosotros. (Jose mira a Elisa y sonríe, disfrutando de la escena de dominación que están creando juntos).
Isabel: Sí, amo Jose, gracias por enseñarme.
Elisa: (Sonríe satisfecha mientras observa el castigo de Isabel) Eso es, Isabel. Pronto aprenderás a disfrutar de cada aspecto de nuestro juego y a ser una sumisa obediente.
Elisa: (Con una mirada traviesa) Jose, ¿qué te parece si aprovechamos la oportunidad para bajar un poco la hinchazón de tu polla?
Jose: (Sonríe ante la sugerencia de Elisa) Esa es una idea interesante, cariño. ¿Tienes algo en mente?
Elisa: (Se acerca a Isabel con una expresión de determinación) Bueno, Isabel, ¿qué te parece si utilizamos esos hermosos pechos tuyos para ayudar a nuestro amo Jose? Pueden darle un poco de alivio.
Isabel: (Muestra sumisión y aceptación) Sí, ama Elisa, estoy dispuesta a hacerlo para satisfacer a nuestro amo Jose.
Jose: (Asiente con entusiasmo) Me parece una idea exquisita, cariño. Isabel, ¿estás lista para ayudarme?
Isabel: (Muestra sumisión mientras se coloca en posición) Sí, amo Jose, estoy lista para ayudarte de la forma que necesites.
Elisa: (Sonríe satisfecha) Así me gusta, Isabel. Aprenderás que la sumisión puede ser muy gratificante para todos nosotros. (Elisa observa cómo Jose coloca su polla entre los pechos de Isabel, y ella comienza a moverlos suavemente para darle placer).
Jose: (Suspira de alivio mientras disfruta de la sensación) Ahh, esto es increíble, chicas. Elisa, tienes las mejores ideas. Isabel, sigue así, estás haciendo un gran trabajo.
Isabel: (Muestra sumisión y continúa moviendo sus pechos para dar placer a Jose) Gracias, amo Jose. Estoy aquí para servirte y satisfacerte en todo lo que necesites.
Elisa: (Sonríe mientras observa la escena) Estoy segura de que disfrutarás mucho más de nuestro juego a medida que vayamos explorando nuevas posibilidades, cariño.
Jose no podía evitar comentar sus emociones en medio del éxtasis. Con una voz entrecortada por el placer, decía: "Oh, Isabel, estás haciendo un trabajo maravilloso. Sigue así, cariño. Me estás llevando al límite". Suspiros y gemidos escapaban de sus labios mientras se dejaba llevar por las sensaciones abrumadoras.
Elisa, sentada en el sofá, disfrutaba del espectáculo, riéndose y haciendo comentarios sugerentes que aumentaban la tensión en la habitación. La sumisión y el placer se entrelazaban en un juego dominante y sumiso que satisfacía los deseos de todos los presentes.
Elisa, entre risas y comentarios picantes, no perdía oportunidad para provocar aún más la tensión en la habitación. Mientras Jose estaba al borde del éxtasis, ella bromeaba: "Isabel, ¿Cómo te sientes, sumisa?"
Isabel, con una mezcla de nerviosismo y excitación, respondía: "Me siento... obediente, Elisa. Haciendo lo que mi ama y mi amo desean".
Jose, casi al límite de la eyaculación, añadía con voz entrecortada: "Sí, Isabel, estás complaciéndonos mucho. No puedo esperar más. ¡Ah...!" Y en ese momento, un gemido profundo y apasionado se apoderaba de su voz mientras se producía su liberación.
El semen de Jose brotaba y empapaba los pechos de Isabel, creando una imagen erótica que llenaba la habitación de un ambiente aún más cargado de pasión y dominación. Elisa continuaba riéndose, disfrutando del poder que ejercía sobre la sumisa pareja mientras observaba el resultado de su control.
La atmósfera en la habitación se cargaba de un ambiente sumamente erótico y humillante. Luis, obedeciendo las órdenes de Jose, lamió y limpió el semen del cuerpo de Isabel, cumpliendo con su papel sumiso. Una vez terminado, Jose, en tono de burla, volvía a preguntar: "Luis, ¿a qué sabe mi semen?"
Elisa, riéndose abiertamente de la situación, agregaba: "¡De tanto tomarlo, deberían tener una descripción precisa de su sabor ahora!"
La pareja sumisa se sentía profundamente humillada y controlada. Luis, bajo la mirada desafiante de Jose, contestó tímidamente: "Tiene un sabor amargo que nos gusta mucho amo."
Las palabras de Luis desencadenaron las lágrimas de Isabel, que se sintió abrumada y humillada por la situación. Elisa, sin mostrar empatía alguna, la agarró del pelo y le espetó de manera brusca: "¡Vete a duchar, Isabel! Mi marido no va a comerse esos pechos asquerosos, y de paso, te limpias esas lágrimas falsas."
La escena estaba cargada de humillación y crueldad, y la pareja sumisa se sentía cada vez más atrapada en la dinámica de sumisión impuesta por Jose y Elisa.
Elisa empujó a Isabel hacia el baño, mientras Jose le ordenaba que lo esperara en su habitación.
Jose, con tono autoritario, advirtió a Luis: "Considera que tienes suerte de que esté flácida en este momento, Luis."
Luis agradecido, respondió rápidamente: "Gracias, amo. Aprecio tu comprensión."
Elisa, aún burlándose, comentó: "Sí, Luis, deberías considerarte afortunado. Pero no te confíes, esto es solo el comienzo de tu educación."
Jose se retiró a la habitación, dejando a Elisa y Luis solos en el salón. Elisa, con una mirada traviesa, se acerca a Luis y le susurra al oído: "Luis, ahora que estamos solos, ¿qué te parece la idea de un masaje en la espalda?".
Luis, sonriendo de forma tímida, responde: "Por supuesto ama. Estoy deseando darte ese masaje".
Elisa, con una voz autoritaria, le dijo a Luis: "Perfecto. No te demores."
Luis, obediente, asintió y se dispuso a darle el masaje a Elisa.
Elisa: (Con voz dominante) Bien, Luis, primero quítame la blusa y el sujetador.
Luis asintió, sintiendo la presión de la situación. Con cuidado, comenzó a desabrochar los botones de la blusa de Elisa uno por uno, revelando lentamente su piel. Sus dedos temblaban ligeramente por la tensión del momento. Cuando la blusa cayó al suelo, Luis observó el sujetador de encaje negro que cubría los pechos de Elisa.
Elisa mantenía una expresión autoritaria mientras Luis avanzaba. Él tomó el broche del sujetador con cuidado y, después de un momento de indecisión, lo desabrochó, dejando al descubierto los pechos de Elisa. Eran firmes y perfectamente formados a pesar de su tamaño reducido.
Elisa se mantenía impasible mientras Luis la desvestía, disfrutando de su posición de poder y control. Luis sabía que estaba siendo observado y juzgado en cada movimiento, lo que aumentaba su nerviosismo.
Elisa: (Con una sonrisa desafiante) Bien, Luis, ¿qué opinas de lo que ves?
Luis, sintiéndose en una situación incómoda pero obediente, respondió tímidamente:
Luis: Son hermosos, ama.
Elisa: (Continuando con su actitud dominante) Así me gusta, Luis. Debes aprender a apreciar la belleza cuando la ves. Mi cuerpo es algo que debes admirar y respetar.
Luis: (Asintiendo con sumisión) Entiendo, ama. Siempre te admiraré.
Elisa: (Acariciando su propio cuerpo) Eso es lo que quiero oír. Recuerda que estás aquí para servir y adorar. Tu placer solo existe para satisfacer nuestras necesidades.
Luis: (Suspirando) Sí, ama. Haré lo que sea necesario para cumplir tus deseos.
Elisa: (Sonriendo satisfecha) Así me gusta, Luis. Ahora, es momento del masaje en mi espalda y no escatimes en esfuerzo. Quiero relajarme completamente.
Luis, obediente y con cuidado, comenzó a darle un masaje en la espalda a Elisa. Sus manos se movían lentamente, aplicando una presión suave pero firme sobre los músculos de su espalda. Elisa suspiraba de satisfacción mientras cerraba los ojos y se relajaba por completo.
Luis se esforzaba al máximo para que el masaje fuera lo más placentero posible. Sus manos recorrían cada centímetro de la espalda de Elisa, desde los hombros hasta la parte baja de la espalda. A medida que continuaba, sus movimientos se volvían más fluidos y coordinados.
Elisa, con una expresión de disfrute, dejaba escapar algunos suspiros ocasionales y palabras de elogio:
Elisa: (Susurrando) Muy bien, Luis. Sigues mejorando.
Luis: (Agradecido) Gracias, ama. Intento hacerlo lo mejor posible.
El masaje continuaba, y Luis se centraba en eliminar cualquier rastro de tensión en la espalda de Elisa. Sus manos se movían con destreza, brindando un masaje que estaba a la altura de las expectativas de su ama. La atmósfera estaba llena de sumisión y entrega, mientras Luis seguía obedeciendo las órdenes de Elisa.
Luis, siguiendo las órdenes de Elisa, se inclinó sobre ella y comenzó a dar besos suaves en su espalda. Sus labios recorrían la piel de Elisa con ternura, dejando un rastro de caricias en cada beso.
Elisa disfrutaba de la sensación de los besos de Luis en su espalda. Cerró los ojos y se dejó llevar por el placer de la sumisión. Los labios de Luis continuaban explorando cada rincón de su espalda, desde los hombros hasta la parte baja, mientras sus manos acariciaban sus costados.
Luis continúa con el masaje, y poco a poco, llega el momento en que debe retirar el tanga de Elisa.
Elisa, con una sonrisa pícara, le da permiso a Luis para continuar. A medida que Luis retira el tanga con cuidado, Elisa suspira suavemente y comenta: "Luis, estás haciendo un trabajo maravilloso".
Luis, con admiración en sus ojos, responde: "Estoy aquí para servirte, Elisa. Tu satisfacción es mi prioridad".
Elisa, con voz seductora, comenta: "Luis, tienes una lengua increíblemente talentosa. Sigue haciéndome sentir especial y deseada".
Luis, emocionado por complacer a Elisa, continúa con su masaje, explorando cada rincón de su piel con delicadeza y pasión.
Elisa, con una voz sensual y dominante, le dijo a Luis que era hora de llevar su sumisión al siguiente nivel.
Elisa: (Con tono seductor) Luis, ha llegado el momento de que demuestres cuán sumiso puedes ser. Quiero que me penetres.
Luis asintió con sumisión, aunque su nerviosismo era evidente.
Luis: (Con humildad) Sí, ama. Estoy listo para servir y dar placer como usted ordene.
Elisa sonrió satisfecha por la respuesta de Luis y se acomodó en la cama, esperando que él cumpliera con su orden.
Luis comenzó la penetración, sintiendo una mezcla de excitación y nerviosismo al satisfacer los deseos de Elisa. Elisa, por su parte, no pudo contener sus gemidos y sus palabras obscenas llenaron la habitación mientras disfrutaba del acto.
Elisa: (Gimiendo y gritando) ¡Sí, Luis, así es como me gusta! ¡Sigue, más fuerte, más profundo!
Luis, obediente, intensificó sus movimientos, buscando complacer a su ama en cada momento. Elisa expresaba sus deseos de manera descarada, y Luis hacía todo lo posible por satisfacerla
Luis no pudo evitar eyacular prematuramente debido a la intensidad de la situación. Elisa se quejó en un primer momento, expresando su insatisfacción por la falta de control de Luis. Sin embargo, en lugar de castigarlo de inmediato, decidió darle una segunda oportunidad.
Elisa: (Frunciendo el ceño) ¡Luis, deberías haber durado más! Pero no te preocupes, te daré otra oportunidad.
Luis, avergonzado por su falta de control, asintió y se dispuso a continuar satisfaciendo a su ama. Elisa lo obligó a usar su lengua para compensar su eyaculación prematura, asegurándose de que ella alcanzara el placer que deseaba.
Elisa, con autoridad y lujuria, agarró la cabeza de Luis y comenzó a guiar sus movimientos con determinación. Quería asegurarse de experimentar una eyaculación plena y satisfactoria. Mientras dirigía a Luis con sus manos, no dejaba de expresar sus deseos de manera explícita.
Elisa: (Con voz dominante) Luis, quiero que me des una eyaculación como nunca antes. Sigue así, no te detengas. ¡Hazme sentir todo tu placer!
Luis, obediente y deseoso de redimirse por su eyaculación prematura anterior, siguió las instrucciones de Elisa. Usó su lengua y labios para complacerla, concentrándose en darle el máximo placer posible.
Elisa, en medio del éxtasis y el placer, no pudo evitar expresar sus deseos y emociones de manera apasionada. Gritaba y gemía, dejando salir sus más profundos anhelos mientras se acercaba a la eyaculación. Sus palabras eran obscenas y llenas de lujuria, resonando en la habitación.
Sus palabras eran un eco de su excitación desenfrenada, y Luis hacía todo lo posible por cumplir sus deseos. La habitación se llenó de sonidos de pasión mientras Elisa se acercaba al clímax, dejando en claro que estaba disfrutando de cada momento de sumisión y placer que su sumiso le proporcionaba.
Elisa finalmente eyacula, experimentando una explosión de placer que la hace temblar de satisfacción. Sus gemidos y susurros de éxtasis llenan la habitación mientras disfruta plenamente de su orgasmo. Luis continúa complaciéndola hasta que siente que su ama ha terminado.
Elisa: (Jadeando y gimiendo) ¡Oh, sí, Luis! ¡Sí, así es como me gusta! ¡Me haces sentir tan bien! (Suspira profundamente mientras su cuerpo se relaja después del orgasmo).
El salón queda envuelta en un momento de silencio y satisfacción después de la intensa experiencia que acaban de compartir. Elisa sonríe, satisfecha con lo que ha experimentado, mientras Luis espera cualquier instrucción adicional de su ama.
Elisa: (Acariciando el cabello de Luis) Eres un buen chico, Luis. Has hecho todo lo que te he pedido. No te preocupes, estamos aquí para disfrutar juntos.
Los dos permanecen tumbados, abrazados y a la espera de la llegada de Jose e Isabel, listos para continuar con esta intensa velada llena de emociones y sumisión. Elisa de todas formas decide volver a vestirse para desmarcarse de la “vestimenta” de sus sumisos.
-----------------------------------------
Mientras tanto en la habitación Jose esperaba en la habitación a que Isabel saliera de la ducha, cuando ella sale y entra en la habitación se encuentra a Jose esperando sentado en la cama.
Jose: (Sonríe al ver a Isabel entrar en la habitación) Hola, Isabel. Me alegra verte de nuevo. ¿Lista para continuar?
Isabel: (Muestra sumisión y asiente con timidez) Sí, amo Jose, estoy lista.
Jose: (Con tono autoritario) Entonces, Isabel, quítate la toalla inmediatamente y ven hacia mí.
Isabel: (Cumple la orden sin dudar, dejando caer la toalla al suelo y acercándose hacia Jose).
Jose: (La mira con deseo y autoridad) Así está mejor. Ahora, arrodíllate frente a mí, Isabel.
Isabel: (Se arrodilla frente a Jose, con la mirada baja y la sumisión evidente en su postura).
Jose: (Le acaricia el cabello con ternura) Muy bien, Isabel. Estás haciendo un buen trabajo al seguir mis instrucciones. Ahora, quiero que me cuentes cómo te sientes en este momento.
Isabel: (Muestra sumisión mientras habla) Me siento un poco nerviosa, amo Jose, pero también emocionada por seguir aprendiendo y servirte de la mejor manera posible.
Jose: (Sonríe satisfecho) Eres una buena sumisa, Isabel. Ya es hora que mi polla entre en tu cuerpo ¿no crees?
Isabel: (Asiente con determinación) Sí, amo Jose.
Jose: (Sonríe aún más, mostrando su deseo) Así me gusta, Isabel, que estés dispuesta a todo para complacerme. Ven, acércate un poco más.
Isabel: (Se acerca aún más a Jose, mostrando su sumisión mientras se coloca frente a él, sus cuerpos casi tocándose).
Jose: (Acaricia suavemente el rostro de Isabel) Eres hermosa, Isabel. (Lentamente, comienza a acariciar su cuerpo, explorando cada curva con sus manos). Voy a seguir haciendote mía esta noche.
Isabel: (Suspirando) Sí, amo Jose. Haz lo que quieras conmigo.
Jose: (Se acerca a Isabel, desnudo y con su polla erecto frente a ella). Muy bien, Isabel. Ahora, quiero que tomes mi polla con tus manos y lo acaricies suavemente.
Isabel: (Cumple su orden, toma con sus manos el polla de Jose y comienza a acariciarlo con suavidad, mirándolo a los ojos con sumisión).
Jose: (Gime levemente por las caricias de Isabel) Así, muy bien, cariño. Ahora, quiero que lo introduzcas en tu boca y me des placer oral.
Isabel: (Cumple su orden sin dudar, toma su polla y lo introduce en su boca, comenzando a mover la lengua y los labios con destreza para satisfacer a Jose).
Jose: (Suspira de placer mientras observa cómo Isabel le da placer oral) Oh, Isabel, tienes una boca maravillosa. Sigue así, cariño, disfruta de mi polla.
Isabel: (Continúa con sus movimientos, entregada a dar placer a su amo, sintiendo cómo su excitación crece a medida que lo hace).
Jose: (Mientras disfruta del placer que le está brindando Isabel) Eres una buena sumisa, Isabel. Sigue chupando y lamiendo mi polla como la buena perrita que eres.
Isabel: (Sigue obedeciendo, sintiendo la excitación crecer en su interior, complaciendo a su amo con devoción).
Jose: (Después de un rato de recibir placer oral de Isabel, la guía para que se ponga a cuatro patas en la cama) Muy bien, Isabel. Ahora quiero que te pongas en posición, a cuatro patas. (Se sitúa detrás de ella, sosteniendo su polla en la mano).
Isabel: (Cumple su orden sin dudar, colocándose a cuatro patas en la cama, con la mirada sumisa y el trasero en alto, esperando la penetración).
Jose: (Con determinación, se coloca detrás de Isabel y la penetra por el coño, deslizando su polla en su interior). Ahora, Isabel, disfruta de ser poseída por tu amo.
Isabel: (Gime suavemente mientras Jose la penetra, sintiendo cómo la llena por completo). Sí, amo... Estoy aquí para servirte y complacerte.
Jose: (Aumenta el ritmo de sus embestidas, sintiendo cómo el placer se acumula en su interior) Ah... Isabel, estoy a punto... (Gime más fuerte mientras continúa penetrándola).
Isabel: (Gime con sumisión, sintiendo el placer recorrer su cuerpo) Sí, amo... estoy lista para recibir tu semen...
Jose: (Se acerca a su oído y susurra con voz ronca) Eres una sumisa tan obediente, Isabel. Tu cuerpo me pertenece, y te voy a llenar con toda mi leche...
Isabel: (Siente cómo su cuerpo tiembla de excitación ante las palabras de Jose) Por favor, amo... déjame sentirlo...
Jose: (Finalmente, llega al clímax y se deja llevar por la intensa sensación, eyaculando en el interior de Isabel mientras la sostiene con firmeza). Ah... Isabel...
Isabel: (Siente cómo el calor del semen de Jose la llena, y suspira satisfecha) Gracias, amo... ha sido un honor servirte.
Jose: (Se retira de ella con cuidado y se tumba a su lado en la cama, recuperando el aliento) Has hecho un buen trabajo, Isabel. Sabes cómo complacerme.
Isabel: (Sonrojada y sonriendo) Gracias, Jose. Es mi deber como sumisa hacerte sentir bien.
Jose: (Besando su frente) Estoy seguro de que juntos disfrutaremos de muchas más aventuras. Eres mi sumisa especial, Isabel.
Isabel: (Cierra los ojos) Y tú eres mi amo, Jose. Estoy lista para lo que venga.
Hubo un momento de respiro donde ninguno de los dos hablaron, quedando jose completamente relajado, fue pasado unos 10 minutos cuando volvió a mirar a Isabel y la pidió que se pusiera encima suya.
Isabel se acomoda sobre las piernas de Jose, cuidando de no hacerle daño. Sus pechos se encuentran justo frente a su rostro, tentadores y atractivos.
Isabel: (Comienza a mover sus pechos sensualmente) ¿Así está bien, mi amo?
Jose: (Sonríe y coloca sus manos alrededor de sus pechos) Sí, así está perfecto. Eres tan hermosa, Isabel.
Isabel: (Suspira de placer) Me alegra que te guste, Jose. Disfruto tanto complaciéndote.
Jose: (Hunde su rostro entre sus pechos, jugando con ellos) Oh, Isabel, esto es maravilloso. Eres increíblemente sensual. (Entre mordiscos suaves) Me encantan, Isabel. Son suaves y deliciosos. (Pellizca suavemente su pezón) Eres increíblemente sensual, y me haces sentir tan excitado.
Isabel: (Gime suavemente) Me alegra que te gusten. Quiero complacerte en todo lo que desees, mi amo. (Mueve sus caderas lentamente sobre él).
Jose: (Pellizca suavemente su trasero) Oh, Isabel, también tienes un culo increíble. Eres simplemente perfecta.
Isabel: (Ríe suavemente) Gracias, Jose. Tú también eres perfecto para mí. (Continúa meneando sus pechos para su disfrute).
Jose: (Con una mirada posesiva) Estos pechos son solo míos, ¿verdad, Isabel? Luis no podrá tocarlos, ¿estás de acuerdo?
Isabel: (Con timidez) Sí, mi amo. Estos pechos te pertenecen solo a ti. Luis no los tocará, lo prometo.
Jose: (Sonríe satisfecho) Así me gusta, Isabel. Eres una buena sumisa.
Jose: (Con picardía) Parece que mi polla vuelve a estar a tope, ¿verdad? Alguien lo tendrá que desinflar. Ponte de nuevo en posición de cuatro patas.
Isabel: Estoy lista para servirte, mi amo.
Jose: (Con firmeza) Ven aquí, Isabel. Esta vez quiero que sientas un poco más de emoción. (La toma del pelo suavemente y tira de él hacia atrás, guiándola como si fuera un caballo).
Isabel: (Excitada y sumisa) ¡Sí, mi amo! Estoy aquí para complacerte en todo. Haz lo que desees conmigo.
Jose: (Mientras da cachetes en el trasero de Isabel) ¡Oh, Isabel! ¿Te gusta esto, mi sumisa? ¿Te gusta cuando te trato así?
Isabel: (Gimiendo y sintiendo el placer de los cachetes) ¡Sí, mi amo! Me encanta. Me haces sentir tan sumisa y excitada.
Jose: (Aumenta la intensidad de los cachetes) Eres una chica traviesa, ¿verdad? ¿Te mereces estos castigos?
Isabel: (Gimiendo más fuerte) Sí, merezco ser castigada, mi amo. Soy toda tuya, haz lo que quieras conmigo.
Jose: (Sonríe con malicia) Así me gusta, obediente y entregada. (Continúa dando cachetes y aprieta el trasero de Isabel). Eres mía, Isabel, y te voy a mostrar lo que significa ser sumisa.
Isabel: (Gimiendo y sintiendo el placer) ¡Sí, mi amo! Hazme tuya, enséñame todo lo que desees.
Jose: (Gimiendo de placer mientras continúa) ¡Oh, Isabel, eres mi yegua sumisa! ¿Te gusta cuando te monto de esta manera?
Isabel: (Gimiendo y sintiendo cada embestida) ¡Sí, mi amo! Me encanta. Eres tan dominante y salvaje.
Jose: (Aumenta la intensidad de sus embestidas) Eres un animal travieso, ¿verdad? ¿Te mereces que te domine de esta forma?
Isabel: (Gimiendo con más fuerza) ¡Sí, merezco ser dominada, mi amo! Cabálgame como quieras, soy tuya.
Jose: (Sonríe con malicia) Así me gusta, obediente y entregada. Eres mi sumisa, Isabel, y te voy a llevar al límite.
Isabel: (Gimiendo y sintiendo el placer) ¡Sí, mi amo! Llévame al límite, hazme tuya por completo.
Jose: (Gimiendo en éxtasis) ¡Ah... Isabel, no puedo resistirlo más! Estás tan apretada... ¡voy a...!
Isabel: (Gimiendo con él) ¡Sí, mi amo, lléname! ¡Estoy lista para recibirte por completo!
Jose: (Exhalando profundamente) ¡Ah... Isabel... eres increíble! (Continúa respirando agitadamente).
Isabel: (Sonríe con satisfacción) Me alegra haber sido capaz de satisfacerte, mi amo.
Jose: (Acaricia el cuerpo de Isabel con ternura) Has sido maravillosa, Isabel. Eres una sumisa excepcional, y estoy muy contento con cómo ha ido todo.
Isabel: (Acaricia el rostro de Jose) Gracias, mi amo. Estoy feliz de poder servirte y complacerte.
Jose utiliza los pechos de Isabel como almohada y cierra los ojos, disfrutando de la comodidad y la sensación de relajación que le brindan. Mientras tanto, Isabel permanece a su lado, atenta a cualquier necesidad que pueda surgir
Jose: (Finalmente se levanta de la cama, sintiéndose revitalizado) Ha sido un momento maravilloso, Isabel. Pero ahora tengo en mente un nuevo reto para ti, mi sumisa.
Isabel: (Muestra curiosidad y entusiasmo) Estoy lista para lo que me propongas, amo. ¿Qué desafío tienes en mente?
Jose: (Mientras se viste, con una sonrisa juguetona) Isabel, mi polla necesita un breve descanso después de todo lo que hemos disfrutado. Pero no te preocupes, esto solo significa que tendremos tiempo para otros placeres más adelante.
Isabel: (Asiente con una mirada cómplice) Entiendo, amo. Estoy ansiosa por el próximo desafío y cualquier otra forma en que pueda servirte.
Principio del formulario
Jose, disfrutando de su poder y control, le da a Isabel instrucciones detalladas sobre cómo demostrar su sumisión.
Isabel, demostrando su sumisión por su amo, se pone a cuatro patas como le ha ordenado. Jose, satisfecho, abre la puerta de la habitación para volver juntos al salón.
-----------------------------------
Cuando entran al salón, Elisa y Luis los reciben con una sonrisa. Elisa, notando la dinámica entre Isabel y Jose, no puede evitar hacer un comentario jocoso: "Vaya, vaya, parece que alguien ha estado ocupado en la habitación. ¿Todo ha ido según lo planeado?"
Jose, con una mirada de satisfacción, responde: "Así es, Elisa. Isabel ha demostrado su sumisión de una manera excepcional. Estoy completamente vacío"
Isabel, aún a cuatro patas y sintiéndose completamente sumisa, mira a Elisa y Luis con una sonrisa tímida.
Jose, notando la expresión de tristeza en el rostro de Luis, decide romper la tensión con un toque de humor. Se dirige a Luis y bromea: "Vamos, Luis, no te preocupes. Isabel es una mujer de 10”
Elisa, siempre dispuesta a seguir el juego y a tensionar el ambiente, agrega con una sonrisa: "Exacto, Luis. Esto es solo el comienzo. Venga ponte igual que tu mujer”
Jose se divierte con la ocurrencia de Elisa y aplaude su entusiasmo al unirse a la dinámica. Con un tono juguetón, dice: "¡Muy bien, Luis! Estás demostrando ser un buen chico sumiso. Ahora tenemos dos adorables perritos en casa. Aunque ten cuidado, porque si no te portas bien, podrías recibir un castigo especial".
Elisa se une a la diversión y comenta con una sonrisa: "Jose, no seas tan duro con nuestros dos cachorros. Están haciendo un esfuerzo valiente para complacernos."
Elisa: (Mira a Jose) Cariño, ¿no te parece que ya es hora de saciar nuestra sed?
Jose: (Asiente) Tienes razón, estoy bastante sediento.
Elisa: (Se dirige a Isabel con un golpe en su trasero) Isabel, ve a la cocina y trae unas cervezas bien frías, por favor.
Isabel: (Asiente) Claro, enseguida les traigo las cervezas.
Isabel se dirige a la cocina para buscar las cervezas, mientras Elisa y Jose continúan su conversación sobre lo que han experimentado hasta ahora.
Elisa: (Mirando a Jose con una sonrisa traviesa) ¿Te estás divirtiendo tanto como yo, cariño?
Jose: (Sonríe) Más de lo que te imaginas, Elisa. Esto está resultando ser una noche inolvidable. No sabía que iban a ser tan sumisos estos dos.
Elisa: (con sonrisa picara): Gózalo cariño. (Luego, se vuelve hacia Isabel) Isabel, queremos las cervezas servidas de una manera especial esta vez. Trae una a una las latas de cerveza usando solo tus pechos, nada de utilizar las manos.
Isabel se sorprende por la solicitud de Elisa pero asiente tímidamente, lista para llevar a cabo la tarea de manera sumisa.
Isabel regresa de la cocina con una lata de cerveza presionada suavemente entre sus pechos, manteniendo una expresión tímida pero concentrada en la tarea.
Elisa: (Observando a Isabel) Así es, Isabel. Mantén la lata de cerveza bien sujeta con tus pechos. Debes hacerlo sin que se te caigan.
Isabel: (Con voz sumisa) Sí, Elisa, lo haré con cuidado.
Jose: (Riendo) Mira, Luis, parece que Isabel está tomando en serio su tarea.
Luis: (Asiente) Sí, parece que sí.
Jose: (Sonríe) Bueno, ya que los sumisos han disfrutado de saborear mi polla, ¿qué te parece si nos traes algo delicioso para comer, Luis? Algo de calidad, para saciar nuestro hambre después de tanta diversión.
Elisa: (Se ríe) Sí, Luis, necesitamos energía para seguir disfrutando de esta noche.
Luis asiente y se dirige a la cocina para coger algo de comida de calidad para sus amos, mientras Isabel continúa entregando las cervezas con sus pechos, demostrando su sumisión y obediencia.
Jose y Elisa aplaudieron la selección de alimentos que Luis había elegido de la nevera (jamón ibérico, empanada y queso curado).
Jose: (Aplaudiendo) ¡Excelente elección, Luis! Parece que sabes cómo complacernos en todos los aspectos.
Elisa: (Asintiendo) Sí, parece que hoy no solo tienes buen gusto para satisfacernos de una manera especial, sino también en la elección de alimentos.
Jose: (Bromeando) Y para los dos sumisos, si tienen hambre, ya saben dónde encontrar algo para comer. (Señaló su polla entre risas).
Elisa continuó riéndose, complacida por la actitud de Jose y su confianza. Le parecía que tenía el control de la situación, lo cual la excitaba aún más. Tomando una cerveza fría, propuso un brindis en honor a su esposo.
Elisa: (Levanta su cerveza) ¡Un brindis por mi maravilloso esposo, Jose! Un hombre que sabe cómo llevar las riendas y hacer que las cosas sean emocionantes.
Jose: (Sonríe y alza su copa) Gracias, cariño. Esto está siendo una noche única.
Elisa: (Mirando a Isabel y Luis) Chicos, ¿qué dicen? ¿Quieren expresar su gratitud por esta experiencia única que les estamos brindando? No tengan miedo, pueden hablar.
Isabel, visiblemente nerviosa, tomó la palabra primero, tratando de expresar su gratitud:
Isabel: (Titubeando un poco) Queremos agradecerles... por esta experiencia, que... es... única... Gracias, Elisa y Jose, por permitirnos estar aquí y... aprender...
Sin embargo, antes de que Isabel pudiera continuar, Jose soltó una risa sarcástica, interrumpiéndola.
Jose: (Entre risas) ¡Ahh, pero no te olvides de agradecerme por darte una probadita de mi nutritivo semen! (Se ríe aún más fuerte).
Elisa también se unió a las risas de Jose, y el ambiente se volvió un tanto incómodo para Isabel. A pesar de eso, Luis, ya ayudó con su discurso, tratando de mantener la compostura:
Luis: (Nervioso, pero tratando de ser agradecido) Sí, gracias... Estamos... emocionados de aprender de vosotros... y por... esta experiencia. Apreciamos mucho vuestra generosidad.
Sin embargo, una vez más, Jose y Elisa no pudieron contener sus risas burlonas mientras brindaban.
Jose: (Levanta su copa) Propongo un brindis por nuestra amada Elisa, la maestra de nuestros placeres y deseos. ¡Salud!
Isabel y Luis, aunque se sentían un tanto incómodos por la situación, levantaron sus copas siguiendo el gesto de Jose.
Isabel: (Con cierta timidez) Querida Elisa, gracias por mostrarnos este nuevo mundo. Por tu salud.
Luis: (Asiente) Sí, Elisa, eres una ama excepcional. Por tu salud.
Elisa: (Sonríe satisfecha) Muchas gracias, queridos sumisos. Ha sido un placer tenerlos aquí. ¿Qué les parece si nos reunimos nuevamente el próximo sábado? Tenemos mucho más por descubrir y explorar juntos.
Jose: (Asiente emocionado) ¡Por supuesto! Estamos ansiosos por continuar con esta deliciosa travesía. Además, mi vaquita lechera estará lista para que la ordeñen nuevamente y yo pueda dar mi aportación de leche al grupo. ¡Salud!
Luis e Isabel respondieron asegurando que se organizarían para tener la casa libre en la próxima reunión. Jose sonrió, expresando su confianza en ellos, y Elisa, juguetona, le dio un pellizco en la mejilla a Isabel mientras le lanzaba una mirada coqueta, insinuando que esperaba ansiosa el próximo encuentro.
Jose, con una sonrisa traviesa, le recordó a Isabel: "No te olvides de decirle a Luis algo que hemos hablado. Tu amo quiere que lo expreses claramente."
Isabel, obediente, se giró hacia Luis, sintiendo el peso de sus palabras, y con timidez, le dijo: "Luis, a partir de ahora, mis pechos son exclusivos de Jose, nuestro amo. Ya no podrás tocarlos."
Jose, disfrutando de su posición de autoridad, se rió y añadió de forma jocosa: "Luis, ahora podrás mirar, pero no tocar. Tus manos tienen prohibido ese territorio."
Acto seguido, Jose se levantó y se colocó detrás de Isabel, agarrando sus pechos y estrujándolos mientras vacilaba a Luis, dejando claro que eran de su propiedad.
Luis, aceptando la nueva dinámica, respondió con sinceridad: "Soy consciente de que ahora son de Jose."
Jose, queriendo llevar la situación aún más lejos, soltó los pechos de Isabel y se acercó a Luis, tomándolo de la mano y guiándola hacia su polla, diciendo: "He visto que ahora tienes otros gustos, ¿verdad?"
Luis asintió, mirando a Jose con miedo.
Jose, queriendo asegurarse de que Luis expresara su sumisión de manera precisa, insistió: "Luis, quiero que lo digas bien claro. Dime que deseas mi polla y que lo comerás siempre que yo quiera. Además, que regalas los pechos de Isabel a tu amo, es decir, a mí. Los utilizaré como me plazca cuando lo desee. ¿Entendido?"
Luis, sintiendo la presión y la expectativa de su amo, respondió con una voz más firme esta vez: "Sí, amo Jose. Deseo tu polla y la comeré siempre que tú quieras. Además, te regalo los pechos de Isabel a ti, mi amo, para que los utilices como desees cuando quieras."
Jose asintió satisfecho con la respuesta de Luis, sintiendo que su autoridad y control sobre la situación se fortalecían. Elisa observaba la escena con una sonrisa triunfante, disfrutando de cómo su pareja dominaba a los sumisos.
Una vez terminadas las cervezas, Elisa propuso inmortalizar la memorable noche con algunas fotografías, y Jose la respaldó de inmediato. "¡Una idea extraordinaria!", exclamó Jose, con una expresión emocionada en su rostro. "No podemos dejar que estas maravillas queden solo en la memoria", agregó, mientras daba suaves golpecitos a los pechos de Isabel, haciendo que se balancearan de forma tentadora.
Luis e Isabel se levantaron para unirse a la sesión de fotos. Elisa, con su móvil en mano y una mirada juguetona, comenzó la sesión de fotos con entusiasmo. Primero, se centró en Luis, quien aceptó con sumisión las posiciones que le indicaba. Elisa lo hizo posar de formas humillantes, jugando con su poder y autoridad.
Mientras tomaba las fotos, Elisa mantuvo una conversación con Luis:
Elisa: (con una sonrisa picarona) "Luis, sabes que esto es parte de nuestra diversión esta noche, ¿verdad?"
Luis: (sonrojado) "Sí, lo sé, Elisa. Estoy dispuesto a hacer lo que me pidas."
Elisa: (mientras le indicaba una pose sugerente) "Así me gusta, sumiso y obediente. Ahora, sonríe para la cámara."
Después de capturar algunas imágenes de Luis en situaciones atrevidas, Elisa se volvió hacia Isabel, quien también estaba lista para seguir sus indicaciones. La conversación continuó:
Elisa: (dirigiéndose a Isabel) "Ahora, Isabel, es tu turno. ¿Estás lista para mostrar tu sumisión delante de la cámara?"
Isabel: (nerviosa) "Sí, Elisa. Haré lo que sea necesario."
Elisa: (mientras le pedía una pose sugerente) "Eso me gusta, Isabel. No te preocupes, será divertido."
Elisa continuó tomando fotos de Isabel en posiciones provocativas, asegurándose de capturar cada momento de sumisión y deseo en su mirada.
Elisa, con un tono burlón y una sonrisa desafiante, continuó dirigiendo la sesión de fotos mientras menospreciaba a Isabel. Quería asegurarse de que cada imagen capturara la sumisión y humillación de su sumisa. Mientras tomaba las fotos, Elisa hizo comentarios para reforzar su posición dominante:
Elisa: (mientras ajustaba la pose de Isabel) "Vamos, Isabel, demuéstrales lo obediente que eres. Quiero verlo en tu mirada."
Isabel: (visiblemente avergonzada) "Sí, Elisa."
Elisa: (murmurando con tono superior) "Así es como debe ser. No olvides quién está al mando aquí."
Isabel: (asintiendo sumisamente) "Lo entiendo, Elisa."
Elisa continuó fotografiando a Isabel en situaciones provocativas, asegurándose de que cada imagen transmitiera la dinámica de poder que estaba estableciendo. Jose, cruzado de brazos y con una expresión orgullosa en su rostro, observaba la escena con satisfacción, contento con la actitud poderosa de su mujer.
Elisa, con una mirada desafiante, les pidió a ambos sumisos que salieran juntos para tomar algunas fotos. Quería inmortalizar su posición dominante y la sumisión de Luis e Isabel de una manera aún más vívida. Mientras los dos se ponían en posición, Elisa los dirigió con autoridad:
Elisa: "Bien, chicos, quiero que se coloquen juntos ahora. Luis, arrodíllate detrás de Isabel y mantén tus manos en su cintura."
Luis asintió y obedeció, colocándose detrás de Isabel y siguiendo las indicaciones de Elisa.
Elisa: "Perfecto. Isabel, a cuatro patas. Quiero que muestres lo sumisa que eres."
Isabel, aún sonrojada por la situación, se puso a cuatro patas, mostrando su sumisión de manera evidente.
Elisa tomó varias fotos de la escena, asegurándose de capturar cada detalle. Durante la sesión, continuó haciendo comentarios para reforzar la dinámica de poder:
Elisa: "Así es como me gusta verlos, obedientes y sumisos. Esta imagen será un recordatorio de quién está a cargo."
Jose, que seguía observando la sesión con satisfacción, asintió en acuerdo.
Después de tomar las fotos en esta posición, Elisa continuó dirigiendo la sesión para capturar otras poses humillantes y provocativas.
Jose, siempre ávido de explorar nuevas posibilidades en esta sesión de fotos, propuso una última imagen. Quería que esta instantánea reflejara aún más claramente la sumisión de Luis e Isabel ante su autoridad. Con una sonrisa juguetona, sugirió:
Jose: "Elisa, ¿qué te parece si tomamos una última foto para concluir esta memorable noche? Isabel, quiero que te coloques en el centro con las piernas abiertas, mostrando tu cuerpo. Coloca tus manos en la nuca."
Isabel, aunque avergonzada, asintió y se colocó en la posición indicada por Jose. Quería satisfacer los deseos de su amo y mostrar su sumisión de manera destacada.
Jose: "Luis, quiero que te arrodilles frente a Isabel, como una reverencia, como si estuvieras ofreciendo tu sumisión junto a ella."
Luis, obedeciendo las instrucciones de Jose, se arrodilló frente a Isabel, completando la escena.
Elisa, como la fotógrafa oficial de la velada, capturó la imagen con su cámara. La fotografía mostraría a Isabel en el centro, con las piernas abiertas y las manos en la nuca, mientras Luis se arrodillaba ante ella en un gesto de sumisión.
Jose, satisfecho con la imagen que habían creado, sonrió y dijo: "Perfecto, esto es exactamente lo que quería. Esta foto será un recordatorio de nuestra maravillosa noche juntos."
Jose, con una expresión de excitación y una mirada de posesión en los ojos, se colocó detrás de Isabel. Sus manos agarraron firmemente los pechos de Isabel, mientras su mirada se dirigía directamente a la cámara. Su rostro reflejaba emociones intensas mientras posaba con su sumisa.
Elisa, la fotógrafa de la noche, no pudo contener una risa traviesa mientras capturaba la escena. El contraste entre la sumisión de Isabel y la actitud dominante de Jose quedó inmortalizado en esa imagen, que sería un recuerdo indeleble de esta velada tan singular.
Las peticiones seguían fluyendo en esta noche. Jose, con su tono autoritario y su deseo de experimentar, solicitó dos nuevas series de fotos:
Ambos sumisos, Luis e Isabel, besando la polla a través del pantalón de Jose. Luego, Jose pidió que los dos sumisos besaran sus pies como un acto de sumisión y adoración. Una vez más, Elisa se encargó de fotografiar este momento de devoción y obediencia.
Tras estas sesiones, el turno cambió, y Elisa se convirtió en la protagonista de las fotos, mientras Jose se encargaba de la cámara. La pareja exploró posiciones similares a las que habían practicado con los sumisos, pero ahora Elisa era la que se sometía a las demandas de la lente, mientras Jose inmortalizaba su sumisión y belleza.
Elisa y Jose seguían disfrutando de su noche de poder y sumisión, y Elisa tenía una última petición en mente. Esta vez, quería posar solo con Isabel, para agarrar los pezones de Isabel con firmeza, tirando suavemente de ellos y estirando sus pechos. Una sonrisa de superioridad cruzó el rostro de Elisa mientras exhibía su poder sobre Isabel en una imagen que capturaba la esencia de su relación dominante-sumisa.
Jose, como fotógrafo, inmortalizó este momento íntimo y poderoso, asegurándose de que cada detalle quedara registrado en las fotos.
El final de la noche marcó un punto de inflexión en la vida de ambos matrimonios. Elisa y Jose se despidieron con gran alegría, anticipando con emoción el próximo encuentro que seguro sería igual de emocionante. Para ellos, esta experiencia había fortalecido su relación y les había permitido explorar nuevos territorios de deseo y pasión.
Sin embargo, para Luis e Isabel, la tristeza y la preocupación comenzaban a nublar sus pensamientos. Esta experiencia había revelado una dinámica que los dejaba incómodos y desconcertados.
Jose y Elisa caminaban hacia su casa, compartiendo una conversación que reflejaba su entusiasmo y satisfacción por la noche que acababan de experimentar. Habían disfrutado de algo que ni en sus mejores sueños habían imaginado que ocurriría.
Elisa comenzó la conversación, su voz resonando con emoción: "Jose, no puedo creer lo increíble que fue esta noche. Fue más allá de cualquier expectativa que tenía. ¿Viste las caras de Luis e Isabel? Fueron como arcilla en nuestras manos, listos para moldear a nuestro antojo."
Jose asintió, una sonrisa satisfecha en su rostro: "Sí, Elisa, fue impresionante. Ver cómo respondían a cada una de nuestras órdenes fue excitante. Estoy emocionado por lo que depara el futuro."
Elisa rió, compartiendo su entusiasmo: "¡Eso es lo que más me emociona! La idea de repetir esta experiencia, de tener a esos dos sumisos a nuestra disposición nuevamente... es emocionante. Y creo que todavía podemos llevar las cosas mucho más lejos."
Jose asintió, pensando en las posibilidades: "Definitivamente, hay mucho más por descubrir y explorar. Esta noche fue solo el comienzo. ¿Qué más tienes en mente, Elisa?"
Elisa inclinó la cabeza hacia un lado, mirando a su esposo con una mirada traviesa en los ojos: "Oh, Jose, hay tantas cosas que podemos hacer. Podemos llevar su sumisión a niveles aún más profundos, tal vez incluso involucrar nuevos juegos y escenarios. Todo depende de nuestra imaginación y límites."
Jose sonrió, sintiéndose agradecido por tener una esposa tan aventurera y abierta a nuevas experiencias: "Estoy emocionado de ver hacia dónde nos lleva esto, Elisa. Tener a una esposa tan poderosa y creativa como tú es un verdadero regalo."
Elisa se acercó y le dio un beso a Jose, sellando su complicidad y deseo de continuar explorando juntos este emocionante mundo de fantasías compartidas.
----------------------------------------------------
Luis e Isabel regresaron a la calma, y a medida que se acomodaban en su habitación, un pesado silencio los envolvió. Finalmente, Luis rompió el silencio con un suspiro cargado de derrotismo.
Luis: (suspirando) Isabel, ¿qué estamos haciendo? Esta noche fue... demasiado. Me siento como si hubiéramos cruzado un límite que nunca deberíamos haber cruzado.
Isabel, con la mirada baja, asintió con tristeza.
Isabel: Lo sé, Luis. Fue abrumador. No esperaba que todo esto fuera tan intenso. Pero... ¿qué podemos hacer ahora?
Luis: (mirando a Isabel) No lo sé, Isabel. Siento que estamos atrapados en esto. Jose y Elisa tienen un poder sobre nosotros que no puedo entender del todo. Nos manipularon de formas que ni siquiera podríamos haber imaginado.
Isabel: (con voz temblorosa) Sí, tienen un control sobre nosotros... y no sé si podemos escapar de eso. Me siento tan humillada…
Luis: (suspirando) Isabel, no puedo evitar pensar que tal vez cometimos un error al aceptar esta situación con Elisa y Jose. Parecen tan seguros de sí mismos, como si fueran expertos en esto.
Isabel: (asintiendo) Tienes razón, Luis. Me siento igual. No esperaba que nos sometieran de esta manera, que nos humillaran de forma tan cruel.
Luis e Isabel se sumieron en una profunda tristeza y desesperación. Sentían que habían perdido toda capacidad de decisión sobre sus vidas y estaban atrapados en una pesadilla de la que no podían escapar. Cada vez que recordaban la humillante experiencia con Elisa y Jose, una sensación de derrota los invadía por completo.
Se dieron cuenta de que habían caído en una situación en la que no tenían control alguno. Se sentían impotentes y desesperados, incapaces de tomar decisiones significativas para cambiar su destino. La actitud dominante y cruel de Elisa y Jose los había dejado marcados de por vida.
La idea de que habían elegido al matrimonio equivocado los atormentaba constantemente. Se cuestionaban a sí mismos y se preguntaban cómo habían llegado a este punto. Las lágrimas y los lamentos llenaban sus noches, y el futuro parecía más sombrío que nunca.
Atrapados en un ciclo de sumisión y humillación, Luis e Isabel anhelaban desesperadamente encontrar una salida, pero no sabían por dónde empezar. La tristeza y el pesimismo se convirtieron en sus compañeros constantes en esta nueva realidad que parecía no tener fin.
Antes de cerrar los ojos recibieron un mensaje de la/s persona/s que lo vigilaban que decía “Bien hecho. Descansen”
CONTINUARÁ...
No duden en enviarme cualquier comentario a: garcialexre@gmail.com