Nuestro vecino continuaba besándome, estábamos entrelazados con nuestras lenguas en un beso sin fin, yo estaba entregada, mi vecino tomó la iniciativa y sus manos empezaron a recorrer mi espalda hasta que alcanzaron mis glúteos…unas manos expertas masajeaban mi culo y acompasadamente estrujaban mis nalgas. Mi vecino no abandonaba el beso, mi respiración se hacía difícil y ansiaba escapar de sus besos…
Eché mi cabeza hacia atrás y logré capturar una bocanada de aire para mi alivio.
Mi vecino entonces empezó a besar mi cuello y empezó a descender hasta llegar al inicio de mis senos, sus manos abandonaron mi culo y rápidamente se posaron en mis pechos….
Con desesperación los estrujó y mis pezones reaccionaron emergiendo duros y turgentes, Jaime no dudó un instante en succionarlos alternadamente, miré su cabeza y confirmé su calvicie incipiente.
De fondo mi marido sentado en el sofá seguía masturbándose como un autómata. Mi atención la llevé a mis pezones que me enviaban estímulos de alerta porque estaban a punto de explotar…
Mis senos eran devorados de una forma diferente, la cantidad de sensaciones y excitación que me generaba mi vecino no lo pude controlar y otro gemido dejé escapar.
Yo intentaba separar mi cuerpo y alejar mis pezones de esta tortura, pero mi vecino me sostenía firmemente y me impedía escapar. Entonces sucumbí, cerré los ojos y me entregué a mi vecino, espasmos de placer recorrían mi cuerpo y para no caerme le abracé y abrí mi boca para anunciarle que estaba sedienta de sus besos y que estaba completamente disponible para él.
Jaime, sintió que le abrazaba y vio mis labios ansiosos de los suyos, entonces él liberó mis pezones y fue al encuentro de mi boca y nos sellamos en un nuevo beso. Mi lengua desesperada y ansiosa esta vez penetró su boca y la entrelacé con la suya.
Jaime, mi vecino, ahora movía lentamente una de sus manos, desde mi hombro hasta mi trasero…y la estacionaba justo donde comenzaban mis glúteos…
Su otra mano la bajó desde mis hombros, la apoyó en mi cadera, y luego sentí su pene entre mis piernas.
Abrí los ojos como platos y me refugié en la luz de la lámpara de la sala…No pude precisar qué me enceguecía, si era la luz de la lámpara o la enorme estimulación que me provocaba este nuevo objeto que me pusieron a la entrada de mi sexo.
Sentía entre mis piernas un objeto grueso y enorme que golpeaba todo mi sexo exigiendo penetrar.
Mi curiosidad me llevó a tratar de sentirlo con mis manos. Jaime comprendió mis movimientos y dio espacio para yo poder tocarle el miembro con mi mano…
Toqué su carne dura y gruesa y no logré descifrar lo que mi sentido del tacto me informaba. El tacto de mis dedos me entregaba información que mi cerebro no era capaz de procesar.
Separé mi boca de mi vecino, cerré el beso eterno que disfrutábamos y nos alejamos unos centímetros el uno del otro. Fue como hacer una pausa.
Un ruido me distrajo. Mi marido cruzaba desnudo la sala para darle continuidad a la música, con una nueva tanda de boleros.
No sé para que hacía eso, hace rato que ya no bailábamos ni nos movíamos.
Separados nuestros cuerpos, una ráfaga de aire fresco envolvió mi cuerpo desnudo. Mi mano siguió tocando ese extraño objeto de carne ahora duro y apuntando al cielo…
Mi curiosidad pudo más, entonces miré a Jaime a los ojos y él leyó mis pensamientos como si mis ojos me delataran.
El vecino esbozó una sonrisa de satisfacción y con una de sus manos sin dejar de mírame a los ojos, retiró su miembro de mi entrepierna y al mismo tiempo bajó la mirada. Este gesto fue la invitación a yo hacer lo mismo.
Tragué saliva, estaba nerviosa pero también ansiosa y curiosa por ver ese trozo de carne…
Bajé la mirada y me fue imposible ocultar mi sorpresa…
Una “o” mayúscula se dibujó en mi boca…
No podía creer lo que estaba viendo…le toqué con mis dedos para cerciorarme que era real, Jaime me tomó la otra mano y me hizo tocar su pene, con ambas manos comencé a palpar tímidamente su pene hasta que me decidí con ambas manos rodear su miembro…
Era muy grueso, parecía tan grueso como el diámetro de una lata de bebida cola..
Estaba sorprendida, ensimismada mirando el pene de nuestro vecino, su glande sobresalía brillante y lubricado, su prepucio le rodeaba y hacía ver más grande el glande…yo aún tenía mis manos rodeando el tronco de ese miembro…
De pronto como que cobró vida propia y mis manos sintieron una pulsación y parecía que más se expandía…, me asusté y le solté.
Miré a Jaime y ahora su sonrisa de satisfacción, se había transformado en una risa de alegría ante mi reacción tan infantil e inocente…
Le miré y su risa me contagió y me hizo sonrojar y también reír…
Mi marido se acercó a nosotros y Jaime en forma defensiva me tomó de la cintura y me abrazó a él. Como diciendo esta presa es mía y no la suelto…
Ricardo se acercaba a nosotros con mi copa de Martini, miré la copa y también vi que su pene colgaba, ya no estaba erecto.
Tomé la copa, le miré a los ojos y sin desviar la mirada bebí un sorbo y con mis labios y la punta de mi lengua recorrí todo el borde del cristal, le devolví la copa a mi marido acompañada de un sonoro beso muac…le guiñé un ojo y le sonreí provocadoramente.
Mi marido dejó la copa lejos de la escena y volvió sonriente a nuestro encuentro. Yo nuevamente sentía el miembro de Jaime entre mis piernas, Ricardo llegó hasta nosotros y se puso a un costado mío, con claras intenciones de reclamarme un beso. Le miré y le ofrecí mis labios, cuando estaba a escasos centímetros de besarme giré mi cabeza y busqué los labios de Jaime…
Mi vecino abrazado a mí se vio sorprendido por esta acción, pero de inmediato abrió su boca y aceptó mi beso.
Al igual que los besos anteriores con mi vecino, él me devoraba, besaba en forma exquisita y me excitaba el roce de sus labios y los movimientos de su lengua.
Mi sexo estaba empapado de mis líquidos…como si supiera que debería enfrentar un reto mayor, debería resistir los embates del pene más grueso que hasta ahora había visto y tenido…
Vi de reojo, mientras nos besábamos apasionadamente, a mi marido sentarse nuevamente en el sofá. Su pene, nunca tan grueso como el de Jaime, ahora ya no le colgaba y empezaba nuevamente a masturbarse mirándonos…
CONTINUARÁ