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TODORELATOS » AMOR FILIAL » FATTY, KATTY Y PATTY. CAPÍTULO 4
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Fecha: 17-Sep-23 « Anterior | Siguiente » en Amor filial

Fatty, Katty y Patty. Capítulo 4

Julio
Accesos: 7.617
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Tiempo estimado de lectura: [ 19 min. ]
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Por fin Jesús conoce a sus tres sobrinas Version para imprimir

………..

 

-     Lo que vosotras decidáis me parecerá bien, pues estoy a vuestra entera disposición. Ahora mismo mi única idea es haceros felices a las dos, ya que si lo consigo, yo seré también inmensamente feliz, pese a las circunstancias un tanto anómalas y socialmente incorrectas. Solo espero que las muchachas que vais a contratar sean merecedoras de una total confianza, pues mucho me temo que nuestra vida a partir de ahora va a ser algo trasgresora con las normas de convivencia convencionales, y sobre todo con las formas de pensar y comportarse de nuestros familiares más allegados.

Capítulo IV

Ya en el coche camino del aeropuerto de Málaga, y una vez a solas, Catalina le comento a Jesús:

-     Estoy pensando en lo que has dicho sobre Amelia, Eloísa y sus hermanas, y al igual que tu espero que sean personas que nos merezcan una total confianza, ya que yo incluso las conozco menos que tú, pero según Rocío, no habrá problema alguno, dice que son absolutamente leales con ella y que incluso cree que todas, las cinco, tienen unos sentimientos hacia ella de respeto y admiración enormes, hasta el punto de que cree que es posible que sea su ídolo como mujer por la adoración que la profesan. ¿Tú has observado algo sobre eso?

-     Realmente con las únicas que he tratado, y eso hace ya varios años, es con Amelia y su segunda hermana, Alicia, pues Eloísa, aunque también la conocía es bastante más joven que yo, y no tenía ni idea que ninguna de ellas trabajase para nuestra madre. – dijo Jesús intentando recordar – Venían los veranos junto a su madre, que es muy amiga de mama a la piscina, pero si es cierto que la adoran, la agasajan y la miman con una ternura y un cariño fuera de toda duda. Estos últimos días así lo he observado, pero creía que era para consolarla por la pérdida de su esposo, pero se podría decir, que, visto desde ese nuevo punto de vista, las dos es posible que tengan a mama como ejemplo a seguir, más aún, teniendo en cuenta la admiración que siempre ha demostrado por ella Alicia, la madre de Amelia.

-     Y ahora que con mi ayuda Rocío ha superado su pánico a las relaciones lésbicas, es posible que se esté planteando disfrutar de sus devotas y leales admiradoras, que por cierto son dos muchachas muy bonitas. – soltó riendo alegremente Catalina – Me parece que vamos a vivir unas aventuras extraordinarias los próximos meses.

-     ¿Y tus hijas? ¿Qué van a pensar si lo que tú dices llegase a ser verdad? – dijo Jesús mirando de reojo totalmente asombrado a su hermana – Ellas aún son muy jóvenes, unas niñas que deben de tener una educación normal. Quiero decir que, si nuestra madre se desmadra, ¿Qué ejemplo les dará a sus nietas?

-     Jesús, Jesús, pero que cándido eres. – dijo riendo Catalina - ¿Tú te crees que realmente mis niñas son eso, niñas? Me parece que cuando las veas te vas a llevar una monumental sorpresa.

-     Lo cierto es que desde hace años no las he visto, ni siquiera una fotografía suya, pero si son sola la mitad de hermosas que su madre deben de ser unas muchachas casi perfectas. – dijo Jesús mirando arrebolado a su hermana y musa erótica – Ya eran muy monas de pequeñas.

-     Pues te vas a llevar un enorme chasco, no son la mitad de hermosas que yo, son diez veces más guapas, mucho más simpáticas, bastante más graciosas y sobre todo están muchísimo más buenas que su propia madre, además de ser más jóvenes. – dijo orgullosa Catalina, y señalando la entrepierna de su hermano le dijo riendo escandalosamente – Veras que saltos de alegría va a dar tu “amiguito” cuando las vea.

-     Pero, pero … - tartamudeaba Jesús anonadado por los comentarios totalmente fuera de tono de su hermana – Catalina que son tus hijas …

-     ¿Y que tiene eso que ver? – respondió de nuevo riendo alegremente Catalina – Ya les gustaría a ellas que te las follases a las tres de la misma forma que lo hiciste ayer conmigo y con tu madre. Ufff…. Solo de pensarlo se me humedece el chichi. Además, debes de saber que las niñas son un poco…, como diría yo, bastante más alegres sexualmente que su madre, el único problema que tienen es que todo lo quieren hacer las tres a la vez, se podría decir que hasta cagan juntas.

-     Pero que pedazo de bestia eres. – dijo Jesús mirando de nuevo a su hermana casi horrorizado, pero también con enorme curiosidad y cierta diversión – Como puedes decir semejantes barbaridades. ¿Por cierto tienes alguna foto de las trillizas?

-     No te voy a enseñar nada, mejor las ves en persona, quiero ver tu cara de asombro cuando eso ocurra. – le dijo sonriendo maliciosa su hermana – A pesar de lo que te he dicho, seguro que te quedaras anonadado.

En ese momento sonó el móvil de Catalina que contesto a su madre poniendo el manos libres y haciendo que Jesús también escuchase lo que iba a decirles.

-     Amelia y Eloísa me acaban de decir que por ellas no hay ningún inconveniente en venirse a vivir a la finca, incluso hoy mismo si queremos. Dicen que es la mejor noticia que podía darles, sobre todo si también pueden venir Alicia, Alexia y Alma, sus hermanas, ya que todas están deseando desde hace tiempo salir de sus actual vivienda, pues según ellas, la vida en nuestra casa es mucho mejor que en la suya del pueblo.

-     Si me permite la señora condesa, - se oyó la voz de Amelia a través del móvil de Rocío que debía de tener puesto el manos libres – En mi nombre y en el de mis primas y hermanas, le damos las gracias por aceptarnos como trabajadoras a tiempo completo en su casa. Le prometemos que no se sentirá defraudada por la confianza que ha depositado en nosotras.

-     Ni se os vuelva a ocurrir a ninguna de vosotras llamarme de usted, y mucho menos señora condesa. – contesto Catalina a la vez que miraba a su hermano demostrando su extrañeza – Y como comprenderéis no es cosa mía vuestra contratación, pues yo solo me fio de lo que Rocío me ha contado de vosotras, y es precisamente lo que has dicho, que sois personas de absoluta confianza. Por lo tanto, no es a mí a quien debéis de agradecérselo, si no a vuestra avaladora, que tiene un concepto buenísimo de todas vosotras.

-     Y nosotras adoramos a doña Rocío, - intervino en ese momento en la conversación Eloísa – Por ella somos capaces de hacer cualquier cosa, lo que sea. Y a partir de este momento estamos dispuestas a servirla en su casa a todas horas, en cualquier momento y en todo lo que a ella le apetezca de forma absolutamente entregada. Lo mismo que desde ahora, y al igual que a ella, atenderemos a sus dos hijos y a sus nietas con la misma dedicación y cariño.

-     Muchísimas gracias, primores. – dijo Catalina a la vez que le guiñaba un ojo a su hermano – Creo que ya voy siendo consciente de vuestro cariño a mi madre, ya que por vuestras palabras y la forma con que la tratáis, así lo demuestran. Esta tarde en la casa, antes de que estéis instaladas, hablaremos y planificaremos vuestras obligaciones, horarios, días en los que librareis y por supuesto vuestros salarios, y si no encontráis impedimentos podréis veniros a vivir cuando os plazca.

-     Por supuesto que no habrá impedimentos, - hablo de nuevo Eloísa que parecía más lanzada que su prima – Estamos todas dispuestas a hacer cualquier cosa, a cualquier hora, y en cuanto a librar, tampoco habrá problema, con poder disfrutar de la piscina y el gimnasio en nuestras horas libres nos conformaremos.

-     Muy bien, pero de todas formas habrá que formalizar un contrato con las condiciones laborales, - volvió a decir Catalina – y hasta que no esté todo firmado no creo conveniente que vengáis a vivir a la casa.

-     Por supuesto. – dijo ahora Amelia – Antes nosotras hemos de hablar con nuestras madres y sobre todo con nuestra abuela, aunque no creemos que ninguna se oponga. Esta tarde lo dejaremos todo formalizado, ya que como dice mi prima estamos dispuestas a atenderos en todo lo que nos indiquéis, absolutamente en todo. Lo que sea.

Se despidieron y una vez colgada la llamada, Catalina le dijo a su hermano jocosamente:

-     Ya las has oído, están dispuestas a atendernos en todo, a todas horas y en cualquier lugar. Habrá que ver hasta dónde están dispuestas a llegar.

-     La verdad es que, por su tono, sobre todo el de Eloísa un tanto erótico, parece que están dispuestas a todo, sobre todo a como ha dicho “A lo que sea” – asintió sonriendo Jesús – Lo que no tengo claro si ese “lo que sea” también va conmigo o solo iba dirigido a ti.

-     Mejor que no te incluya en sus “atenciones”, así podré disfrutar yo sola de mi hermanito. – rio Catalina su propia gracia – Y si además a Rocío la tienen entretenida, a mí me podrás dedicar más tiempo.

Siguieron la marcha con comentarios jocosos y riendo alegremente con esos comentarios, la mayoría subidos de tono, cosa que a ambos los fue poniendo a tono, tanto que, al llegar al aparcamiento del aeropuerto, y al aparcar al lado del pick up que venía conduciendo Eloísa, Jesús tuvo que disimular mirando su móvil unos minutos antes de bajarse del coche, dando tiempo a que su enorme erección dejase de ser evidente, y no la detectasen ni su madre ni Amelia y su prima.

Se dirigieron a la llegada internacional y comprobaron en los carteles electrónicos que el vuelo en el que venían las tres muchachas estaba a punto de aterrizar, ya que llegaba con puntualidad. No obstante, sabían que tendrían que esperar un tiempo prudencial hasta que recogiesen sus maletas, que debían de ser muchas, motivo por el que los habían acompañado Amelia y Eloísa en un vehículo con capacidad para llevar las maletas de las tres jóvenes. Mientras esperaban, Catalina les explico:

-     En el primer viaje que yo haga a New York, contratare una empresa de mudanzas internacional para que nos traigan el resto de nuestras pertenencias, ropas de invierno, etc. y también aquellos muebles que decidamos quedarnos y que encajen en el palacete. Si a Amelia o a Eloísa les apetece, podrán viajar con Rocío y conmigo para hacerse ellas cargo de la mudanza mientras nosotras tramitamos las ventas de los bienes.

-     ¿Y no podemos ir las dos? – dijo ilusionada Amelia – Si nuestras hermanas se quedan a cargo de la casa, las niñas y el señorito estarán muy bien atendidos.

-     Pues claro que sí. – contesto Rocío adelantándose a su hija – Así conoceréis la gran manzana y nos acompañareis a comprar modelitos, que ya sé que a tu prima Eloísa eso la vuelve loca.

-     Dicho queda, ya os avisaremos cuando tengamos los billetes. – dijo Catalina ratificando lo que su madre había dicho – Además en la casa de mi abuela, y hasta que la vendamos, hay sitio de sobras para todas nosotras.

Esperando ante la salida de los vuelos internacionales, Catalina les explicaba a las dos primas, cada vez más emocionadas, lo que harían en el viaje, y de paso sobrellevaban la espera hasta que saliesen por la puerta de embarque las tres hermanas. Jesús, que se había desentendido un tanto de las conversaciones de su hermana con las dos muchachas, se dedicó a observar atentamente la puerta por donde deberían de salir las trillizas, realmente con una curiosidad creciente, ya que lo que Catalina le había dicho de sus hijas le había dejado con una cierta expectación, si bien pensaba que los halagos serian cosa de su madre, que como todas las madres vería a sus hijas con muy buenos ojos, ya que dudaba que sus sobrinas pudiesen ser más bellas que su hermana Catalina, que para él era la mujer más maravillosa de la creación.

Cuando empezaron a salir los viajeros, primero aquellos que llevaban pocas maletas, sus ojos se centraron en la puerta a la espera de ver aparecer a sus sobrinas, cosa que no ocurría, pues pasaban los minutos y no había señales de ninguna de ellas. De pronto su corazón le dio un vuelco, pues juntas y empujando unos carritos repletos de maletas, aparecieron tres rubias que aglutinaban las miradas de todos, hombre y mujeres, y no solo por ser las tres exactamente iguales y vestidas de la misma forma un tanto extravagante y casi provocadora, sino también por lo bellísimas que eran, motivo por el que era imposible que pasaran desapercibidas.

Resulto que Catalina tenía razón, eran como es lógico más jóvenes que ella, pero de una altura similar, rubias con el pelo recogido en trenza que les llegaba a media espalda, ojos verdes iguales a su madre y abuela, con unos cuerpos de infarto, pechos perfectos y unas caderas y piernas escandalosamente bien definidas, que se apreciaban perfectamente al llevar unos pantaloncillos jeans cortos y ajustados que dejaban a la vista la mitad de sus exquisitos glúteos y unos top también exiguos y ajustados que hacían resaltar sus preciosas mamas coronadas por unos pezones que se marcaban rotundos a través de la escasa tela, que además era, al igual que los shorts de un llamativo color naranja. Nada más verlos, ya que tanto Catalina como Rocío, atrajeron su atención ya que las saludaban con sus manos ostensiblemente, y ellas a su vez, y de una forma casi simétrica y con una coreografía graciosísima, saludaron imitándolas, haciendo que sus tetas bailasen aparatosamente y consiguiendo que las miradas de todos los presentes, hombres, mujeres y niños, las siguiesen hipnóticamente.

Jesús se había quedado petrificado mirando a aquellas preciosidades de escasamente dieciocho años, pero que tenían un cuerpo de mujer, total y completamente desarrollados. Catalina se dio cuenta de que su hermano estaba mirando a sus hijas con la boca abierta, absorto y como no creyéndose que aquellas preciosas criaturas fueran reales, y dándole un pescozón le dijo:

-     Que te decía yo. Están muchísimo más buenas que tu hermana. ¿O no lo crees así?

-      Si, tenías razón. Son realmente como ángeles. – solo consiguió decir Jesús sin casi poder cerrar su boca mirando embobado a sus sobrinas – ¡Madre mía que hermosuras!

-      Más queángeles yo diría que diablesas, o quizás mejor encajarían como brujas. – dijo riendo su madre – Ya las iras conociendo.

 

Cuando tras saludar a su madre y a su abuela se dirigieron a él, y una tras otra lo estrecharon entre sus brazos, besándole sus mofletes casi rozándole los labios y aplastándole sus hermosísimas urbes en su pecho, no pudo evitar que su herramienta cobrase vida propia, y algo nervioso y tremendamente azorado, disimuladamente haciendo alarde de caballerosidad cogió uno de los carritos de maletas para esconder su bestial erección, cosa que no pasó desapercibida por ninguna de las cuatro mujeres que lo acompañaban a recoger a las “niñas”. Iniciaron el camino hacia el parking, con Amelia y Eloísa, una a cada lado suyo llevando los otros dos carritos de maletas, sonriendo ambas socarronamente y lanzando miradas fugaces a su entrepierna. Delante iban Rocío con una nieta a cada lado y aún más adelante Catalina con la otra trilliza, hablando y ofreciéndole a Jesús una visión espectacular de los traseros imperiales de aquellas cinco mujeres, con lo que su calentura no solo no se aplacaba, sino que iba en aumento.

Al llegar al aparcamiento, Jesús se sintió aliviado al ver que no había nadie cerca, a excepción de sus siete acompañantes, que pudiesen ver la carpa que tenía montada tras el carrito, y aprovecho para de espaldas a todas ellas ir colocando las maletas en la parte trasera del vehículo. Amelia y Eloísa, sonriendo se llevaron los carros y Jesús subió raudo al todo terreno, poniéndolo en marcha y procurando que no se notase su desasosiego, sobre todo por parte de sus sobrinas. Cuando el pick up arranco, Jesús espero a que subiesen su madre, su hermana y sus sobrinas, sorprendiéndose de que una de estas últimas, ignorando cuál de ellas era, ya que eran totalmente indistinguibles, se subió al asiento del copiloto y sonriéndole de una forma encantadora le dijo:

-     Ya les he dicho a Patty y a Katty, que voy a ser tu sobrina favorita, aunque ellas dicen lo mismo. Nos hemos jugado a ver cuál de nosotras le tocaba ir a tu lado, y me ha tocado a mí la lotería.

-     Entonces tu eres Fátima, - dijo Jesús mirándola de reojo e intentando esconder su cada vez más evidente erección, cosa difícil ya que se había puesto un cómodo pantalón de deporte para conducir sin ropa interior – Y no creo que te haya tocado la lotería, tengo poca conversación.

-     No me gusta que me llamen así, mejor llámame Fatty. – le dijo su sobrina mirándole con absoluto descaro la entrepierna – Y es posible que tengas poca conversación, pero tanto mis hermanas como yo, creemos que tienes otros atributos que, desde aquí, desde el asiento del copiloto a tu lado, se pueden admirar.

-     Niña, pero que forma de hablar y comportarte es esa. – dijo Roció haciéndose la escandalizada por la poca vergüenza de su nieta, pero también haciendo verdaderos esfuerzos para no romper a reír – No seas malvada y no pongas nervioso a tu tío que nos puede estrellar, ya tendréis tiempo de ponerlo cardiaco con vuestros juegos y bromas en la casa cuando lleguemos y no tenga que estar pendiente de la carretera.

-     Pero abuela, ¿tú eres consciente de lo guapo e interesante que es tu hijo? – le dijo otra de las sobrinas riendo – Nada más que lo hemos abrazado se le ha puesto colorado como un tomate y el pobre no sabía dónde poner las manos, si en nuestros hombros, en nuestras cinturas o en nuestros hermosísimos culos.

-     Y por si eso fuese poco, una de ellas se le coloca al lado, provocándole y enseñándole sus preciosas piernas. Ya te he dicho que más que ángeles son unas diablesas, unas malvadas, pero preciosas brujitas – dijo Catalina riendo alegremente – A lo mejor debería de parar y que se suba a su lado Rocío.

-     Mis hermanas son unas salidas. – dijo la tercera sobrina – Por cierto, yo soy Katty, y no las hagas mucho caso que solo pretenden reírse un poco y ponerte nervioso e incluso provocarte para ver hasta donde eres capaz de aguantarnos.

-     Joder la que fue a hablar. – dijo Patty, que por descarte era la otra sobrina – Habrá salido al tío, tampoco tiene una gran conversación, ya que de las tres es la que menos habla, y aunque quizás es la más lista y la más cariñosa, también es en el fondo la más salida de nosotras, a pesar de su prudencia.

-     ¿Y qué intenciones tenéis vosotras de cara al futuro? – cambio la conversación Jesús intentando tranquilizarse y de paso que su “amigo” se relajase – Que pensáis estudiar.

-     De momento queremos disfrutar el verano, bañarnos, divertirnos, conocer lugares cercanos a la finca, y sobre todo ponernos morenas, que somos de piel muy blanca. – le dijo Fatty pasándose un dedo por la parte interior de una de sus piernas, desde la rodilla hasta la ingle, para que su tío se fijase en el tono de su piel, cosa que no contribuyo en absoluto a que el “amigo” de Jesús se calmase – También tenemos intención de practicar nuestra gran afición, bailar.

-     ¿Y qué baile os gusta? – pregunto ingenuamente su tío - ¿La danza clásica? ¿El ballet?

-     Pero que antiguo eres tío. – dijo riendo Patty – Nos gusta bailar los hits del momento, nos gustaría bailar junto a una cantante o un cantante de moda.

-     Y somos muy buenas, ya lo verás, bailaremos algo para ti. – intervino Katty – Creo que causaríamos furor, las tres iguales, y sobre todo que nuestras corografías son muy llamativas.

-     Eso es lo que le faltaba a mi hermano, alegría. - dijo riendo la madre de las criaturas – Ya solo falta que lo incluyáis en vuestros bailecitos. ¿Te imaginas Rocío a tu niño bailando con estas tres brujas?

-     La verdad que jamás lo he visto bailar. – dijo sonriendo su madre – Pero viendo cómo se desenvuelven mis traviesas nietas, es posible que hasta lo convenzan, creo que pueden llegar a ser muy persuasivas.

-     Ya te digo. – contesto Catalina mirando con guasa a su madre – A mí por lo menos me han convencido en cosas que jamás pensé que podría llegar a hacer, y no lo dudes Rocío, son capaces de incluirte incluso a ti en sus coreografías y en sus juegos.

-     No es mala idea mama, - dijo Fatty – a la abuela se la nota que está en muy buena forma, se la ve joven, ágil y con mucha marcha. Hasta puede que tu misma quieras formar parte de nuestro numerito.

Las tres muchachas aprovecharon el momento para explicar a su abuela las diferentes coreografías que estaban practicando, y aunque de una forma un tanto atropellada, pues hablaban a la vez, le fueron nombrando cantantes y canciones modernas, si bien a los pocos minutos Rocío le dijo que le sonaba todo a chino, ya que no estaba al día en temas musicales y les pregunto si no se habían planteado hacer coreografías antiguas, y les fue nombrando Cabaret, Flashdance, Cantando bajo la lluvia, Dirty Dancing, Pulp Fiction, o incluso Can Can, la coreografía más famosa del Molin Rouge, que según ella le parecía muy alegre.

A continuación, preguntaron cómo iba a ser su habitación, y cuando su abuela les dijo que ya tenían preparadas sus tres habitaciones, la dejaron bien claro que ellas querían dormir las tres juntas, tal como lo venían haciendo siempre. Ahí comenzó un debate, donde las tres se mostraron con una determinación inquebrantable de no dar su brazo a torcer, y rebatieron cualquier sugerencia de su madre o de su abuela, pero se brindaron en que ellas mismas iban a dedicarse nada más llegar a adecuar os tres dormitorios que les habían asignado, uno para dormir, otro para tener sus mesas de estudio, libros y ordenadores y la tercera como vestidor.

Todo ese alboroto que montaron y que de alguna forma lo sacaba a el del foco principal, sirvió para que Jesús se centrase en conducir y poco a poco, tanto él como su herramienta recuperasen su normalidad y por fin se sintiese liberado de unas enormes ganas de salir huyendo de nuevo hacia el Monasterio. Pero su tranquilidad duro poco, ya que Katty dijo de pronto:

-     El problema es que nosotras somos un poco manazas, y por eso necesitaremos que el tío nos ayude a desmontar y montar los muebles. ¿Verdad que nos vas a ayudar tío?

-     Pues claro que os ayudara. – no le dio tiempo Rocío a que contestase Jesús – Además, vuestro tío si es un manitas, es capaz de arreglar un desagüe, un grifo que gotea, arreglar un enchufe, pintar una pared o hacer una caseta de madera para los perros. Y me parece que la hermana de Eloísa también os puede ayudar, ya que me consta que tiene por hobby las manualidades, sobre todo la carpintería, no se ahora mismo si es Alma, Alicia o Alexia. Pero no creo que esta misma tarde os de tiempo a organizarlo todo.

-     Con que Jesús nos heche sus “manitas”, y podamos montar nuestras camas para dormir hoy, es suficiente, ya organizaremos el resto mañana o pasado.

Estaban ya llegando a la finca cuando Rocío recibió una llamada de Amelia, y tras hablar con ella unos minutos comento:

-     Dicen que ya han solucionado todo, que su abuela ha dado su bendición por lo que sus madres no la van a contradecir. También han hablado con la gestoría para que prepare todos los contratos y podamos firmarlos hoy mismo.

-     Pues sí que tenían ganas de trabajar para ti. – dijo jocosamente Catalina – Es evidente que te tienen en gran estima.

-     Además, Amelia y Eloísa son un primor, y sus hermanas van a traer la comida que han estado preparando, para que cuando lleguemos no tengamos que preocuparnos por ese tema. – dijo sonriendo complacida Rocío – Y sí, creo que me aprecian de verdad, al igual que sus madres, pero lo cierto es que yo a ellas también, y siempre las he tratado con cariño y respeto. Espero que sus hermanas sean igual que ellas.

-     Cojonudo. – dijo Patty relamiéndose – Yo realmente tengo hambre, pues la comida que nos han dado en el avión no ha acabado de gustarnos. ¿Sabes que han cocinado?

-     Si tienes hambre te comerás lo que sea. – dijo Catalina – Lo mismo que tus hermanas, que aun sigo sin entender donde metéis todo lo que tragáis.

En pocos minutos estaban aparcando en la gran cochera que había en un edificio independiente, donde además de los aparcamientos, en los que sobradamente había espacio suficiente para cinco vehículos, había también un enorme taller con gran número de herramientas y todo lo necesario para la jardinería y el mantenimiento de la piscina.

Nada más bajarse del coche, las tres hermanas al ver la piscina, entre gritos de alegría y a pesar de que Rocío las aconsejase que esperasen a que llegasen sus pertenencias para ponerse un bañador, e ignorando dichas advertencias se quitaron parte de la poca ropa que llevaban, la dejaron sobre los asientos, y se quedaron solo con unos diminutos tangas que ni siquiera les cubrían los labios vaginales al ser casi trasparentes. Una de ellas, lógicamente en ese momento nadie sabía quién era, dijo:

-     Vamos a darnos un chapuzón y de paso cogeremos un poco de color en nuestras tetillas. ¿Te vienes a bañar tío Jesús?

-     Ahora que por fin tu “amigo” se había adormecido, estas harpías con sus gritos lo han despertado de nuevo. – dijo riendo alegremente Catalina mirando la nueva erección que tenía su hermano – Anda ves con ellas y a ver si con el baño se te apaciguan los ánimos.

-     Mejor me voy a dar una ducha fría a mi habitación. – dijo Jesús entrando en la casa – En un momento bajare para ayudar de descargar las maletas de las niñas.

-     Nosotras vamos a esperar a que lleguen Amelia y las otras. – dijo Rocío sonriendo – Y espero que para montar su dormitorio no se les ocurra ir así de ligeritas de ropa, pues a Jesús le puede dar un sofoco.

Continuara…

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