Capítulo 8: Conversación sobre “Entrenamiento Anal” en la piscina de la urbanización.

Los amigos y vecinos, Jack y Antonio, vuelven a encontrarse en el jardín de la piscina de la urbanización.

Jack: ¿Qué tal, Antonio? ¿Has descansado?

Antonio: Sí, últimamente duermo muy bien.

Jack: Que suerte, macho. Yo, la verdad, no he dormido mucho. No se que le pasa a Inma que está supersalida. Sabes que nosotros cenamos bastante tarde. Pues después tuvimos “numerito”. Inma se estuvo probando ropa, ropa sexy, de puta, por hablar en plata, preparando su disfraz.

Antonio: Que suerte tu, tío, no me jodas, que divertido.

Jack: Te sigo contando. Se puso un body superajustado como el que lleva la coprotagonista de Perseguido (The running Man), la peli de Arnold. Pues resulta que tiene una cremallera por el coño.

Antonio: Wow, que sexy, me lo estoy imaginando.

Jack: pues sigue imaginado. Después del primer polvo, con ella montada arriba, se sentó en mi cara y ahí la estuve lamiendo un buen rato… con el sueño que tenía. Luego fue ella la que me estuvo mamando brutalmente (ya te he contado alguna vez que a Inma realmente le gusta mamar pollas y lo hace que resucitaría a un muerto). Total, que se me puso a cuatro patas y me pidió que se la metiera por detrás y bueno, que acabamos muy cansados.

Antonio: Pues mira, por lo que veo ella ha dormido muy bien. Por ahí viene y parece muy feliz y contenta.

Jack: Ostras… ni palabra de esto… Si, lo que decía Antonio, que el Real Madrid este año está jugando de puta pena…

Inma: Hola chicos. No me jodais que estais hablando de futbol – mientras Antonio pensaba para tus adentros, no, estábamos hablando de lo bien que comes rabos.

Antonio: Tambien podemos hablar de cine. Por ejemplo de Barbie. Os cuento lo que más me ha gustado de la película: Margot Robbie… joder que buena está.

Inma: Es cierto. Está buenísima. Tengo que reconocerlo. Es un pivón. Es perfecta para el papel de Barbie ¿No te la cascarías en el cine?, ¿verdad? Je, je.

Antonio: Corramos un tupido velo. Pero mira esta foto

Antonio se levantó e Inma se pego pecho contra peso para ver mejor en la pantalla de su móvil la foto de Margot que Antonio le mostraba.

Ese contacto del pecho de Inma, enfundado en un bañador de una pieza de Inma fue tan innecesario, como prolongado. El tacto del generoso pecho de Inma a Antonio le pareció una delicia y mantuvo el contacto durante un buen rato, mientras le mostraba otras fotos de la actriz caracterizada como Barbie.

En ese momento, sonó un móvil. Era el de Jack. Descolgó y se alejó unos metros. Al volver, con cara de preocupación, explicó la llamada.

Jack: Es mi puto jefe. Tengo que ir a la oficina ahora mismo y no creo que pueda volver hasta al menos las 6 de la tarde. Se ha desconfigurado un sistema y es de los críticos. Un besito que me voy. Os dejo. Pasadlo bien. Ciao.

Antonio: vaya, pues nos hemos quedado solos.

Inma: ¿No baja Vero hoy?

Antonio: No. Se ha tenido que marchar a arreglar no se que asunto a casa de su padré. Volverá también después de comer.

Inma: Vaya, tienes razón entonces, nos hemos quedado solos. Pues hoy, no te escapas, tenemos una conversación tu y yo pendiente desde hace tiempo. Aquella que iniciamos aquella tarde en la terraza de aquel bar del centro de Madrid (ver Capítulo 5: Conversaciones sobre sexo anal en la terraza del Centro, relato inicial de esta serie).

Antonio: Está bien, pero si quieres que te lo cuente, tienes que prometerme primero que no se lo contarás nunca a Vero ni a Jack. Seguro que a Vero no le haría que Jack supiera los detalles de su entrenamiento anal.

Inma: Entrenamiento anal. Como suena eso. Está bien. Lo prometo.

Antonio: Pues cojamos las sillas y los periódicos, para disimular, y vamos a las esquina del jardín, bajo la sombra de la higuera. 

Se colocaron con las sillas de piscina frente a frente, mirándose a los ojos, pero “tapados” parcialmente por los periódicos y Antonio comenzó a contar para saciar la curiosisad de su amiga:

Antonio: Todo empezó de casualidad. Faltaba solo una semana para el cumpleaños de Vero y aunque ya le había preparado un regalo que ella ansiaba, un nuevo smartphone, se me pasó por la cabeza mirar algo en un sex shop online. 

En la página de inicio, junto con la típica lencería sexy y los dildos gigantes, apareció un apartado de sexo anal. Lo anunciaban de forma muy llamativa. Antonio siguió contando que le llamó la atención y que de entre los diferentes modelos que tenían, se fijo en un kit de tres piezas, tres plugs anales de tamaño creciente y de aspecto metálico y oscuro, como de titanio.

Antonio recordaba algunos de los comentarios de clientes del sex shop, que daban muy buena puntación a aquel producto. Uno de ellos decía “A mi mujer le ha gustado mucho la sensación morbosa de metérselo mientras la penetro”. Otro decía “Hemos probado varios y este es el que más le gusta a mi chica. Especialmente el de tamaño intermedio, aunque el pequeño está bien para empezar”.

Inma: Vale, entonces, lo compraste, te llegó a casa y ¿Cómo fue a partir de ahí?

Antonio: Pues llegó el día de su cumpleaños. Vero estaba contenta con su nuevo iPhone, feliz por la comida en su restaurante favorito de la ciudad. Llegamos a casa, nos echamos una buena siesta y al despertar, como hacemos bastante habitualmente, comenzamos a magrearnos. Ese día la di un buen masaje, utilizando abundante aceite lubricante. Presté especial atención a su culo. La hice un masaje intenso en toda la zona. Ella gemía de gusto cuando le pasaba mis dedos por toda la raja del culo y cuando estábamos ya a punto de penetración (se me hace evidente cuando Vero levanta las caderas buscando mi mano o mi polla) le dije, espera un segundo.

Sacó una bolsa de terciopelo y le dije, mira lo que te he comprado. Ella se giró, los cogió en su mano y me dijo para mi sorpresa: “muy bien, me gusta mucho. Méteme ahora el pequeño, pero lubricalo bien, por favor”.

Y así lo hice – comentó Antonio.

En ese momento, volviendo a la piscina, la mano de Inma se había “perdido” por debajo del periódico, que a la altura de su entrepierna, se movía ligeramente. Inma se estaba empezando a masturbar con la historia que le estaba contando su amigo.

Inma: Sigue contándome, por favor, que pasó entonces, ¿se lo metiste? ¿le entró bien? ¿le gustó la sensación del metal dentro de su culo?

Antonio: Sigo. Lo has adivinado. Lo lubriqué bien y con mucha excitación lo puse en la entrada de su ano. Empujé suavemente, poco a poco, pero con firmeza, y al instante, ya solo quedó visible el diamante rosa.

Inma: ¿Diamante rosa? Seguro que es muy bonito ¿tienes fotos? Me lo tienes que enseñar

La polla de Antonio estaba también a punto de estallar con la situación, pero siguió contando.

Antonio: Cuando lo tuvo metido, me acerqué a su oído, la besé en la mejilla y le dije, ¿Te ha gustado? A lo que Vero me contestó, para mi felicidad, que si, que era agradable y que le metiera la polla en el coño ya. Ese día follamos con rabia, con mucha excitación, como hace mucho tiempo que no lo hacíamos.

Inma: Ummmm, que bien, debió sentirse llena entre tu polla en el coño y el plug el culo.

Antonio: Lo que si que te puedo decir es que se corrió bien corrida y yo, también. Fue fantástico para los dos. Y eso no fue más que el principio.

Desde entonces, hemos follado prácticamente todos los días, a veces con el plug en su culo, que a mi me pone muy burro verla con el culo putado y a veces sin él, pero con la excitación de saber que a ella le gusta estas cosas tan intimas que tal vez, no todas las tias están dispuestas a hacer.

Inma: Ahí te equivocas. Yo creo, y he hablado con muchas amigas de este tema, que a la mayoría de las tías nos gusta que nos den por el culo, con delicadeza, claro, de vez en cuando.

Y cuéntame más sobre el entrenamiento, que eso me parece también muy excitante – Inma tenía ahora ya las dos manos bajo el periódico y los pezones se marcaban escandalosamente presionando su bañador de lycra.

Antonio: Tras un mes de follarla el culo con el plug pequeño, que era perfectamente de mantener más de media hora metido, mientras la masajeaba, me atreví a meterle el plug mediano. Este tiene un diamante azul. Es considerablemente más grande que el otro y es el que más recomendaciones de utilización indicaban en los comentarios de la web del Sex Shop. 

Me apetecía mucho meterle la polla, porque si ya con el pequeño, aquel coño apretaba, con éste tenia que ser flipante.

Fue una gozada ver desaparecer el plug en su culo. Costó un poco, pero se lo tragó. Con mucha suavidad le completé la doble penetración con mi polla y tras menos de 1 minuto bombeando y empotrando con suavidad al principio y con fuerza después, Vero se corrió tan fuerte que se llegó a mear un poco.

En ese momento, Inma estiró su cuerpo sobre la silla de la piscina, echando su cabeza hacia atrás, abriendo su boca y cerrando fuertemente sus ojos. Se acababa de correr.

Antonio continuó, sin espera a que Inma mediara palabra.

Antonio: llevo ya entrenando a Vero con el plug mediano un mes. Creo que necesitaré al menos un mes más para pasar al plug grande, pero eso ya son palabras mayores, porque es realmente imponente… tiene el mismo grosor que mi propia polla. Será fantástico seguir con este entrenamiento y al final verla disfrutar con mi polla completamente introducida y corriéndome dentro de su culo.

Inma: Estoy empapada. Tengo que meterme ahora mismo en la piscina. ¿Me acompañas?