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 3.315 Lectores conectados [ Comunidad de Cams +18 ]  23.935 Autores | 139.911 Relatos eróticos 
Fecha: 16-Sep-23 « Anterior | Siguiente » en Hetero: Infidelidad

Yrma – esposa infiel

lunatacas
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Madura desatendida... lo mejor que se puede hacer es atenderla Version para imprimir

Yrma – esposa infiel

Conociendo a Yrma

Una vez que se dieron las medidas para poder reestablecer la movilización de personal a los distintos proyectos en el país, se me dio la importante misión de controlar los ingresos de personal, básicamente informando quienes habían dado positivo al dichoso virus y la movilización a su respectiva cuarentena. 

Estando ya en el proyecto, se inició esta actividad, es cuando varios de mis pupilos cayeron con el virus y prácticamente me quede sólo con 2 supervisores de apoyo y era evidente que el cliente iba a pedir un plan de soporte, por lo que la gerencia de obra me dio a escoger entre varias personas para que nos apoyen, nos apoyarían con los informes Yrma y Sofia.

Con ambas en mi oficina, comenzamos a trazar el plan de trabajo y es cuando, Yrma me manifiesta que durante muchos años había sido administrativa del área de calidad, mientras Sofia tenía menos experticia, pero guiándolas y monitoreándolas ambas aprenderían lo suficiente para poder apoyarnos a cabalidad.

Yrma tendrá su 1.65 m., de una silueta envidiable, de buen carácter, cintura marcada y simpática, con 40 años encima, 02 hijos y un matrimonio de 22 años, conversadora y entradora, en mi oficina las conversaciones con doble sentido estaban a la orden del día, se hizo muy amiga de Paola y empatizo con Sofia, las tres se hicieron amigas y contribuyo en el ambiente laboral.

Por falta de habitaciones la asignaron al módulo en que pernoctaba, yo estaba en el 10 y ella en el 13, casi al frente del mío, éramos los únicos ocupantes, después del trabajo se paraba en mi puerta a conversar, cuando veía llegar a Paola, entendía la situación y se retiraba con una sonrisa

De oreja a oreja, nuestro nivel de confianza era tal que me tuteaba fuera de las oficinas y en el trabajo me decía ingeniero.

Debido a temas ajenos Paola tuvo que bajar y hacer trabajo remoto, por lo que Yrma comenzó a molestarme:

-       Lunatacas, te has quedado huachito.

  • ¿Por qué lo dices?

-       Ya pues, no se haga, si hasta mi cuarto se escuchan los gemidos de Paola. 

  • Jajajaja, y tú paras con la oreja prendida toda la noche.

-       Ya hubiese querido que mi marido me haga gemir como Ud. se lo hace a Paola.

  • ¿Explícame cómo es eso?

-       La señorita Paola la pasa tan bien con Ud.

  • ¿Me estas dando a entender qué te quedas con las ganas?

-       Bueno, no lo voy a negar, pero hace tiempo que no se de eso.

  • Anda, no me digas esas cosas

Se quedo en silencio, el sonar de su celular hizo que cortara la conversación, retirándose a su cuarto. Esa noche me quede pensando sobre lo que me había comentado. 

Los días siguientes pasaron con normalidad, no tocamos el tema, hasta que en una chacota en la oficina terminamos hablando de temas sexuales, y preguntándonos cuál había sigo el mejor de todos, cada uno dio su opinión, hasta que llegó el turno a Yrma, quien de manera graciosa dijo que el único que había “tomado” la había caído mal, todos reímos a unisonó.

Ya sin Paola nuestras conversaciones eran más prolongadas, entrados en confianza nos metíamos a mi cuarto o al suyo, y sentado en una silla o al borde de la cama charlabamos sin parar, unaa noche volvió a soltarse y me comento que su marido hacía mucho tiempo que no le hacia el amor como dios manda, que extrañaba sus caricias, sus besos y sobre todo sentirse deseada, a tal punto que sus ojos palidecian, opte por abrazarla y pedirle que se calme, ocultando su rostro procedía a retirarse a su habitación.

Cae redondito

Las siguientes noches fueron casi lo mismo, nuestras conversaciones de alguna u otra manera terminaban en el tema sexual y con Yrma retirándose acongojada. Un fin de semana, salimos temprano y me había llegado de “contrabando” una bolsa de chifles, con su respectiva gaseosa, le hice las señas de que me siga y compartirla, me indico que se acercaría a mi cuarto en unos minutos. 

Tocaron a mi puerta, era Yrma, sonriente y algo nerviosa, pude notar que se había pintado los labios, lo cual es bastante extraño en obra, se me acerco más de lo normal; me pareció extraño su comportamiento, en ese momento no tenía el contexto claro de lo que ocurriría.

Conversamos algo sin sentido y ella se acercaba mucho, hasta que prácticamente estuvimos cara a cara, cerro sus ojos y me ofreció sus labios, sin pensarlo dos veces la bese, su torpeza era notoria, por la falta de práctica, igual continuamos besándonos como adolescentes, poco a poco fue siguiéndome el ritmo.

Reaccioné y sin más rodeos, empezamos a desvestirnos, nos reímos de ver como con tanta prenda encima cualquiera puede desanimarse, pero al final quedamos en ropa interior, pude contemplar sus curvas, a pesar de sus años aun mostraba su lozanía, imaginé que de joven debe a ver sido el deseo de muchos.

La tome de la mano y nos metimos a la ducha, pude escanear su cuerpo y a primera vista resaltaba la enorme pelambrera que sobresalía a su ropa interior, desabroche su sostén y un enorme par de tetas fueron liberadas, las bese y amase a mi antojo, ella saco mi ariete del bóxer, nos duchamos dejándome explorar todos sus huecos y hendiduras, ufffff, su respiración se agitaba, no decía palabra alguna, pellizcaba sus pezones, lo cual la calentaba mucho y arrancaba suspiros en cada jalada, me los metí en la boca, succionando y mordiendo cada uno de ellos, inmensa aureola marrón oscuro, pezones enormes erguidos por la excitación, ufffff, deduje que andaba urgida de sexo y sobre todo de buen sexo.

-       Yrma, que ricas tetas tienes.

  • ¿Lunatacas, te gustan?

-       Claro que sí, son riquísimas.

  • Chúpamelas, son tuyas esta noche.

-       Gracias – Continue comiéndome esas tetotas.

  • Suavemente empezó a masturbarme.

-       Qué ricos pezones.

  • Quiero que me hagas gritar como a Paola.

-       Claro, dalo por hecho.

  • Soy toda tuya Lunatacas.

Salimos de la ducha, limpios y apenas cogimos las toallas, Yrma jalo una silla y se sentó, atrapando con sus manos mi ariete, para tragárselo por completo, ufffff, su lengua sí que era prodigiosa, ufffff, una mamada de esas que solo te dan mujeres duchas en la materia. Lunatacas tienes una pinga deliciosa, muy dura y venosa, sin dejar de mastúrbame, volvió a tragársela, ufffff. Casi me hace venir, tuve que aguantarla.

La conduje hacia la cama, echándola sobre la misma, apreciando su cuerpo, una escultura de mujer, caderas prominentes, tetas grandes, vientre marcado por las estrías, nalgas enormes, la blancura de su piel, resaltando la mata de vellos púbicos, descuidados sin forma, le llegaban hasta los muslos, piernas contorneadas y pies delgados. Tomé una de sus piernas y empecé a besarla dejando un rastro de saliva a su paso; mmmmm, mmmmm, mmmmm – exclamaba suavemente, le acariciaba los pies, que por cierto estaban bien cuidados, pase al a otra pierna ignorando su sexo, que aún no había descubierto ya que yacía tapado por la prominente pelambrera, ufffff, la voltee para poder atacar sus blancas nalgas, obviamente los cuarenta y tantos años no habían pasado en vano, pero eso no me importa, después de deleitarme con sus piernas, bese sus nalgas, las mordisquee, lamí la hendidura entre ellas para encontrar su tesoro oculto, respire profundo para captar su aroma, y clave mi boca en él, bese suavemente y un beso negro prolongado, la hizo gemir nuevamente, mmmmm, mmmmm, mmmmm, me dedique largos minutos a deleitarme con su arrugado y marrón agujero, mi lengua hizo mella en su interior, tratando de profanarla lo más posible. Mientras ella ya tenía metida una mano en su vulva dándose placer sola.

Innumerables besos negros, ni me cansaba de meter la lengua en su agujero, ufffff, le arrancaba prolongados gemidos; la voltee y abrí sus piernas, hundí mi rostro entre las mismas y respire profundo, quedando inundado mi cerebro con el olor de su sexo, sumado al de su oscuro agujero, mi cerebro quedo impregnado de sus aromas, ufffff; separe su pelambrera y sorpresa grande la mía, una pequeña rosa en su interior, labios pequeños, rosados y briosos. Metí mis dedos para dedearla, ufffff, ya estaba mojada, la calidez de su interior es indescriptible, mmmmm, mmmmm, mmmmm – exclamaba Yrma. Hundí mi rostro y mi lengua hizo todo lo que debe de hacer uno en esa situación, lamiendo, mordisqueando, besando, en respuesta ella me jalaba el cabello hacia atrás, ahhhhhh, cabrón que me estás haciendo, continue con mi labor, mi lengua invadió su interior, saboreando sus jugos vaginales, Lunatacas, que bien se siente, no te detengas, mmmmm, mmmmm, mmmmm, atendí el clítoris debidamente, mis dedos separaban sus labios mayores para poder profanar más su vulva, por acto reflejo ella levanto las caderas, situación que aproveche para lamer su oscuro ano, sin dejar de atender el perineo, ufffff, hice que levante sus piernas. ¡Qué ricas nalgas tienes! – exclame para volver a lo mío.

Minutos que se volvieron eternos, degustando de su sexo y de su arrugado ano, esa rosada flor, ya mostraba los labios separados, con un capullo que dejaba ver un brilloso clítoris, Yrma tomo mi rostro con sus manos y me halo hacia ella para besarnos, ufffff, su mano tomo mi ariete y lo dirigió a la entrada de su rosada flor, solté sus labios y busque a mi alrededor la cajita donde guardo los preservativos, Yrma intuyo lo que buscaba, suavemente halo mi rostro, Lunatacas quiero que me lo hagas a pelo, no tengo nada con nadie, mi marido apenas me toca y quiero sentir tu leche cuando me llenes la concha, es más quiero saborearla, acto seguido me envolvió con sus piernas y atrajo hacia ella, ofreciéndome sus tetotas, ufffff, tomo mi ariete y se lo restregó entre sus labios, poco a poco la fui penetrando, sentía como su interior cedía, su calidez era indescriptible, los bombeos vinieron solos, Yrma se amasaba las tetas, las ataque una a una, mordiendo, succionando, besando y amasando, sus piernas me rodearon por la cadera y el vaivén fue incrementando, mmmmm, mmmmm, mmmmm – sus gemidos apenas perceptibles, podía sentir como s mojaba cada vez más, al punto que no tenía resistencia alguna, no dejaba de besarme y gesticulaba palabras inentendibles.

Al momento de penetrarla pude ver el gesto que hizo al sentir el invasor, ufffff, eso me encendió sobre manera, poco a poco fuimos acompasando la penetración, no dejaba de besarme y sus piernas buscaban la posición precisa, acomodaba el cuerpo en búsqueda de la posición precisa para sentir mejor la penetración, nuestras miradas se cruzaban cómplices al besarla ella cerraba los ojos y como que ajustaba más mi ariete. 

Yrma estaba en búsqueda de la posición precisa para sentir mejor la penetración, por lo que recogió sus piernas y pidió que use mis codos para retenerla, aquí fue donde apretaba más, sentía como sus paredes se abrían a cada embate, mmmmm, mmmmm, mmmmm, clavaba sus uñas en mis brazos, me acomode para poder penetrarla con más fuerza, logrando quedar en una exigida posición, ufffff, Yrma estaba prácticamente doblada, pero disfrutaba cada embestida como poseída, no decía nada sin embargo sus ojos mostraban la lujuria a tope, apreciaba más como gesticulaba, como blanqueaba los ojos, la expresión de placer en su rostro, su reacción a cada embate, ella se agarró de la cabecera, sigue así, Lunatacas, me estas partiendo, sigue así, me estas partiendo – gimoteaba en algún momento dado.

Esta posición te invitaba a un piernas al hombro, donde su concha ajustaba a más no poder, ufffff, que estrecha esta tía, como quemaba, ufffff, mientras a cada embestida me agarraba con fuerza de sus tetotas, pellizcaba sus pezones, y en mi torpeza le amasaba las tetas, el plop, plop, plop del chocar de nuestras caderas hacía eco en la habitación, Yrma se mordía los labios para resistir cada choque, clavando con más fuerza sus uñas en mis brazos, sin dudarlo el deleite en estos momentos era mutuo.

Luego de unos minutos intensos al hombro con sus variantes, cambiamos a perrito, Yrma se agarró de la cabecera y meneando sus caderas mostraba ese apetitoso trasero, la vista era espectacular, una pera blanca hermosa, resaltaban sus vellos púbicos, acomode mi ariete y ella solo se lo clavó, mmmmm, mmmmm, mmmmm – atino a exclamar, azote sus nalgas hasta dejarlas marcadas por mis manos, notándose lo rojizo sobre la blancura de su piel. Aquí es cuando note que no estaba ante cualquier dama insatisfecha, contorneaba las caderas, sentía como succionaba mi ariete, ufffff, que tales movimientos, ufffff, plop, plop, plop, retumbaba la habitación por el continuo chocar de nuestras caderas.

Imagine por un momento a Yrma en sus años mozos, con ese enorme trasero, blanco, formado, la cantidad de miradas que debe de haber atraído, mi mente voló, en ese momento solo atine a meter el dedo para tantear si se dejaba o no, aunque siendo francos cualquier mujer se va a dejar hacer si sabes cómo llevarla.

Con sus nalgas marcadas por los azotes que le daba, con mi dedo entrando a su arrugado ano, entendí que si estaba dispuesta a recibirme por su profano agujero, pero la vista inigualable, las contracciones de la vagina de Yrma, la calidez de sus interior y sus contorneos, me volvieron a la realidad y al cabo de unos minutos, sentía como la base de mi cerebro se iba cargando, sentí el recorrer de la inminente descarga eléctrica por mi espina dorsal, para terminar inundando con mi esencia el interior de mi amante de turno, ufffff, Yrma al percatarse por mis bufidos, apretó más su vulva y no dejo de hacerlo hasta que caí rendido sobre su espalda; acto seguido me dejo caer como paquete sobre la cama para coger mi ariete y masturbarme, antes de perder la erección se lo metió en la boca, succionando, lamiendo  y besando, ufffff, que tal mamada que me aplico, no dejo rastro alguno de semen en la zona, luego su lengua se dedicó exclusivamente a la cabeza de mi ariete, ufffff, que señora el felatio duro casi 10 minutos, dejando apto para el segundo round.

Aquí fue cuando note que ella no había alcanzado el clímax, cuando quise preguntar ella me puso el dedo en los labios, Lunatacas, soy silenciosa, aunque te parezca mentira he llegado varias veces, sonriente comenzó la cabalgata sin cesar y con amplio conocimiento del tema, ufffff, prácticamente me acomodo la cadera, ufffff. 

Esa noche, lo hicimos un par de veces más, luego nos dedicamos a acariciarnos y demás mimos, luego me explicaría cuando fue que llego: el primero fue en el misionero, el segundo cuando me tenías las piernas recogidas entre los codos, el tercero fue al hombro cuando pegaste mis pies a tu pecho, al final fua prácticamente uno por cada pose… eso en cierta forma me desconcertó porque no tuve ni la más mínimo idea de cuándo había alcanzado un orgasmo, pero en fin, prestare más atención a los detalles.

Yrma se hizo recurrente a mi habitación, pasamos muchos momentos juntos, cuadramos nuestras guardias para estar juntos, ayudo mucho que Paola ya no subiría y con el transcurrir del tiempo la he llevado a 02 obras donde estoy a cargo, y la hemos pasado muy bien. 

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