INTRODUCCION A: INFIEL POR MI CULPA. PUTA POR OBLIGACIÓN.
— « ¿Que se toma? ¿Whiskey? Ahhh, mentiras, mentiras… ¡Ya sé! Una cerveza fría y rubia, como él. —Asentí, sin apartarle la mirada. ¡Sin sonreír!
—Seguro que después de hablar con él, —negué con la cabeza— ahora pensará que soy una puta. ¡Una malparida perra a la que le importó un culo, romperle al esposo su corazón! Más o menos como lo hizo su ex mujer con usted. —Me eché hacía atras en la butaca.— ¡Sí. Lo sé! A mi marido se le escapó el comentario una noche que regresó un poco pasado de tragos por estar festejando con usted, haber concretado la compra de unos camiones nuevos. Pero tranquilo, no estoy aquí para juzgarlo o menospreciar su situación. Lo cité aquí para que usted escuche mi versión, y por intermedio suyo, mi marido me dé la oportunidad de confesarle todo y obtener su perdón. Ayúdeme por favor, nadie más ha querido hacerlo o decirme donde lo puedo encontrar. Pero sé que usted...».
Escribir se convirtió para mí en un sano vicio y en una sensación de tranquilidad que exorcizó mis demonios, y se convirtió con el tiempo en un hobby habitual al expresar por escrito mis vivencias, con sus subidas y bajadas de ánimo. La lectura desde pequeño contribuyó, –aparte de ganar conocimiento– a dejar volar mi mente y conocer paisajes y culturas diferentes, a entender que en todas partes, por la traición se sufre igual.
Como lector de esta y otras webs, me sirvió para comprender que lo que a mí me sucedió, no era exclusivo ni una especie de maldición personal. Muchos como yo, (hombres) hemos sufrido por parte de las mujeres, traiciones y engaños, a pesar de amarlas sin reservas y de entregarles todo a manos llenas. Escribir literatura erótica, produjo en mi interior al comienzo, algo de temor y en mi rostro con seguridad bastante sonrojo. Pero fue tan solo al inicio, pues gracias al apoyo virtual de muchos autores y lectores, de acá y de por allá, logré normalizar mi situación racional y sentimental.
Decidí escribir con la naturalidad que siempre me ha rodeado, y amparado en el virtual anonimato, me decidí a poner a prueba mi talento para describir escenarios, plantear argumentos y conformar entre los personajes que viven en mis recuerdos, los diálogos cuerdos y otros un tanto alocados, detallando lo mejor que he podido, la cotidianidad de mis días con ellos, y trasladar a las letras, mis remembranzas buenas, y las malas por supuesto, como practica rutina para liberarme del dolor que ataba mis intimas creencias y mis particulares aflicciones.
Voy aprendiendo de los grandes autores, mujeres y hombres que de manera profesional o aficionada, han escrito en estas páginas, con tantas categorías disponibles para disfrutar de tan variadas experiencias con sus miles de relatos. Y hablando de historias, una tarde de un mayo algo lejano, al salir a la calle me topé de frente con la espalda desnuda y tatuada, de una joven mujer paseando a su mascota y que me remontó a un pasado pleno de claroscuros, donde un recientemente hombre traicionado por el amor de sus sueños, recibió por culpa del destino, el tropezón de un reciente ciego, que tampoco supo cómo ni desde cuándo, el mundo se le vino encima. Y como me suele suceder, perseguido por los finales, la inspiración para escribir me llegó de atrás para adelante.
El reto que me planteé, fue no caer en lo tradicional ni en lo básico, saltándome los manidos clichés mientras pudiera, y las frases tan repetidas para no malgastar el tiempo, desde la óptica poco trajinada de aquella mujer que traiciona y que lastima, al revelar sus pensamientos y enseñar al lector sus emociones, según cada decisión tomada. Erradas en muchos casos, obligada en otros tantos.
Los porqués son importantes descubrirlos, pero mucho más, escuchar para sanarnos. Para que sus razones sean finalmente piezas fundamentales con las cuales armar el rompecabezas y superar las tristezas o el agobio, logrando una calma que solo se consigue al transitar por el camino de la verdad que nos ha sido ocultada, aunque en el transcurso de la revelación, se nos mortifique el alma.
También debía esforzarme por diferenciar lo erótico de lo pornográfico, siguiendo el estilo elegante y prudente de la autora que me inspiró con su historia. Un poco de dulce y otra pizca de sal para mantener un equilibrio. Aprendí a expresar pensamientos y redactarlos junto a Lola, Estrella de las Nieves, Gárgola, Lara, Sandra1282, Fernando, Musa, Turista, Randor, Economista, Requiem, CVelarde, Tanatos, Fran, Paulo_Ziv, bajolassabanas... ¡Y tantas y otros más!
Espero haberlo logrado, y esa respuesta solo la obtendré de ustedes por intermedio de sus comentarios. El gran reto tal vez, en mi condición de hombre, era formular los sentimientos y el pensamiento de aquella atribulada que me buscó para servir de puente, entre la arrepentida mujer infiel y el descorazonado cliente y amigo, que sin pedírmelo, me convirtió en su paño de lágrimas. ¡Otro soldado herido en combate!
Y la historia de este breve viaje a una isla en el caribe, para conseguir el perdón y el olvido, se las narro desde mi posición de Celestina confidente, esperando que disfruten a su manera, de una extensa revelación a pesar de lo tardío, e igualmente a través del dolor compartido por lo perdido. ¡Varios pares de ojos ya conocen parte de esta historia, más desconocen al igual que yo, su verdadero final!
Agradezco sobremanera la colaboración de Cristina, quien desde las estrellas sobre sus nieves, y en el comienzo de mis memorias hace demasiados meses atrás, –recopilando los recuerdos en varias servilletas robadas en una cafetería, tras beberme varias tazas de oscuro café con dos bolsitas de azúcar– me ha aconsejado, corregido, puntualizado, controvertido y hasta alabado, aguantando mis extensas entregas. Es una gran mujer, una excelente autora y una incondicional amiga a la distancia, en aquella otra orilla tan cerca de su mar, muchos metros por debajo de mi elevada sabana, ubicada 2600 metros más cerca de las estrellas.
-.Freddy
