PARA MIS LECTORES:
Tanto en la vida como en la escritura, hay momentos en los que me gusta salir de mi zona de confort para probar cosas nuevas, quizá sea de su agrado como quizá no, simplemente me apeteció intentar crear esta historia, con la esperanza de contar con su apoyo, como siempre estoy abierta a sus opiniones y sugerencias.
Un Hombre Lobo en la Ciudad
CAPÍTULO I: UNA VIDA SOLITARIA
Cristina es una mujer de treinta y tantos dedicada de lleno a su trabajo como una de las directoras de obra de una importante empresa constructora, es una hermosa mujer de labios prominentes, ojos con una linda forma felina de mirada pícara, piel canela, delgada, senos redondos, cintura estrecha y nalgas paraditas, su cabello es largo y ondulado, color castaño con pequeños reflejos, siempre impecable, es de las más exigentes en su trabajo y su dedicación ha rendido frutos, ganando la confianza de los directivos de la empresa al punto de ceder un pequeño porcentaje de acciones a su nombre. No le gusta llamar la atención, por eso en la oficina usa trajes y blusas que cubren su hermosa figura, lentes anchas y cabello recogido, poco maquillaje, sin embargo, en los eventos sociales de la empresa y con el reducido círculo de amistades suele impactar pues verla es un gran contraste con respecto a su look de trabajo. Quienes están encantados con ella son los obreros puesto que para inspeccionar los proyectos de construcción usa ropa más informal como jeans ajustados, camisas y botas de seguridad, ella ha notado a más de uno comérsela con la mirada al verla llegar, pero manteniendo siempre su carácter fuerte y evitando chismes y demás, aunque trata muy amable a sus subordinados siempre guarda la distancia evitando darles más confianza de la necesaria. Su vida amorosa ha sido un misterio desde que se fue y regreso de España una breve temporada de la cual ni a sus más íntimas amigas ha querido hablar.
Diana: Buenos días sra Cristina aquí le entrego el nuevo proyecto en las afueras de la ciudad lo veo sencillo, pero quería contarle algo interesante
C: ya sabes que no me gustan los chismes Diana
D: ay jefecita no es un chisme, son comentarios de las razones por las que otras empresas renunciaron a este proyecto y por qué nos pagaran tan alta cantidad si es una simple ampliación y remodelación de una vieja casa
C: se que no me dejaras trabajar tranquila hasta contarme, así que dime de una vez y no perdamos más tiempo
D: bueno la última empresa comentó que todos los obreros que se habían quedado hasta tarde en la noche escucharon ruidos extraños como aullidos y uno de ellos está desaparecido, se asustaron tanto que dijeron que no podían volver a esa casa, además de que el dueño es muy exigente y mal humorado, un tipo grosero e incluso agresivo
C: escucharon unos ruidos y salieron corriendo como gallinas, lo veo como excusas, y qué si el señor es malhumorado, ¿algo más?
D: que ya es la cuarta empresa que se retira de la casa, son las mismas quejas tienen meses en esto
C: y qué han dicho nuestros trabajadores, muéstrame el reporte y mientras leo dame un resumen (tomo la carpeta con el informe de los supervisores)
D: bueno ninguno ha querido quedarse hasta la noche, el dueño tampoco lo han conocido pues quien los atiende es uno de sus empleados y dicen que para cuando llegan ya se ha ido.
C: Bueno ya tienen una semana allí, los veo muy atrasados si los trabajos son sencillos y han seguido mis indicaciones ya deberían haber avanzado un poco más. Iré mañana mismo, necesito que llames al cliente y le informes que me reuniré con el mañana mismo.
D: aja, pero y si dice que no puede, es que es un hombre muy ocupado tiene varias empresas en la ciudad y a nivel nacional se la vive fuera de casa
C: te recomiendo que hagas tu trabajo Diana, no quiero más excusas, contáctalo y dile que iré mañana a las 9 en punto que me haga una cita para esa hora, espero que para la tarde ya tengas una respuesta para mí Diana
D: lo haré voy volando
El día transcurrió normal, Cristina se reunió con uno de sus jefes quien le recalcó lo importante que era este cliente para la empresa pues si todo salía bien podrían ocuparse de varios proyectos del grupo de empresas que dirigía. Cristina terminó su día como siempre, regresó a su pequeña pero cómoda casa, en un conjunto residencial en los límites de la ciudad al otro extremo de la ubicación de la mansión del Sr. Duarte. La compró al regresar de España, la decoró y arreglo para su gusto y el resto del dinero que trajo consigo lo uso para comprar su carro un modelo sencillo pero práctico para su trabajo y un pequeño fondo para su futuro retiro, ese fondo se ha ido incrementando gracias a las pequeñas ganancias que obtiene por sus acciones en la empresa, son modestas, pero las ha ido guardando creando un pequeño capital que rara vez suele tocar.
Al día siguiente se levanta muy temprano toma un baño rápido, sigue su ritual de belleza matutino, se coloca un pequeño conjunto de ropa interior se mira al espejo y como cualquier mujer detalla esas pequeñas imperfecciones que la hacen única y mira ese tatuaje un pequeño lobezno en su cadera derecha, lo acaricia como si al tocarlo reviviera la historia que guarda cada pequeño punto de tinta en su piel, agita su cabeza para bloquear esos recuerdos y termina de vestirse, una camisa negra de botones y unos jeans ajustados a la cintura, sus fieles botas de seguridad, recoge su cabello y se coloca sus lentes, un poco de perfume y un maquillaje casi imperceptible, desayuna y sale de allí con la carpeta y los planos con su casco en mano.
Al otro lado de la ciudad Sebastián Beltrán un hombre de 38 años de 1,85 de estatura, 90kilos de peso, un cuerpo bien formado por su dedicación a los deportes extremos y el gimnasio que tiene en casa, ojos color miel, barba recortada con unas facciones muy masculinas, cabello negro, espalda ancha, abdomen marcado, cicatrices en su pecho y espalda forman parte de su historia, viste su traje azul marino que resalta con el color de su piel de un bronceado natural. Desayuna mientras revisa en su teléfono las últimas noticias de economía internacional y nacional.
S: Pedro, ¿a qué hora llega el director de la obra?
P: a las 9am en punto indicó su asistente
S: espero que sea puntual, hoy tengo varias reuniones y no quiero perder mi tiempo (mira su reloj solo falta un cuarto para las 9)
A las 9 y un minuto más llegó una molesta Cristina, el tráfico estaba insoportable, tomo sus papeles y el casco, por el intercomunicador del portón le indicaron que podría pasar y entró a aquel terreno de un par de hectáreas con un camino asfaltado con grandes árboles a los lados y al final aquella gran mansión con estilo francés, al fondo se veían a los trabajadores quienes al ver llegar el carro estaban entre emocionados de verla y nerviosos pues aunque era una mujer muy linda, sabían que estando allí no podrían perder el tiempo y estarían a su paso. Era muy atenta a sus necesidades en cuanto a condiciones laborales, comida, remuneración incluso se aseguraba de ayudarlos cuando tenían problemas familiares, médicos y personales, pero siempre con distancia y seriedad, una barrera que ella creo desde el primer día, por eso era la única mujer de la empresa a la que verdaderamente respetaban.
P: buenos días, esperábamos..
C: un hombre
P: bienvenida, el sr. Duarte la espera en el despacho siga por ese pasillo la primera puerta a mano izquierda
C: gracias, es muy amable
P: ¿gusta una taza de café?
C: si
P: siga al despacho, enseguida se lo llevo
En el despacho Sebastián leía algunos informes de sus empresas mirando el reloj, un hombre metódico con el tiempo, la organización, la limpieza, los detalles, muy meticuloso, voltea a la puerta y entra una mujer desconocida.
C: Buenos días Sr. Duarte, mucho gusto soy la directora de este proyecto
S: Creí que sería un ingeniero, me dieron muy buenas referencias sobre usted, pero no esperaba una mujer
C: entiendo, bueno lamento no ser de su equipo, pero le aseguro que mi trabajo es igual de bueno que cualquier otro ingeniero que conozca
S: espero que su trabajo incluya cumplir con las horas pautadas, se ha atrasado cinco minutos
C: Tiene toda la razón, no volverá a pasar, permítame mostrarle los planos quiero que me indique los cambios que mencionó a mi asistente para evaluar si es posible realizarlos en el tiempo que solicitó
S: adelante colóquelos sobre la mesa
Cristina tomo los planos los extendió en la mesa, estuvieron un rato entre detalles hasta acordar el plan de trabajo de lo que serían tres meses de arduo esfuerzo, Sebastián no pudo evitar sentirse impresionado por la las habilidades de Cristina, tomo su laptop realizó los cálculos se comunicó con su asistente para que volvieran a imprimir y le llevaran los nuevos planos, de repente una brisa soplo y en ese momento ambos sintieron el aroma del otro, Sebastián más que ella gracias a una habilidad especial, ese aroma quedaría grabado a partir de allí con fuego en su mente y su cuerpo. Cristina sintió ese olor masculino Sebastián al notar la expresión de aquella mujer pensó “mis feromonas haciendo lo suyo”.
C: bueno señor Sebastián, mi jefe me ha informado su solicitud al parecer no está muy contento con el trabajo del supervisor que dejé a cargo, así que hemos decidido que estaré al tanto de este proyecto personalmente, vendré a diario para garantizar que se cumpla este plan que hemos modificado, ¿qué le parece?
S: me parece perfecto, necesitará algo más
C: no, ya me pondré de acuerdo con mis chicos
S: vaya tiene confianza en ellos aun así se ha sorprendido con mis comentarios
C: esperaba algo de lo que ha comentado, pero no perdonaré las faltas en las normas de seguridad soy muy exigente con ello, no se preocupe los tendré al corriente y derechitos, no se repetirán las irregularidades
Pedro entró al despacho acompañado de dos de los hombres de la obra.
P: señorita aquí le traigo su café, el ingeniero Gutiérrez y el sr. Pérez solicitaron verla
C: gracias es un amor, ustedes dos vamos afuera hay un par de cosas que debo comentarle
S: pueden quedarse aquí
C: gracias sr. Duarte, mi lugar y el de los chicos es en la obra, no quiero interrumpir su rutina, aunque si llegamos a necesitar un área de su casa se lo informaré, con permiso
Cristina se reúne con en la extensión señalando todos los errores que encontró en el pequeño recorrido y ante la vista del grupo de obreros donde dos no paraban de mirarla de forma morbosa, esas miradas no pasaron desapercibidas para Cristina, quien en su mente ya había ideado una lección que serviría de correctivo para esos dos y para los demás.
P: definitivamente me gusta esa mujer para usted
S: jajaja te golpeaste la cabeza antes de traer el café
P: a usted también le gusta, aunque lo niegue, nunca le ha ofrecido a nadie un lugar en esta casa
S: solo quiero que terminen rápido y se vayan, ella no es mi tipo, mirala como se viste, no definitivamente no mi tipo
P: exactamente, por eso es perfecta, su tipo suelen ser jovencitas descerebradas que solo piensan en su imagen y por su puesto en dinero, las usa y las tira, incluso desde antes de lo que pasó, era así las mujeres le llovían y ahora con lo sucedido le es más fácil
S: ¿cuál es tu punto?
P: mi punto es que usted se siente atraído hacia ella y por lo que he notado sus feromonas no hicieron mucho por usted, eso lo ha intrigado, además usted y yo sabemos que esta es una mujer madura inteligente y es hermosa, un diamante escondido diría yo, aunque no quiera reconocerlo, es la primera vez que tendrá que correr detrás de la presa
S: estoy perdiendo mi tiempo aquí tengo varias reuniones, será mejor que me vaya
P: está bien señor estaré al pendiente de la obra
S: si mejor ocúpate del trabajo y yo me ocupo de mis asuntos
Al salir del despacho Sebastián no pudo evitar mirar desde lejos a aquella mujer, incluso una sonrisa de admiración escapó de su rostro al verla dirigir todo el trabajo y como aquellos hombres simplemente hacían y deshacían de acuerdo a sus ordenes, sin duda no era el tipo de mujer con la que siempre se había relacionado, esas féminas muy bien arregladas, maquilladas, en tacones y demás, pero aun así había cierta sensualidad en esos ojos que lo cautivaban y notaba que ese detalle no pasaba desapercibido para aquel ingeniero supervisor que la miraba casi babeado. Con eso en mente, Sebastián salió de su casa directo a las empresas hacer su ronda de reuniones, dirección y demás que tenía agendada, pero era un día distinto porque entre una actividad y otra se encontraba un poco distraído, algo que hasta su secretaria le comentó en un par de ocasiones que lo observó mirando a la nada.
Mientras tanto Cristina había puesto manos a la obra cuidando cada detalle que su descuidado supervisor dejó pasar.
C: Gutiérrez ahora que estamos solos puedo hablar con más calma, ¿me puedes explicar qué te pasa? ¿cómo es posible tanta mediocridad en una semana? ¿sabes cuanto tiempo y gasto nos costarán tus pequeñeces como les dices?
G: Inge solo queríamos terminar rápido consideré que esos detalles no eran importantes
C: nuestro trabajo es prestar atención a los detalles, porque esos detalles le pueden costar la vida a personas inocentes, si en el tiempo que tienes trabajando conmigo no lo has aprendido, no creo que puedas avanzar mucho en esta empresa
G: no me diga eso, yo solo quería
Juan: Ingeniero ¿me mando a llamar?
C: si, quiero saber por qué contrataste a esos dos tipos de allá sin consultarme
J: la idea fue del ingeniero Alejandro aquí presente, quería que termináramos rápido y no tener que quedarnos en la noche por los rumores, y bueno ya mañana comienza la luna llena del mes y ninguno quiere quedarse porque dicen que el hombre que se perdió lo hizo en una noche de luna llena
C: (pasando su mano por la frente en un gesto de estar a punto de comérselos vivos y querer estallar) escúchenme bien, se acabo el relajo, creo que los he ayudado a ambos y esperaba de ustedes un poco más, Gutiérrez ya se te olvido que fui yo quien te ayudo con tu maestría y a sr Pérez se le olvidó todo lo sucedido con su familia, cada vez que trabajen conmigo en un proyecto piensen que cada cosa que hagan puede afectar la vida, la carrera y la familia de alguien más, su trabajo es importante, ustedes me representaban y me han dejado mal, esos dos tipos estarán a prueba sr Pérez y le aseguro que no tendré contemplaciones para despedirlos si lo considero necesario
J: usted sabe que yo la aprecio por todo lo que ha hecho, haremos lo posible para que ya no este tan brava
A: por favor no me vaya a botar
C: vayan a trabajar debo hacer unas llamadas estaré en este rincón que será mi oficina por estos tres meses gracias a ustedes
Obrero: mírala es una amargada seguro está falta de guevo eso es todo
Obrero 2: a las perras como esas hay que enseñarles quien manda, si se me resbala me la cojo
Cristina solicitó una investigación de los nuevos obreros y cuando regreso Diana con los reportes se acercó hasta donde estaban
Obrero: buenos días jefecita hermosa
C: para ustedes soy la ingeniero Mendoza
Obrero 2: la llamaremos como usted quiera (miraba los senos de aquella mujer con descaro llegando incluso a pasarse la mano por la entrepierna)
C: este comportamiento no lo pienso tolerar
Los dos obreros se acercaban y justo cuando el Sr Pérez iba a interrumpir Cristina soltó un puño dejando al hombre en el suelo.
C: hace mucho que se defenderme, están despedidos no quiero verlos ni aquí ni en ningún otro sitio, ah y les recomiendo que no se les ocurra amenazarme porque aquí tengo un informe de todas las bajezas que han hecho, a diferencia de sus víctimas anteriores yo si tengo un par de amigos que no dudaran en ponerlos en su lugar, aquí tienen sus cheques de liquidación váyanse inmediatamente y recuerden que yo no amenazo en vano
J: inge pero qué paso
C: te diré que pasó, ese par están siendo buscados en otros estados, por robo y violación, gracias a ti tendré que cambiar las cerraduras y alarma de mi casa porque no dudo que busquen hacer una visita, te dije que debías consultar conmigo al contratar a personal, me han faltado al respeto no lo podía dejar pasar
J: disculpe el mal rato, me siento mal por usted
C: tranquilo, espero que hayas aprendido
D: te traje los informes que pediste jefa, debes firmarlos para entregarlos a la presidencia son urgentes
C: déjame leerlos y ya te los firmo, por favor encárgate de traer la comida para todos
D: pero si ellos traen su comida
C: en los costos incluí su comida Diana, eres mi asistente encárgate de que llegue la comida sin objeciones
D: esta bien, ¿pido algo para usted?
C: si lo que sea
El día transcurrió con normalidad, los obreros quedaron una vez más impactados con la actitud de su jefa, era una mujer de armas tomar, los comentarios de lo sucedido llegaron a oídos de Pedro que cada vez se convencía más de que el destino uniría a ese par quisieran o no.
P: mire la hora que es no ha comido nada
C: cuando trabajo se me pasa el tiempo y me olvido hasta de comer, gracias por preocuparse estoy bien
P: si me permite ya es bastante tarde y creo que puede tomarse unos minutos, le parece si le preparo el despacho arreglaré su comida son casi las 4 de la tarde, allá comerá con calma y despejará la mente, hágame caso
C: bueno, solo porque usted me comentó que el sr Duarte llegara hasta tarde, no quiero incomodarlo
P: perfecto
En el despacho Cristina observó la biblioteca le encantaban los libros y podía ver que habían libros de toda clase pero un detalle llamó su atención, había una gran cantidad de libros sobre lobos, hombres lobos y licantropía eso la sorprendió un poco tomo uno leyó sobre aquellas historias de hombres que se convertían en lobo en noches de luna llena, pensó que quizá por esto sus obreros estaban preocupados y se sonrió, regresó el libro a su lugar y tomo uno de una de sus escritoras favoritas no pudo evitarlo abrió sus páginas y con el libro en una mano comenzó a degustar su comida, estaba tan abstraída en la historia que no notó la presencia de Sebastián.
S: le gusta leer
Cristina se sobresalta: perdón lo tome sin permiso, ya lo regreso
S: Agatha Christie, que opción tan peculiar
C: me gusta como escribía, novelas de suspenso y de detectives, para seguir sus historias debes estar al pendiente de los más mínimos detalles sino nunca darás con el asesino, lástima que su vida personal resultara un poco triste.
S: tengo todos sus libros, puedes leerlos cuando gustes, solo procura no desordenar mi biblioteca (dijo organizando los libros tal como los había dejado)
C: será mejor que me vaya (se levantó tomando el plato y el libro, al girarse no se percató de que Sebastián estaba allí tropezaron y el la tomo en sus brazos, una especie de corriente eléctrica paso por el cuerpo de ambos, se miraron a los ojos por un instante)
P: mm Srta Mendoza la llama su asistente
C: voy para allá, dejaré el plato en la cocina, aquí tiene su libro sr Duarte (salió de prisa casi obligando a su cuerpo a reaccionar)
S: Ire a darme un baño, mejor no digas nada
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Pedro, las cartas estaban echadas era cuestión de tiempo para que las cosas tomaran su curso. Cristina les dio el visto bueno a todos para que fueran a sus casas quedando en cumplir con el horario y plan, le dio la cola a Diana hasta su casa quien todo el camino no paraba de comentar lo papasito que estaba el cliente que no podía creer que fuera el mismo tipo del que le habían hablado, decía que no perdería la oportunidad de ir más seguido si ella se lo permitía, Cristina casi no prestaba atención a la conversación solo podía pensar en aquellas manos que la tomaron con fuerza para que no se cayera, aquel olor y aquellos ojos color miel, dejó a una Diana extrañada por su actitud en casa y ella continuó a la suya.
Cristina dejó las cosas del trabajo en el mueble y se fue a su habitación, se quitó la ropa y se metió a la regadera, sentía su cuerpo caliente abrió el agua fría y ese contraste le gustó, mientras se enjabonada volvió a pensar en aquel hombre, cerró sus ojos recorriendo su piel con sus manos, imaginando que eran las manos de aquel hombre, imaginando que la abrazaba desde atrás y era el quien rozaba sus pezones, mientras besaba su cuello, que apretaba sus senos mientras rozaba su pene entre sus nalgas, que sus manos bajaban hasta su vagina y acariciaba su clítoris, que aquel pene de a poco se abría paso en su vagina para embestirla con fuerza, Cristina se estaba masturbando por primera vez después de mucho tiempo, comenzó a jadear hasta gemir, metiendo uno y luego dos dedos, que entraban y salían, primero despacio y luego con más rapidez, cada vez más llenos de sus jugos, el orgasmo no se hizo esperar…
Al otro lado un Sebastian se encontraba pensativo en su despacho con el libro que estaba leyendo aquella mujer, abrió su laptop y comenzó a investigarla mientras más la investigaba más se fascinaba, pero algo notó un espacio vacío de dos años, “algo pasó, algo importante” dijo para sí…
Continuará